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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
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Papeles del Psicólogo, 1984. Vol. (18).




PARA LEER A FOUCAULT

RAFAEL GARCIA VILLANOVA ZURITA

En este artículo se prestará interés sobre alguno de los términos presentes en la obra de Foucault con el objeto de aclarar algunos que él emplea en el tratamiento de los temas que aborda y facilitar su comprensión. Los términos en cuestión son, por ejemplo: la positividad del discurso a la que él se refiere y que resulta crucial para comprender el método arqueológico que utiliza. La voluntad de verdad, tema afincado en Nietzsche y que es revelador. El positivismo como un sistema filosófico al cual se sentía vinculado por ciertas razones, y otros.

En principio cualquier referencia al tema -poder- que hagamos, no podrá entenderse sin entender primero que este es un sentido en el que las cosas se muestran, un sentido que no conduce a algún sitio, pero que si es la muestra de como la sexualidad, la política, la economía, la pedagogía, etc., siguen un proceso concreto frente al resto de los posibles. ¿Hay alguna posibilidad por tanto de referirnos al poder del que habla abarcándolo por completo con nuestras palabras? ¿Podremos al analizarlo colocarlo en el portaobjetos transparente de las intenciones de objetividad? o por el contrario, ¿hablaremos tanto del poder como a través del poder cuando lo estudiemos? más bien esto último. El poder está presente en el discurso, cualquiera que este sea y esto es lo que hace posible localizarlo y señalarlo en su presencia, dar cuenta de él aún a sabiendas de que con ello quebramos el principio de objetividad según el cual objeto y sujeto están separados y no se incluyen. Todo esto multiplica la dificultad de hacer un análisis que lo explique totalmente, pero sin embargo tampoco él lo conocí en su esencia, tuvo que limitarse a señalarlo y decirnos: allí está, ello es, miradlo bien porque si averiguáis de que se nutre podréis comprender muchas cosas.

Este carácter que presenta, hace imposible un tratamiento sistemático del poder y sin embargo si hace que lo sea de aquellos ternas en los que actúa: la sexualidad, el discurso, la epistemia clásica, etc.

El poder se presenta operativamente en Foucault como un genitivo, pero metodológicamente es un vocativo del fondo de la realidad, está en el origen de lo que vemos y hablamos, pero en un origen tal que no tiene en principio demasiada importancia, esto es que no es relevante enfocarlo en su absoluto, sino en su relativo, en aquel lugar donde esté en aquella estrategia que conforme. Foucault desdobla los órdenes de lo real y absoluto trasladándolo a las prácticas existenciales de la realidad y lo relativo, siguiendo un recorrido que simplemente lo rodea, ajustándose al único procedimiento que se presta a ello, el nominalismo. "El poder no es una institución, no es una cierta potencia de la que algunos estén dotados, es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada".

Un maquiavelismo como este que dice de las cosas precisamente lo que no son, no resta sin embargo valor a su enunciación, todo lo contrario, corresponde a Foucault el mérito de habernos provocado un cambio de forma en la comprensión de los fenómenos a los que sin remedio estamos encadenados en el conocimiento y este es tan importante, como lo es la captación de un nuevo a priori de aquello que se presta a la observación, de aquello que se presenta como lo dado. En efecto es necesario entender la enunciación sobre el poder, como una nueva forma de enfrentamiento analítico con la historia, la sociología, la psicología, antropología, etc. El poder no es algo material, no sale por las mañanas de su cueva como Zaratustra y al mismo tiempo no es un ente metafísico, por la sencilla razón de que se ubica en el lado de acá de la experiencia, tal como quedó claro en "La Voluntad de Saber" o en "Vigilar y castigar". Es empíricamente verificable este genitivo, a través del análisis arqueológico del discurso efectuado en "El Nacimiento de la Clínica" y atendiendo a las dos obras citadas anteriormente.

