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PAPELES DEL PSICÓLOGO
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Papeles del Psicólogo, 1998. Vol. (70).




LA PSICOLOGÍA ECONÓMICA Y DEL CONSUMIDOR EN ESPAÑA. REFLEXIONES CONCEPTUALES Y PRÁCTICA PROFESIONAL

Ismael Quintanilla Pardo

Unidad de Investigación de Psicología Económica. Facultad de Psicología. Universidad de Valencia

Este artículo recoge las tradiciones europea y americana en psicología económica. La primera se interesa por el estudio de la conducta económica, la segunda por el estudio de la conducta del consumidor. A partir de las definiciones de la psicología económica se va señalando las delimitaciones entre economía y conducta para llegar a proponer una propuesta integradora que afecte a los planes de estudio y a la identidad de los profesionales que trabajen en este campo, acuñándose el término psicología económica y del consumidor. Por último se analiza el desarrollo de este campo en la psicología española.

This article reviews the European and American traditions in economic psychology. The former concentrates on the study of economic behaviour; the latter, on the study of consumer behaviour. From the definitions of economic psychology the article continues by marking the boundaries between economics and behaviour, in order to make an integrative proposal relevant to the study approaches and identity of professionals working in this field and establish comprehensive definitions of the terms economic psychology and psychology of the consumer. Finally, there is an analysis of the development of the field within psychology in Spain.

Dos tradiciones diferentes y dos conceptos contiguos

Existen dos tradiciones en psicología económica. Dos líneas de pensamiento diferenciadas. Una poco conocida en España, la europea. La otra, más diseminada e introducida, la americana. La primera está adquiriendo lentamente relevancia. La segunda se encuentra bien representada en manuales y artículos especializados. Aquélla se interesa por el estudio de la conducta económica, ésta por el estudio de la conducta del consumidor.

Una y otra se complementan. Sin embargo, su difusión está propiciando un espacio conceptual bastante confuso y un discurso excesivamente disperso; tanto en cuanto a los rótulos identificadores como en cuanto a la actitud de psicólogos y economistas. Unos y otros no acaban de comprender cuál es el abordaje apropiado para estudiar estos aspectos y manifestaciones de la conducta social. Es decir, las particularidades de la conducta social cuando se relaciona con las conductas de los seres humanos en sus relaciones económicas.

Por otra parte resulta cuanto menos sorprendente que la psicología económica represente hoy un nuevo campo de especialización profesional.

Escribo nuevo en su sentido más literal: lo que se ve o se oye por primera vez. Es sorprendente y también paradójico. Por cuanto la fecha que los manuales americanos, de abundantes referencias en nuestro contexto académico, señalan como el comienzo de la psicología industrial, es mucho más la que podría indicar la aparición de la psicología de la publicidad.

Se trata del 20 de Diciembre de 1901. Ese día Walter Dill Scott pronunció una conferencia describiendo las posibilidades de aplicación de la psicología a esta actividad comercial. Aunque en España este campo de la psicología económica no haya recibido gran atención, en América -más precisamente en EEUU- ha generado, desde principios del presente siglo, un ancho espacio para la práctica profesional y una abundante actividad investigadora.

Sin embargo la aparición de la psicología económica es algo anterior si se considera el contexto europeo. Además ambos espacios culturales han seguido evoluciones diferentes. En Norteamérica el foco de desarrollo ha derivado partiendo del rótulo general de conducta del consumidor: consumer behavior.

En tanto que en Europa, si bien, influida en gran medida por lo anterior, se ha mantenido la tradición que se inicia tras la publicación en 1881 del artículo de Gabriel Tarde. En este trabajo ampliado y convertido posteriormente en un libro (La Psychologie Ëconomique , 1902) se tratan por primera vez las relaciones entre la psicología y la economía. En España la influencia nortemaricana ha sido y sigue siendo notable, sin embargo desde hace algunos años comienza también a difundirse la tradición europea.

