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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
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Papeles del Psicólogo, 1990. Vol. (43).




FORMACIÓN DE POSGRADO EN PSICOLOGÍA CLÍNICA: UNA PERSPECTIVA EUROPEA

F.M. MCPHERSON.

President European Federation of Professional Psychologist Associations

Tres de las piedras angulares esenciales de nuestra profesión son: la protección legal del título y de las funciones de los psicólogos, la existencia de un código ético que ha de ser cumplido por ley y la existencia de organizaciones nacionales y regionales de psicólogos fuertes e influyentes. En estas tres áreas la Psicología española no es inferior a ninguna otra en Europa, y los psicólogos europeos pueden aprender mucho de la experiencia de nuestros colegas españoles. La cuarta piedra angular es la existencia de programas de formación en Psicología profesional organizados y acreditados. Sin embargo, en un aspecto por lo menos de la formación psicológica -en el de la Psicología Clínica- España está menos desarrollada que muchos otros estados europeos; ésta es la razón por la que los programas PIR son tan importantes.

El contexto europeo

El primer lugar deseo situar nuestra discusión sobre la formación en Psicología Clínica en España en un contexto más amplio, recordándoles dos desarrollos que están teniendo lugar en Europa y que influirán sobre la Psicología Clínica en España y en todo el continente.

1. El primero es la directiva de la Comunidad Europea (CE) sobre el reconocimiento mutuo de las titulaciones, que tendrá efecto a partir de enero de 1991. A partir de esa fecha, y dentro de ciertos límites, las titulaciones que obtengan los psicólogos en un Estado miembro serán reconocidas en todos los demás estados miembros de la Comunidad Europea; los psicólogos formados en un estado miembro serán capaces de trabajar, con muy pocas limitaciones, en los otros estados miembros. La forma, el contenido y las normas de formación en Psicología Clínica en España, el Reino Unido o Francia, por ejemplo, no serán, a partir de ese momento un asunto exclusivo de los ingleses, de los españoles o de los franceses; afectarán también los psicólogos clínicos de los demás estados miembros.

2. El segundo desarrollo es el papel creciente de los psicólogos en los sistemas sanitarios de Europa. Esto queda bien reflejado en la World Health Organisation Regional Strategy for Health for All in Europe (HFA). La Psicología es importante para el éxito de al menos la mitad de los 38 objetivos que define la estrategia HFA y es crucial para 10 ó 12. Estos objetivos no tienen que ver únicamente con la salud mental. El documento que contiene la estrategia señala que las principales causas de muerte prematura en Europa, tales como los trastornos coronarios, los cánceres y los accidentes de tráfico -y a esta lista, escrita hace unos pocos años, hemos de añadir ahora el SIDA-, podrían ser reducidas si la gente cambiase sus estilos de vida, es decir, si dejasen de fumar, redujesen el consumo de alcohol, mejorasen sus métodos para la reducción del estrés, etc. Los programas dirigidos a cambiar los estilos de vida tienen que ver con las actitudes, las creencias, las capacidades, la, conducta; en una palabra, con la Psicología. La estrategia HFA también enfatiza la importancia de la reducción de las discapacidades causadas por factores de carácter congénito la enfermedad y los accidentes, y en este campo la Psicología desempeña también un papel muy importante.

La relevancia creciente de la Psicología en el campo de la salud mental aparece muy bien reflejada en la Guide for Elaborating the Mental Health Programe in Primary Assistance (Guía para la elaboración del Programa de Salud Mental en la Asistencia Primaria), publicada por el Ministerio español de Sanidad y Consumo. En la lista de los problemas de salud mental más significativos están incluidos: en el caso de niños de edad preescolar, retraso mental, trastornos en la conducta, eneuresis; en el caso de adolescentes, fobia al colegio y otras fobias, tics, obsesiones, intento de suicidio; en el caso de adultos, hábitos de consumo de alcohol y de ciertas drogas, anorexia, obesidad; en el caso de los ancianos, consecuencias psicológicas de trastornos crónicos. Lo que estos y otros problemas mencionados tienen en común es que la evidencia resultado de la investigación sugiere que los tratamientos más eficaces son parcial y totalmente psicológicos más que médicos.