Poder y saber

Para afianzar más el sentido del positivismo al que se ajusta Foucault y el nominalismo en el que recae, se podría añadir algunas notas sobre el tema. En una proposición como: el poder está imbricado con el saber, o, las relaciones del poder son matrices de transformaciones, que aparentemente no nos dicen nada, lo que cuenta sería ver si en estas enunciaciones hay base suficiente para llegar a algún sitio, si con ellas tienen lugar nuevos alumbramientos y averiguaciones, o más exactamente, ver su punto de anclaje con la teoría del conocimiento (como puede verificarse o que lo refuta), su vinculación con la filosofía (a donde pretende llegar o cual es su sentido) y por último, la validez respecto a sus condiciones de verdad -criterio de verdad-. Veamos: ¿cómo puede saberse si tiene significado que el poder es previo a lo que ocasiona o mejor, que es al mismo tiempo que lo que ocasiona? ¿de dónde toma significado esta palabra, este significante, cuyo ser es en alguna medida intangible, invisible?.

El significado de las palabras se obtiene desde el positivismo lógico, mediante varios procedimientos, algunos de los cuales son: sus relaciones de derivación, sus condiciones de verdad y como señalé antes, su método de comprobación. Respecto a la primera, utilizando este comodín, podríamos llegar a propuestas tan sorprendentes como que la sexualidad no está reprimida (sino que es como es porque se inserta en la sociedad como un dispositivo -dispositivo de sexualidad-, contribuyendo al control y a la regulación de los comportamientos individuales como por ejemplo diferenciando entre reproducción y placer) o que en el transcurso de la historia clásica, se pasó de una comprensión de la historia (la historia como dinástica de acontecimientos solemnes) a otra (dinámica y evolutiva). Con la segunda, se podría ver que este término posee una fuerza de seducción que le otorga una potencia operativo inusitada hasta ahora y en absoluto estéril, que posee mucho sentido. En cuanto al método de verificación de su significado, el positivismo lógico, la filosofía analítica, concibe la enunciación de su verdad como idéntica a la de su significado, esto es, que el significado de toda proposición habrá de ser determinado por su contrastabilidad con lo dado y no por otra cosa.

Para Foucault el poder se exhibe en lo dado. El paso de la arts erótica a la sciencia sexualis es uno de estos sucesos verificabas, como un suceso dado, del que el parte para un análisis positivista. El poder así, se verificaría así mismo por cuanto si mismo es justamente allí donde está, o lo que es lo mismo, aquello que sucede, sucede por el poder y este es al mismo tiempo que lo que hace. Como se ve, este embrollo es un circulo vicioso del que sólo es posible salir, afirmando cosas como que el poder es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada, quebrando el círculo y afirmando positivamente un origen.

Una de las características del positivismo es su potencia para acabar de un plumazo con la polémica sobre si fue primero el huevo o la gallina y afirmarse sobre uno de los dos otorgándole una certeza asertórica práctica. Es capaz de construir todo un aparato teórico como es el caso del psicoanálisis, o doctrinario (presentando una definición de raza superior o haciendo balances proféticos con cualquier intención), o de cualquier otra clase apoyándose cuidadosamente sobre algunos conceptos que de suyo no son nunca aclarados ni suficientemente descubiertos porque sólo tienen utilidad como bicoca heurística, esto es, que sin ellos no habría posibilidad de construir nada. Tratara de explicar el mundo exclusivamente sobre la base de la experiencia o de lo que se reduce a la misma, sean hechos (hecho social en Durkheim), energías (libido en Freud), fuerzas o cualquier otro concepto. La mujer que habla con el sacerdote en el catecismo positivista de Comte dice: "no obstante, puesto que el espíritu positivo como nos decís a menudo nace de la existencia práctica, no podrá serie contrario".

Una moral como ésta lleva implícita la renuncia de poder efectuar cualquier conocimiento sobre la esencia de las cosas, de lo que se deriva que para el positivismo vivimos en un mundo vinculado a los fenómenos y es a ellos a los que debemos nuestros conocimientos y a nada más. Es esto lo que hace que desde el nietzchianismo de Foucault no haya una disertación sobre el poder que lo muestre en su en si, nunca llegó a hacer de él una teoría sistemática como corresponderla a un análisis científico. Es un término válido por las dotes de aclaración que nos brinda y por los enunciados a los que nos permite llegar. El poder no tiene en si.