Tengo para mi que hoy ya se puede afirmar que existe una actividad profesional e investigadora de psicología económica en España. Puede que sea pequeña en lo que al ámbito académico se refiere pero se encuentra en progresivo desarrollo en su aspecto más profesional. Hay algunos grupos de investigación y hay bastantes psicólogos cuya actividad profesional se relaciona extrecha y casi exclusivamente con la psicología económica. Ambas perspectivas teóricas -la americana y la europea- conocidas en mayor o menor medida según los distintos grupos de investigación y trabajo, a su vez más o menos influidos por aquéllas, han generado y están generando cierto batiburrillo conceptual y terminológico. A lo que se suman, añadiendo algo más de confusión, nuestras circunstancias históricas, profesionales y académicas.

La credibilidad del argumento puede comprobarse echando una mirada a los títulos de algunas de las asignaturas de nuestros planes de estudio; cuya elaboración ha estado largamente influida por el embrollo teórico y conceptual antes aludido. En algunas Universidades la materia psicología económica aparece como tal pero también figuran otras denominaciones como psicología del márketing y de la venta, psicología de la publicidad, psicología del consumo, psicología del consumidor, comunicación y márketing, psicología del márketing y la publicidad, psicología comercial y del consumo y psicología del márketing social. Si además se revisan los antiguos planes de estudio y algunos de los títulos de manuales relacionados con el campo la lista puede aún ampliarse; por ejemplo: psicología del mercado, psicología de la publicidad y de la venta, psicología del usuario e, incluso, psicomárketing. ¿Cuál es la denominación correcta?, ¿son denominaciones diferentes de un mismo abordaje profesional e investigador? ¿pueden quedar integradas en el título genérico de psicología económica?,¿ son diferentes partes de un todo, es decir, distintos aspectos de un mismo dominio disciplinar? Para explicar lo que es la psicología económica en España hoy en día es conveniente tener bien presente lo que se acaba de anotar. Reciente en el tiempo, pues recientes son nuestros estudios de psicología, lo que podría ser la psicología económica en España se puede examinar desde una doble perspectiva. La primera ya se ha avanzado: analizar los títulos y contenidos de las asignaturas de los diferentes planes de estudio de nuestras Universidades (complementados con datos derivados de manuales, artículos e investigaciones de probada autoridad). La segunda: indagando los perfiles profesionales cuyas tareas se relacionan -o puedan relacionarse- con la misma. Sin embargo, uno y otro abordaje precisan que antes se dejen anotadas, aún breve y sintéticamente, algunas delimitaciones conceptuales en relación a la psicología económica; y, complementariamente, también respecto de la psicología del consumidor.

Delimitando los conceptos: Psicología Económica

Ya hemos observado que la tradición europea enfatiza la importancia de la conducta económica. En consecuencia, para los autores más representativos de esta perspectiva la psicología económica es el estudio científico de la conducta económica. Es una definición sencilla y evidente. Sin embargo, ¿cómo delimitar y conceptualizar esta conducta?, ¿cuánto es psicológico y cuánto es económico? ¿es una conducta o, más exactamente, son diferentes conductas?. Son sólo algunas de las principales preguntas, pero se han planteado bastantes más. En todo caso, el resultado ha sido una gran amplitud conceptual y la existencia de numerosas especificaciones y líneas de interés investigador que en muchas ocasiones han dado lugar a nuevas y, puede que incluso, distintas disciplinas; aun en íntima relación con la psicología económica.

¿Dónde empieza y dónde acaba la psicología económica?. Su definición (la de-terminatio , la de-finito ) es sobre todo una cuestión de fines y conceptos. No exclusivamente de dominios. Allá donde se produzca una conducta económica y hasta donde trascienda puede haber un psicólogo de la economía o un economista uasando teorías y procedimientos psicológicos.

Pero, ¿cuáles son los fines? ¿cuáles los conceptos?. En suma, ¿qué es la conducta económica?.