Por esta y por otras razones se está percibiendo en los servicios sanitarios de toda Europa que los psicólogos clínicos están realizando una aportación que es ya esencial y cuya importancia se incrementará. La forma exacta de esta contribución variará de un estado a otro, de acuerdo con las características de los sistemas sanitarios, el tamaño y la influencia de la Psicología Clínica y de otras profesiones, etc. En algunos estados la responsabilidad principal de los psicólogos clínicos será el tratamiento de pacientes con un amplio espectro de problemas de salud mental y física; en otras partes el psicólogo clínico se ocupará principalmente de formar a otras profesiones en la aplicación de métodos psicológicos; en algunos estados con servicios psicológicos desarrollados podría ser aconsejable concentrar los recursos en un pequeño conjunto de problemas. Sin embargo, independientemente de la forma exacta de esta contribución en cualquier estado específico, es necesario asegurar que la aportación de la Psicología Clínica sea reconocida por los ministerios regionales y nacionales apropiados y soportada por programas de formación acreditados, adecuadamente financiados y bien organizados, cuyo objetivo sea preparar a los psicólogos clínicos para que sus aportaciones sean tan eficaces como sea posible.

La formación en Psicología Clínica en Europa

¿Qué puede aprender España, en las primeras etapas de desarrollo de programas de Psicología Clínica, de la formación que se proporciona en otras partes de Europa? Esta formación difiere bastante ampliamente en los diferentes estados europeos. Esto es inevitable, y de hecho deseable, para que se reflejen las diferencias -mencionadas más arriba- que existen en las dimensiones y estructuras de la profesión, en la naturaleza de los sistemas sanitarios dentro de los que opera y en los papeles desempeñados por los psicólogos clínicos a otras profesiones, y también para que ... servir como el criterio contra el que se pueden juzgar programas de formación específicos y como los objetivos que deberán guiar el desarrollo de la formación. Desarrollo a continuación algunos de ellos.

A. Objetivos de la formación

1. Existe, desde mi punto de vista, un amplio acuerdo en que el objetivo básico de la formación profesional en la Psicología Clínica es entrenar a las personas que pueden aplicar las teorías y principios psicológicos en la solución de problemas relacionados con la salud, en una amplia variedad de situaciones y con una amplia gama de grupos de pacientes y clientes.

2. Las competencias esenciales son aquellas que están involucradas en el establecimiento de relaciones entre la teoría psicológica y la práctica clínica, en el análisis de problemas y en la utilización de las formulaciones resultantes para planificar, llevar a cabo y evaluar una intervención con un cliente o grupo de clientes.

3. Las técnicas específicas que son necesarias para demostrar estas competencias incluyen a las que también son necesarias para llevar a cabo las siguientes actividades: utilizar una diversidad de técnicas de consejo psicológico, utilizar una variedad de técnicas de tratamiento, planificar e implementar investigaciones, analizar datos, formar a otras profesiones, actuar como asesor para las organizaciones y otras profesiones y planificar y evaluar servicios e intervenciones.

B. Características deseables de los cursos de formación

Creo que también en este caso es posible observar algún grado de acuerdo sobre la estructura y contenido de la formación (cómo debería estar organizada y que debería contener). Por ejemplo:

1. Esa formación debería ser genérica en dos aspectos. En primer lugar, debería cubrir la aplicación clínica, de los principios básicos de la Psicología (aquellos que tienen que ver con la cognición, la evaluación y la intervención.

2. Los objetivos de la formación deberían hacerse explícitos y estos tendrán que estar relacionados con los diversos entornos en los que los psicólogos clínicos trabajan en la actualidad y en los que probablemente trabajarán en el futuro. La formación debería responder a las necesidades de los servicios sanitarios y a las de la sociedad en general.

3. La formación debería incluir cuatro elementos: a) enseñanza académica; b) formación en técnicas clínicas; c) práctica clínica supervisada con una serie de grupos de clientes en diferentes entornos clínicos, y d) formación y experiencia en investigación clínica.

4. Debería existir un vínculo específico en el programa de formación entre la teoría y la práctica; la teoría no debería ser enseñada separada de la práctica y el trabajo clínico debería estar siempre guiado por principios teóricos.