Verdad y saber

Me refería antes implícitamente a Nietzche como uno de los personajes cuya obra indujo más a Foucault a considerar, como lo hizo, el tema de la verdad y el tema del saber. Empezar a hablar de los discursos es empezar a hablar de las verdades que arrullan y de las fuentes transcendentales en que se bañan. La polémica sobre la verdad de las cosas, un noumen que corría por los circuitos de la lógica igual que el oro por los del valor de las monedas y los productos, fue iniciada hace relativamente poco tiempo, quizá por Nietzche en "El Nacimiento de la Razón y la Lógica" allí justamente en el fundamento de una nueva valoración establecida en una voluntad positiva; el concepto de verdad que utiliza Foucault está referido no a esa trascendente que se deshace precisamente en su empeño en destruir a las demás verdades (la verdad oficial frente a Galileo), no esa que entra en combustión y se reduce a su esqueleto minera¡ al dedicar sus energía a fijarse como exclusiva (la Iglesia contra Lutero) sino al concepto moderno de voluntad de verdad, el cual habrá de emparentarse no con los criterios de objetividad, eternidad o continuidad inviolable, sino con los de imaginario, subjetivo y relativo, o con los de deseo perpectivismo y apariencia. Esto hace que el plano analítico se la entienda y parta como la práctica de una verosimilitud ideológica. Tal como dice Foucault "En la voluntad de verdad, en la voluntad de decir ese discurso verdadero, ¿qué es lo que está en juego sino el deseo de poder?. El discurso verdadero que la necesidad de su forma exime del deseo y libera del poder, no puede reconocer la voluntad de verdad que le atraviesa y la voluntad esa que se nos ha impuesto desde hace mucho tiempo es de tal manera que la verdad que quiere no puede no enmascararla". Pero entendámonos; el sentido en que ha de comprenderse este tratamiento del plano no material del discurso ha de ser concretado. La verdad es siempre ideológica, pero esto no la invalida, no la sumerge en las viscosas brumas de los enunciados descartables, no la devuelve al arcón donde reposan las incertezas y las dudas sobre lo verdadero y lo falso. La verdad para ser noumenal, habría de encontrarse en identidad absoluta respecto de aquello de lo que da cuenta, tendría que ser el objeto mismo el que saliendo por nuestra boca llegase a los tímpanos del que oye y esto es imposible. La verdad estará pues en relación al cambio que los objetos experimentan cuando son referidos, se encuentran en un estado proporcional a la referencia del objeto y esta referencia es indisociable de lo que rodea, avasalla y cobija la práctica del lenguaje (de la lengua y el habla), no hay que entender la verdad respecto de lo que enuncia, sino respecto del que la enuncia (el discurso mismo).

Vemos pues, como son concebidas las verdades en el positivismo; como un concepto dinámico, como relativas al ahora y aquí situacional más que al ahí objetual, etc., pero aún caben ciertas matizaciones importantes; por un lado, vemos como la verdad fue desgarrada de su trono de objetividad de manos de un sistema filosófico moderno que aún continua teniendo éxito, pero también hay que comprender que no es el positivismo el que la descubre de su paño y grita que la verdad es una quimera, más bien lo que hace es transferir al plano consciente algo que habla operado desde siempre, esto es, la verosimilitud radical, pero esta es una conclusión de un sistema filosófico que a su vez no está inventado sino formulado en discurso inscribiéndose as! en el por fin de los acontecimientos que han tenido lugar, es un paso de lo real histórico a la realidad histórica.

Añadiré para terminar, que esta verdad coja e invalidada, se reconstruye ahora dialécticamente como la concepción de una verdad diferente a la anterior; pasa del inmovilismo sólido en el que reinaba toda, al dinamismo liquido de lo sujeto a condiciones (al suprimir el mundo verdadero, hemos suprimido también el aparencial, dice Nietzsche). Esto hace que su sentido se desvele ahora como exclusivamente humano y que sea enganchada en aquella positividad del discurso al que subordina, (y al igual que este habrá de ser entendida en el ámbito de una práctica). Repito, recupera su carisma mágico y su quicio de razón, pero bajo el dominio de una positividad del discurso al cual se aferra y sobre el cual preside. .