La expresión economía procede del griego oikos (casa, propiedad) y nemein (distribuir, administrar). Así pues, etimológicamente significa "la buena administración de una casa". Por extensión de una ciudad, de un país o, ahora ya, de un planeta. Es decir, utilizando una definición convencional y bien conocida, la economía es la ciencia que estudia cómo se forman, se reparten y se consumen las riquezas, los recursos. En consecuencia, la psicología económica estudia como la conducta de los ciudadanos a este respecto puede afectar y verse afectada por aquella formación, reparto y consumo de riquezas y recursos. En esta dirección, Katona escribe: "Nuestro análisis psicológico se dirigirá hacia la comprensión de las decisiones principales y gustos de los consumidores y de los empresarios y de aquellas decisiones de los consumidores, empresarios y políticos que contribuyen a las fluctuaciones económicas" (Katona, 1963).

Un poco mas explícito es Reynaud (1964, 7) cuando afirma que: "La psicología económica trata cuestiones relacionadas con el comportamiento, planteadas por la distribución honerosa de los recursos en la producción, el intercambio y el consumo. Utiliza nociones y métodos de la psicología, de la psicología social y de la economía, que sintetiza y supera descubriendo conceptos y métodos originales". La definición de este autor, coincidiendo en buena parte, va un poco mas allá que la de Katona.

Aportando ciertas nociones originales y complementarias. Por un lado, insiste en la producción y el consumo pero añade el intercambio como elemento encadenador entre empresarios, políticos y consumidores. Y por otro, abunda en la pretensión de lograr una síntesis teórica capaz de generar métodos y conceptos originales. En definitiva, aspectos que caracterizan y delimitan un nuevo dominio del conocimiento científico.

La conexión entre economía y conducta ha resultado ser la confluencia fundamental en la caracterización de esta disciplina. Que además pretende generar conocimientos científicos integrando modelos, métodos y teorías; de manera singular y diferenciada. Todo ello según el intercambio que se produce entre los agentes económicos: políticos, empresarios, sindicados y consumidores. Y en relación a decisiones, riesgos y elecciones económicas.

Esto es, el "estudio científico de las elecciones (toma de decisiones) humanas cuando éstas entrañan consecuencias económicas; es decir, cuando implican la utilización de recursos para satisfacer necesidades" (Wärneryd, 1978).

Resta una última idea en la que insistir. Es un hecho bien comprobado e ilustrado que las ciencias sociales se han desarrollado en íntima interdependencia. La psicología no ha sido ajena a tal circunstancia. Ni tampoco la economía. Una norma rige este proceso: a medida que los investigadores penetran en problemas específicos encuentran dificultades que requieren la ayuda de investigadores de otras disciplinas. El resultado puede ser una nueva especialidad y/o disciplina. La psicología económica se origina según este proceso. De igual forma que la psicosociología, la psicología matématica e incluso la psicología clínica. O la bioquímica, por dejar de manifiesto un ejemplo mas ajeno. ¿Ajeno?, ¿qué dirían nuestros colegas psicobiólogos?. Posiblemente que han hecho causa común con los investigadores de otras ciencias preocupados por el mismo problema, más que con otros miembros de su misma profesión. Y que, en consecuencia, se puede hablar de una psicología biológica, en la que la preocupación por las relaciones entre biología, bioquímica y conducta es común para psicólogos, químicos y biólogos.

El terreno que queda entre "lo económico" y "lo psicológico" ni es uno ni lo otro se trata mucho más de un solapamiento que de un terreno inexplorado. En tal y de tal trama surge la psicología económica. Que refleja el interés compartido por psicólogos y economistas para explicar los efectos de la conducta social sobre la economía y de cómo el sistema económico afecta la conducta individual.