5 Los programas de formación, sean organizados por universidades, por organizaciones profesionales o por servicios sanitarios, deberían estar significativamente influidos por psicólogos clínicos experimentados que estén al corriente de los asuntos clínicos y académicos y con tiempo para dedicarse a la formación.

6. La formación debería permitir a los estudiantes desarrollar una perspectiva ética de su trabajo de forma que pudieran reconocer los límites de su competencia y pudieran evaluar la eficacia y aplicabilidad de los diferentes métodos y modelos que son capaces de utilizar.

7. Los estudiantes deberían adquirir la capacidad para desarrollar áreas personales de especialización y para beneficiarse de la formación ulterior que puedan recibir a lo largo de sus carreras, de forma que puedan estar en condiciones de adaptarse a las demandas cambiantes que pueden plantearse a la profesión.

8. Los estudiantes deberán poder desarrollar las cualidades personales y sociales que les permitan cumplir su papel profesional eficazmente.

C. Evaluación y acreditación

También existe aquí un acuerdo bastante amplio, desde mi punto de vista, sobre la necesidad de sistemas formales de evaluación en las siguientes áreas:

1. El trabajo académico, las técnicas de investigación, las habilidades y conocimiento clínico y el rendimiento en diversos entornos clínicos de los estudiantes deberían ser formalmente evaluados y aquellos que no consiguiesen alcanzar un nivel apropiado no deberían ser autorizados para ejercer como psicólogos clínicos. El público, los empleadores y los miembros de otras profesiones deberían estar en condiciones de distinguir entre los que han alcanzado este nivel y los que no lo han alcanzado.

2. Los programas de formación, incluidas las colocaciones clínicas, deberían estar formalmente acreditados por asociaciones nacionales y regionales de psicólogos profesionales y no se debería permitir que los programas no acreditados fuesen impartidos o utilizados para formar a los psicólogos clínicos.

3. Los programas de formación para psicólogos clínicos deberían ser formalmente reconocidos y soportados por los ministerios nacionales o regionales apropiados, de la misma forma que lo son los programas de formación para profesiones de la salud más antiguas.

Comentarios finales

La historia de la formación de los psicólogos clínicos de Europa durante los últimos treinta años sugiere dos generalizaciones adicionales que podrían resultar consoladoras para los que trabajáis en el desarrollo de esta área en España. La primera es que es mejor proporcionar alguna formación que no proporcionar ninguna. Cuando los recursos no son adecuados es mejor comenzar, aunque sea con un programa muy limitado, que esperar durante años hasta que estén disponibles los recursos necesarios para poner en marcha un programa «ideal». Sin embargo, si ponéis en marcha un programa que sabéis que no es adecuado es importante, a mi juicio, explicitar cuál es el programa «ideal» y cómo y por qué éste no se ha podido poner en marcha. La segunda generalización es que existe un proceso de desarrollo típico en el crecimiento de la formación dentro de los diferentes estados. El reconocimiento formal y el soporte por parte de los ministerios y de las diferentes entidades gubernamentales llega habitualmente en una etapa tardía de este proceso de desarrollo, y aunque no existan tales reconocimientos y soporte pueden lograrse bastantes cosas. La experiencia de muchos estados, incluyendo el mío, es que grupos de psicólogos clínicos trabajan a nivel local con la ayuda de organizaciones profesionales y con la colaboración de miembros de otras profesiones.

Concluyo ahora donde comencé, recordándoles la dimensión europea. A la hora de desarrollar programas de formación -y también a la de desarrollar servicios clínicos- ningún estado está obligado a contar tan sólo con sus propios recursos; la ayuda está disponible en cualquier parte de Europa. Conozco a muchos psicólogos clínicos de otros estados europeos a los que les gustaría mucho compartir su experiencia, conocimientos e instalaciones con sus colegas españoles, beneficiándose al mismo tiempo de vuestras destrezas y conocimientos. La Federación Europea de Asociaciones Profesionales de Psicólogos, a la que el Colegio está haciendo una significativa contribución, se ocuparía de coordinar gustosamente cualquier forma de cooperación.

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