Vemos pues que para Foucault, tanto el concepto de verdad como el de poder, se vinculan al positivismo y como este primero carece de faz, ¿pero qué relación hay entre poder y verdad? ¿cuál es la imbricación de ambos?

El poder no tiene limites, carece de contornos y fronteras y no concede vida fuera de sí, es el viejo árbol que nació de la necesidad misma de establecer la diferencia entre la luz y las sombras y con la misión estupenda de quebrar la entropia, generar información, y negar la nada; hay que pensar que es en estos términos en los que ha de entenderse la relación entre ambos. Una vez puesta en marcha la cultura, todo en ella estará sujeto a un binarismo fundamental que marcará una polarización inmediata entre lo bueno y lo malo, lo útil y lo inútil, lo verdadero y lo falso. En el régimen de los fenómenos y los datos, la ideología presta su carácter útil al producir lo que ha venido en llamarse el efecto de verdad en el discurso; éste es posible gracias a que el discurso ideológico permite la conexión entre verdad y ley sin la que hasta ahora no ha habido intelección posible, de manera que en la elección de un camino concreto para la conducta, en la instauración de los ethos de comportamiento y los pathos disfuncionales de conducta, aquello que los instaura es llamado poder. El poder por tanto se une a la verdad ideológica y ambos se aposentan sobre un soporte institucional que actúa como una estación de relé, expandiendo y difundiendo esta verdad que lo incluye a través de la pedagoga, las bibliotecas, los informativos, etc. Este soporte dotará al discurso del orden de las leyes y del binarismo nombrado antes, y al mismo tiempo lo desvincula del subjetivismo legislativo del deseo para ubicarlo en el orden ejecutivo de las representaciones prácticas de la ideología. Más aún, los caminos elegidos, las rutas permitidas y las vías posibles de comportamiento, son las que reciben el calificativo de normales, de reales y verdaderas; el resto, los no permitidos, son al mismo tiempo considerados como aberrantes rebeldes y enfermos y se opera sobre ellos a través de los métodos conocidos, encerrándoles en diferentes recintos para someterlos a determinado tratamiento que los devuelva de nuevo a la norma. Las cárceles, los hospitales psiquiátricos, etc., son los recintos diseñados para ello.

Cárceles

Tal como está construida una cárcel, presenta las siguientes características: a) el individuo que está incluido en ella, está sujeto a un tratamiento especial, está ubicado en un recinto que en si es una materialización de un poder aparente, sea del estado del derecho, etc. b) el recinto se afinca connotativamente como lugar de castigo, residencia de lo inadaptado, marginal, malo, nocivo, inútil, etc. e) su efecto se realiza por la separación de los individuos entre si y respecto del todo social. d) conexión espontánea entre la subjetividad individual y la mitología de lo perjudicial. e) presenta un modelo de muerte relativo a la posibilidad de contacto físico y fónico. f) predispone al delincuente a sufrir un trato específico que lo liberará en buena parte del rechazo social que parte después de un acto ilegal y lo devolverá a la tranquilizadora normalidad en la que se encuentran las mayorías normalizadas.

Uno de los efectos más sorprendentes puede que sea este del aislamiento a los contactos discursivos. Los individuos sancionados están sometidos a un mutismo obligatorio que los aísla doblemente. En el orden del discurso, la imposibilidad esta de hablar, representa una negación a la vida comunicacional; el individuo no expresa nada, está mudo, aislado y separado del contacto simbólico de la comunicación libre y por lo tanto recibe una muerte simbólica que será vivida imaginariamente en el interior de cada ser. El par binario legal ilegal es homológico al par posible no posible y connotativamente al par vida muerte. Esto es fundamental: hace que la media de lo patológico pase a ser Comprendida si atendemos a estos criterios, como idéntica a la de la individualización, del aislamiento y la separación. Para Foucault por tanto, se está enfermo en la medida en que se está alienado y no al revés (no es de extrañar as! que fuese a hablar con los presos les devolviese de nuevo la palabra y confirmara con ello su teoría).