Algunos autores han insistido en esta línea argumental y conceptual. Tal es el caso de Katz (1979, 67) cuando constata la existencia de "... cuatro zonas principales, donde priva tal sobreposición para la psicología y la economía que resulta difícil en ocasiones delinear el interés especializado del economista y del psicólogo:

a) La motivación y actitudes del productor.

b) La motivación y actitudes del consumidor.

c) Los procesos de toma de decisiones de grupos clave de industriales, banqueros y dirigentes de negocios.

d) El conflicto y los procesos cooperativos en la sociedad que tienen lugar sobre la asignación de recursos y recompensas." El resultado de lo anterior siendo común a todo ello es la conducta económica. O, si se prefiere, conductas sociales relacionadas con decisiones en el trabajo, el consumo, los grupos dirigentes y los conflictos derivados en cuanto a la asignación de riquezas, recursos y recompensas económicas. De esa manera cuando Albou (1984) sugiere que la psicología económica pretende el estudio científico, y riguroso, de la conducta económica y los agentes económicos está sintetizado una buena parte de todo lo expuesto.

Efectivamente, la autonomía de la psicología económica se logra en su irrevocable aspiración a estudiar las conductas económicas. Aún en estrecha relación con la psicología social, constituida "desde ella" mas no reducida "en ella", al consolidar sus lazos con la ciencia económica pretende explicar una buena parte de lo que propia psicología social establece. En el caso que nos ocupa lo que tiene que ver con las conductas sociales de carácter económico.

La noción de conducta económica no es demasiado reciente. El abandono progresivo, bajo la influencia de las ciencias sociales, de los modelos ontológicos basados en la naturaleza, abstracta e inalterable, de los seres humanos ha ido abriendo paso a una aproximación cada vez mas psicosocial.

Se trata de un transformación y de una controversia. La controversia se ha producido en torno a la validez del concepto de homo económicus cuya prioridad en la teoría económica también se ha transformado. La consecuencia de todo ello ha sido la emergencia del concepto de conducta económica asociado, derivado y en íntima relación el de homo psicologicus (Thaler, 1996) cada vez más emergente en la literatura económica (Lewin, 1996; Elster, 1998; Rabin, 1998).

3. Delimitando los conceptos: psicología del consumidor

Veamos ahora la tradición americana. Al igual que ha ocurrido con el márketing, y muy posiblemente en íntima relación con él, la psicología del consumidor, se ha institucionalizado. Es cierto. Figura en los programas de diversas instituciones y Universidades en las que han surgido Facultades, Institutos y Departamentos ocupados en la docencia e investigación en este campo. Existen autores que investigan exclusivamente en esta dirección y han proliferado los manuales y las revistas especializadas. En suma, se trata de una especialidad de gran importancia en el contexto general de la psicología, es un incuestionable campo para la promoción profesional y cuenta, en el momento actual, con los mejores pronósticos acerca de su desarrollo futuro.

Por otra parte, muy poco tiene que ver la psicología del consumidor de los años cincuenta (momento en el que surge con gran impulso propiciando su posterior escisión de la psicología industrial como división número 23 de la American Psychological Association) con la que se propone en nuestros días. Hoy se orienta hacia una perspectiva más global e integradora. Se interesa en la estrategia y desarrollo de las organizaciones cada vez mas preocupadas por los enfoques estratégicos concominantes con la lógica del mercado.

Esta evolución ha venido determinada por muy variadas razones: resultados y efectividad de las intervenciones, madurez del campo, avances cosechados por la psicología y desarrollo de la sociedad de consumo. En todo caso, y además, el márketing ha representado un lugar de influencia, me atrevería a afirmar que casi decisiva. Es decir, han existido relaciones de interdependencia disciplinar entre la psicología, la psicología del consumidor y el márketing. En ocasiones ha sido la psicología del consumidor ocupada en la publicidad o en la investigación de motivaciones la que ha marcado la pauta, otras la psicología de la percepción y del aprendizaje y, en otras, la investigación de las bases y las estrategias de los programas de márketing.

En la actualidad y habida cuenta del notable desarrollo sufrido por el márketing, la psicología, responsable en parte de los avances cosechados por aquél, aparece como un instrumento imprescindible para el desarrollo del márketing moderno, y éste como un sustento filosófico e inspirador de no menor importancia para la psicología del trabajo y de las organizaciones.

Esta confluencia de intereses, entre la psicología y el márketing, se hace altamente evidente con la aparición de la revista Psychology & Marketing publicada por la editorial Jhom Wiley desde 1986 y dirigida por Ronald Cohen del departamento de psicología de la John’s University. El primer cometido de esta revista es recoger las investigaciones e intervenciones realizadas en el campo considerando las aportaciones que la psicología puede hacer al márketing. Es decir, su objetivo es analizar y promover la investigación, métodos y técnicas psicológicas aplicadas al márketing.

El resultado es -así reza en la presentación de la mencionada revista- una nueva aproximación que genera un moderno y singular dominio disciplinar representado por la confluencia de ambas disciplinas y que queda definido por el título de la revista: psicología y marketing. También presentan una discreta variación los temas de los que periódicamente se publican nuevos trabajos: investigación original sobre los conocimientos psicológicos aplicados a los problemas del marketing, perfiles psicológicos de los diferentes tipos de consumidor potencial, técnicas de ventas, estudios sobre los cambios de conducta en los consumidores, valores y estilos de vida, estudios de casos y discusiones acerca de las leyes, ética y valores de la psicología aplicada al marketing.

De todos modos, aún concebida como una disciplina independiente (que lo puede ser) son incuestionables los abundantes solapamientos con la psicología económica. Ciertamente es altamente improbable encontrar una psicología del consumidor o de la publicidad que no mantenga estrechas relaciones de depenencia respecto de la psicología económica. No obstante, se trata de una extensión complementaria que parece haber evolucionado con mayor énfasis en el espacio americano.

Una propuesta integradora

Me parece que ahora nos encontramos en mejores condiciones para comprender al desorden conceptual señalado al principio. Tradiciones y escuelas se confunden e intercalan con abordajes disciplinares y técnicas profesionales. Así una psicología del mercado aludiría a una técnica que es utilizada por profesionales muy diversos, la investigación de mercados. La psicología de la publicidad, siendo una disciplina de gran interés para publicistas y especialistas en comunicación, no sería más que una parte de un cuerpo teórico de mayor amplitud tal cual es la psicología del márketing; lo mismo para la psicología de la venta. Y así sucesivamente.

Un gran puchero. En el que se va introduciendo todo aquéllo que suena a consumidor, publicidad o consumo. Esto último es particularmente relevante, mostrando otro más de entre los muchos errores en los que se suele incurrir. El consumo es objeto de interés e investigación por parte de los sociólogos. No debería tener demasiado interés por un psicólogo; sí bastante, dependiendo de la perspectiva teórica en la que se sitúe, para un psicólogo social. En todo caso no tiene demasiado sentido una psicología del consumo. Ni tampoco del ahorro o de la pobreza. Es más adecuado hablar de una psicología del ahorrador, del pobre o del consumidor. Los psicólogos estudiamos conductas y/o comportamientos. Sin embargo, algunos proponen una psicología del consumo -así se lo he oido en alguna ocasión- para alejarse de todo ello que suene o aluda al márketing; porque aparentemente para ellos es una técnica al servicio y sólo al servicio de la empresa. En consecuencia una psicología del consumidor sería subsidiaria de lo anterior. Como si no existieran otros abordajes y alternativas (Quintanilla, Díaz y Berenguer, 1997).

Volviendo al hilo conductor para completar los argumentos que se exponían al inicio, vamos a incidir nuevamente en los planes de estudio de psicología. Bien es cierto que nos encontramos en pleno proceso de modificación técnica de lo reformado hace pocos años. Es cierto también que la configuración puede cambiar; aunque sea levemente. Y también lo es que algunos observamos con preocupación cambios extremadamente importantes que en un próximo futuro pueden transformar drásticamente el concepto e indentidad de nuestra profesión. Por cuanto la mayor parte de nuestras líneas de especialización podrán sustituirse por licenciaturas completas (la psicología educativa por la licenciatura de psicopedagogía, la psicología de las organizaciones por la licenciatura de recursos humanos, diplomatura de relaciones laborales, la psicología de los servicios sociales y/o comunitaria por la diplomatura en trabajo social; y así sucesivamente). Cabe pensar que el futuro lo será de los técnicos altamente especializados en servicios "especiales". Cuál va a ser nuestro papel en esta nueva situación no es motivo de análisis aquí. En otro lugar le he dedicado un mayor espacio (Quintanilla, 1998). He de confesar que no me agrada demasido el panorama. Con todo, analizando una parte de los planes de psicología actualmente vigentes se pueden detectar tres grandes grupos temáticos:

a) La denominación de psicología económica, que aparece en la Universidad de Valencia y la Universidad de Santiago de Compostela).

b) Las denominaciones relacionadas con la psicología del consumidor y del consumo, que aparecen en la Universidad Central de Barcelona, la Universidad de Sevilla, la Universidad de La Laguna, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Valencia; y,

c) Las denominaciones relacionadas con la psicología del márketing, el márketing social, la publicidad y las ventas, que aparecen en la Universidad Central de Barcelona, la Universidad de Oviedo, la Universidad de Murcia, la Universidad de Valencia, la Universidad Central de Barcelona y la Universidad del Pais Vasco.

Tres grupos de asignaturas aparentemente diferentes, pero que al analizar sus contenidos podrá comprobarse facílmente que lo que se pretende es que los estudiantes posean conocimientos para poder compronder el significado de la conducta económica (apartado a) y del consumidor (apartado b) y, si fuera el caso, intervenir sobre ella (apartado c).

Es cierto que la psicología del márketing no es, estrictamente hablando, psicología económica. Aunque una y otra se encuentran íntimamente ligadas.

En parte de sus objetivos, en la mayor parte de sus métodos, en su dependencia respecto de la psicología social y en buena parte de sus dominios aplicados. Lo mismo ocurre entre la psicología económica y la psicología del trabajo; y entre ésta y la psicología del márketing. En otro lugar he analizado largamente esta cuestión así como la integración de la mayor parte de los rótulos y denominaciones antes reseñadas en el contexto general de la psicología económica (Quintanilla, 1997).

De cualquier modo, aún con las matizaciones, argumentaciones y aclaraciones aoprtunas, el campo sigue enmarañado. Aquéllos que ocupamos una buena parte de nuestro trabajo investigador y aplicado en este área debemos hacer un constante esfuerzo para que se comprenda y que, si asi se estima, sea de interés para los profesionales de la psicología que pueden encontrar, sin esperarlo del todo, procedimientos y técnicas de intervención altamente sugerentes en sus tareas laborales. En ese intento de clarificación -y aunque no sea de nuestro total agrado- emerge una denominación que, al igual y por parecidos motivos que ha ocurrido con la psicología del trabajo, sugiere una integración de materias solapadas. Se trata de titular a este campo como psicología económica y del consumidor.

Éste es el título de un manual próximo a su publicación realizado por un grupo de especialistas europeos coordinados por un grupo de investigadores de la Universidad de Exester de larga tradición en psicología económica (Lea, Tarpy y Wlebey, 1987; Lea, Webley y Young, 1992). El libro tiene prevista su aparición este próximo otoño con el título de Handbook for the Teaching of Economic and Consumer Psychology. Tal parece que por razones similares a las que aquí se han venido discutiendo ésta pueda ser la denominación más apropiada; sobre todo cuando se debe tener en cuenta la formación de los futuros psicólogos.

La Psicología Económica y del Consumidor en España

Resta un aspecto más para completar y finazalizar. Se trata de describir cuál es la situación de la psicología económica y del consumidor en España.

Esta cuestión se abordará considerando los datos que disponemos en el momento actual y teniendo presente tanto la práctica profesional como la actividad investigadora en este campo.