Volviendo de nuevo al tema del positivismo, para Foucault el análisis del poder, el análisis de la biografía de sus transformaciones, (cuanto dura una específica, que origina un cambio en una concepción de estado, de enfermedad, de locura, de historia, de mundo, de hombre, etc.) se lleva a cabo a través del análisis de los discursos (tomados como una práctica discursiva). Por ejemplo, toda la historia del discurso clínico hasta la presente, ha sido tanto una formulación descriptiva de las heridas úlceras, etc., como un conjunto de hipótesis sobre la vida y la muerte, unas elecciones éticas y un conglomerado de reglamentaciones institucionales entre otras cosas; hipótesis y elecciones que figuraban en el discurso sobre las enfermedades vinculadas a ésta. Afirmando así que todas las ramas del saber están edificadas sobre una organización de ópticas positivamente instauradas, sobre ciertas elecciones de criterios y conceptos que de suyo excluyen a otros. El análisis arqueológico de los discursos, es también mitológico por cuanto retrotrae a la presencia las reglas implícitas que porta y transmite digamos solapadamente. Constituye un análisis del hombre mismo, transcendiendo de su genotipo estadístico y avanzando a través de los discursos hacia el orden vertical de los sentidos y las leyes. La arqueología avanza apoyándose en la información (información = a cantidad de variedad, información = a medida de la improbabilidad) fijándose en las deformaciones los quiebros y los silencios penetrando en las oquedades de lo interdiscursado dando cuenta de ellas.

Estructura del discurso

Creo que antes de terminar convendría adentrarnos más en la estructura del discurso como tal y hacernos una idea más exacta de que lo compone. Foucault lo concibe según un modelo dialéctico. Para él, el discurso existe desde el mismo momento en el que hay enunciados materializados (prácticas fónicas y textos escritos) pero al mismo tiempo, cada discurso está apoyado durante su materialización por ámbitos no presentes en él, el de lo prediscursivo y lo presistemático. Un sistema de formalización está caracterizado por los conceptos si elegidos, los cuales se articulan con otros más elevados predeterminándolo; serian lo que él llama regularidades predeterminases. Lo interesante es que prevalecen frente a la presistemática tácita y no presente. Tal como él mismo dice, "un sistema de formación, es un haz complejo de relaciones que funciona como regia: prescribe lo que ha debido ponerse en relación en una práctica discursiva para que se refiera (el discurso) a tal o cual objeto, para que ponga en juego tal o cual enunciado, para que utilice tal o cual concepto, para que organice tal o cual estrategia. Definir en su individualidad singular un sistema de formación es pues caracterizar un discurso o un grupo de enunciados por la regularidad de una práctica".

Lo prediscursivo será a su vez, un sustrato sobre el que se materializan partes en forma de discurso. El prediscurso está actuando en la formación del discurso pero desde el lado del mutismo.

El discurso de esta forma tiene existencia frente a lo prediscursivo y lo presistemático y a la vez se refiere a estos niveles, habla de si mismo tanto como de lo que no está ni es si, habla de los órdenes elegidos como de las renuncias a las que se ha decidido. Este es el dominio que define la singularidad de su práctica y la rareza que lo caracteriza, su -positividad-, a través de ella y mediante su análisis, será posible unir lo dicho con lo no dicho, lo realizado con lo abandonado, vinculando la parte al todo, tener una visión profunda de la historia penetrando en sus sombras'. Repito, analizar una formación discursiva es poner de manifiesto la positividad de los enunciados a los que caracteriza.

Un discurso es si mismo en cuanto que es estratégicamente si mismo, en cuanto que tiene posibilidades de materializarse como producto y soporte del poder; este actúa genotípicamente en forma de precedencia al mismo tiempo que ajusta fenotípicamente su positividad según avance el proceso psicohistórico y material de la vida y el pensamiento.

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