Para lo primero, para tener información más precisa, habrá que esperar a que el COP tenga finalizada la base de datos que está elaborando en relación a las tareas y perfiles profesionales de los psicólogos y psicólogas españolas. Por el momento sólo he tenido acceso a lo que desde la Unidad de Investigación de Psicología y del Consumidor en colaboración con el Colegio Oficial de Psicólogos hemos venido investigando y publicando. En este trabajo (Quintanilla y Díaz, 1992) se puede advertir que un 16.3% de los colegiados y colegiadas se dedican profesionalmente al ámbito de la psicología del trabajo y de las organizaciones. Nuestros datos de los perfiles profesionales por tareas -en este caso no publicados- indican que una buena parte de entre aquellos que se han dedicado o se dedican a la psicología del trabajo y de las organizaciones han realizado en alguna ocasión trabajos relacionados con la psicología económica y del consumidor; muy especialmente en el ámbito de la investigacion (cualitativa) de mercados. Con mayor precisión, del 16.3% que representa el campo de la psicología del trabajo y de las organizaciones un 9.2% lo hacen de manera exclusiva, un 3,1% lo hacen en combinación con la psicología económica y del consumidor y el 4% restante se dedican sólo a la psicología económica y del consumidor. El campo es, por tanto, visible formando parte de las especialidades que conforman la práctica profesional de la psicología en España.

En este momento estamos realizando un trabajo similar al anterior orientado a investigar el perfil profesional de los psicólogos del trabajo y de las organizaciones que ejercen su actividad profesional en el País Valenciano.

Con los datos que ya disponemos podemos afirmar que la mayor parte realizan su actividad en empresas de consultoría y que, efectivamente, un 25% realizan actividades que tienen que ver tanto con la psicología del trabajo y de las organizaciones como con la psicología económica y del consumidor; el 30% restante se ocupa exclusivamente en este campo.

No podemos afirmar que exista una demanda de psicólogos especializados en psicología económica y del consumidor. Sí que existe una progresiva demanda de especialistas en investigación de mercados, evaluación de la conducta del consumidor y gestión de márketing. Cuando los psicólogos se han formado y capacitado para realizar intervenciones de este tipo suelen disponer de parecidas oportunidades laborales a los licenciados en otras carreras relacionadas con estas técnicas. Es decir, tales tareas no se perciben social y empresarialmente como ajenas a la práctica profesional de los psicólogos; sobre todo cuando éstos han orientado su carrera profesional en este sentido y cuando se han formado para ello.

En nuestras investigaciones hemos entrevistado a psicólogos que trabajan como directores de márketing, directores del departamento de investigación de mercados, directores comerciales, técnicos en investigación de mercados y técnicos en comunicación y márketing y técnicos en investigación cualitativa. Sus tareas principales por orden decreciente de importancia son las siguientes: realización de entrevistas y reuniones de grupo para la investigación de mercados ("investigaciones cualitativas"), evaluación de la conducta de consumidor, diseño de cuestionarios para la investigación de mercados, proceso completo de investigaciones de mercados, tests de producto/s, formación y animación de la red comercial, tratamiento e interpretación de datos de la administración de encuestas y cuestionarios, asesoria de márketing, evaluación de la eficacia publicitaria, programas de márketing y, finalmente, diseño y animación de promociones comerciales.

La mayor parte de estas tareas se superponen con otras actividades relacionadas con los recursos humanos y, por tanto, con la psicología del trabajo y de las organizaciones. Como se podrá advertir se trata de intervenciones de carácter esencialmente microeconómico. Además la mayor parte de estos servicios se desarrolllan y producen desde el ámbito de la consultoría dirigidos tanto a sociedades mercantiles como instituciones o departamentos de las administraciones públicas (estatales, autonómicas y locales), cooperativas y organizaciones no lucrativas. De igual modo se puede advertir que otros muchos aspectos de la psicología económica y del consumidor están aún por desarrollar. Particularmente los que tienen que ver con la perspectiva macroeconómica y, tambien, los que se relacionan con la influencia de la conducta de los ciudadanos sobre la economía y los factores que la constituyen.

Esta última cuestión es la que pone de manifiesto la corta historia y tradición del campo en España. Por el momento la mayor parte de estos aspectos son de initerés casi exclusivamente investigador. Tal actividad, casi invisible en nuestro contexto social y académico, se reconoce, no obstante en Europa. El mes de Septiembre de 1997 la ciudad de Valencia fue la sede del XXII Congreso Internacional de Psicología Económica promovido por la Asociación Internacional para la Investigación en Psicología Económica (International Association for Research in Economic Psychology ) y organizado por la Unidad de Investigación de Psicología Económica y del Consumidor de la Universidad de Valencia en colaboración con la Sociedad Valenciana de Psicología Social.

Algunas de las areas temáticas fueron las siguientes: 1) psicología fiscal, 2) procesos de información en la conducta del consumidor, 3) psicología, ahorro y crédito, 4) percepción del riesgo, 5) conducta del consumidor y demanda, 6) psicología del dinero, 7) conducta del consumidor e impacto ambiental, 8) la nueva moneda europea, el euro, 9) teoría del juego, 10) metodología en psicología económica , 11) conducta simbólica y hedónica, 12) representaciones sociales, 13) socialización de la conducta económica, 14) desarrollo económico, 15) cooperación social, 16) comunicación y publicidad, 17) conducta inter/intra organizacional, 18) calidad de servicio, 19) emprendedores, 20) desempleo, 21) indefensión social y conducta económica y, 22) psicología y pobreza.

Aun con los inevitables solapamientos con otras especializades de la psicología, podrá apreciarse que la configuración de la psicología económica y del consumidor se amplia considerablemente con la simple lectura de los títulos anteriores. Cabe afirmar que a este congreso asistieron veintisiete investigadores españoles de diversas Universidades Españolas y de Facultades tanto de Psicología como de Ciencias Económicas y Empresariales. Sus trabajos son el resultado de grupos activos de investigación en España. Por lo que ya se podría admitir que, si bien aún de forma incipiente, existen líneas de investigación preocupadas por cuestiones tales como la conducta de ahorro (Universidad de Santiago de Compostela), calidad de servicios (Universidad Autónoma de Madrid), psicología del márketing (Universidad Central de Barcelona), psicología fiscal (Unversidad de Murcia) y psicología del dinero, conducta impulsiva y compra patológica (Universidad de Valencia). Sencillos indicadores de un artículo que, por razones de espacio, ya debo finalizar.

La sintesis conceptual con la que concluiré es subsidiaria, auxiliar e imprescindible para completar lo que se ha venido argumentando. Se basa en la evidencia de que la economía sin psicología no ha podido explicar correctamente algunos de los procesos económicos más importantes. ¿Pero qué ocurre con una psicología sin economía?. Pues más de lo mismo. Pues cuando desde la psicología se ignoran los procesos económicos y su influencia sobre la conducta social se pierde la oportunidad de analizar amplia y profundamente algunos de los aspectos mas comunes del comportamiento humano. Es decir existe una influencia de la conducta de las personas sobre la economía de igual forma que la economía, las variables e índices económicos resultado de una determinada política económica, actúan sobre la conducta de los seres humanos.

Este doble objeto de análisis (economía con psicología y psicología con economía) tiene que ver con numerosas parcelas de la vida social y económica de los ciudadanos. Imperando en cuestiones tales como la salud, la compra, el trabajo, el ahorro y la educación. Esto es, los conocimientos que se derivan de la psicología económica y del consumidor pueden resultar esenciales para estudiar, entre otras cosas, la conducta proecológica, los procesos de socialización de los niños, las psicopatologías del trabajo, la influencia de la publicidad, las fluctuaciones económicas y su influencia sobre la salud, la conducta prosocial y aún un largo etcétera que todos los interesados en este campo podrán ir encontrando tan sólo con consultar algunos de sus textos más sencillos y representativos. Eso es lo que a algunos psicólogos y economistas españoles nos está ocurriendo desde hace algunos años.

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