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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
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Papeles del Psicólogo, 1993. Vol. (55).




ENTREVISTA A ROGELIO DIAZ GUERRERO.

GERARDO MARÍN

Gerardo Marín. - ¿Puedes contarnos cuál ha sido tu trayectoria como psicólogo, tu formación y tus primeras experiencias en la Psicología americana?

Rogelío Díaz Guerrero - Siempre tuve una gran vocación por la Psicología, desde muy joven, le pregunté a un maestro que nos habló de la Psicología dónde podía estudiar eso y él me dijo que la única manera era convertirme en médico psiquiatra, porque era lo más cercano que había en México. Posteriormente, cuando cursaba el tercer año de Medicina se abrió la primera carrera académica de Psicología en la UNAM, y fui de los primeros inscriptos. Desde entonces seguí las dos carreras y me convertí en médico psiquiatra y doctor en Psicología.

Posteriormente entré a dar Cátedra de Psiquiatría en la Universidad de México e inauguré el Departamento de Psicología de un Colegio del que después de cinco años me renunciaron por querer enseñar Psicología moderna, querían que enseñara Santo Tomás.

Mi interés científico se da a partir de escuchar a ciertas personas, por ejemplo, Chavez que intentó hacer una Psicología del mexicano a principios de siglo, y después a Samuel Ramos que trabajó sobre el perfil del hombre y la cultura en México, yo intento hacer una Psicología de tipo riguroso, científica, del mexicano. Escuché a Gómez Robleda y sus estudios estadísticos, el primero correlacional en México sobre el tema. En fin, la manera que yo creí que era conveniente meterse en la Psicología del mexicano era a través de sus creencias culturales, tradicionales. Durante veinte o veinticinco años mi trabajo científico fue dedicado específicamente a encontrar dimensiones factoriales de creencias tradicionales de la familia mexicana. Posteriormente, cuando se inició la actividad de tipo transcultural, por los años 60, fue cuando desarrollamos la idea de que además de estas dimensiones culturales de la familia habría otros estilos de confrontación, por ejemplo, la activa, que modifica al medio, como se usa en Estados Unidos. Con el tiempo nos dimos cuenta que estas creencias culturales tenían correlaciones significativas con características del desarrollo cognoscitivo o rasgos de la personalidad, y más adelante los correlacionamos con un gran número de constructos de las Ciencias Sociales, relaciones entre los miembros de cada partido y sus creencias en las premisas tradicionales, por ejemplo.

Todo esto nos lleva a pensar que habría que desarrollar una Psicología autónoma, vimos que existía una dialéctica entre los impulsos biopsíquicos del individuo y los mandatos tradicionales de la cultura. De hecho en el 79, en una revista francesa de Psicología Aplicada, me pidieron que escribiera un artículo que se llamó «Los orígenes de la personalidad humana en el sistema social», allí explicamos que consideramos que el origen de la personalidad está en la dialéctica entre lo que el individuo considera que debe ser y lo que le manda la cultura, y que el desarrollo se da por mecanismos psicodinámicos dialécticos, mecanismos lingüísticos y mecanismos lógicos y paralógicos. Ese es el principio de una teoría de la personalidad sobre la que hay varios desarrollos. Poco a poco llegó gente a México con doctorados en Psicología Social, particularmente de Inglaterra y Estados Unidos, que iniciaron estudios de las dimensiones tal como habían estudiado en sus lugares de origen y los resultados no eran los que esperaban. Al tiempo me fueron a consultar y les hablé de las premisas que estaban interviniendo en los resultados. Es así como ahora hay en México un movimiento Etnopsicológico, en el cual participan métodos diferentes, y se han desarrollado hipótesis de rasgos de personalidad. Por ejemplo, hemos encontrado que hay dimensiones típicas de los mexicanos y hasta cierto punto de los latinoamericanos, como su flexibilidad, o recientemente encontramos factores de abnegación, la cual hemos definido como la disposición conductual a que los otros sean considerados antes que uno mismo, a sacrificarse en favor de los demás, esto parece ser bastante mexicano y latinoamericano. Con este tipo de definición se han desarrollado operacionalmente inventarios que miden la dimensión, hasta se habla de demostrarlo en laboratorios conductualmente. Todo esto viene a apoyar la idea de que es necesario el desarrollo de una Etnopsicología.

G.M. - Este tema es muy interesante, si bien coincido con la necesidad de una Psicología Cultural que contemple las características de los grupos, pero al hacer esto, ¿no estamos atomizando demasiado la percepción de la conducta humana? ¿A qué nivel de definición hay que llegar si hablamos de una Psicología mexicana, del distrito federal o del barrio de San Angel?

R.D.G. - Es una pregunta muy buena, yo pienso que hay ciertos rasgos que son casi universales, por ejemplo, la introversión-extroversión, aunque la importancia de la misma varíe notablemente de una cultura a la otra, entonces necesitamos, por un lado encontrar las cosas universales y luego, encontrar las dimensiones que convengan más específicamente a cada lugar. Estas premisas histórico, socioculturales, son bastante genéricas a los pueblos latinoamericanos, sobre todo aquéllas que tuvieran alguna influencia de tipo indígena originalmente. Yo considero que la dimensión más apropiada para las Américas es el colectivismo-individualismo, y que las dimensiones que he encontrado, como la abnegación, son subfactores del colectivismo. En tanto, la automodificación, modificar el medio ambiente es algo que separa claramente y en forma crítica a lo angloamericano de lo latinoamericano y quizá sea una dimensión más sensitiva.

G.M. - ¿Crees que hay un cierto juicio de valores en el trabajo de muchos psicólogos transculturales, que al hablar de dimensiones subyace el juicio de que una dimensión tiene más valor positivo que otra, ya sea para el desarrollo socioeconómico o para interacciones grupales o algo por el estilo?

R.D.G. - Esa también es una pregunta crucial dentro de nuestra ciencia, el hecho de que con frecuencia algunas dimensiones vienen a ser casi como la diferenciación que se hace entre alto cociente intelectual y bajo, ya son dimensiones cualitativas y valorativas. Yo creo que a la larga, cuando lo tecnológico y lo científico no tengan tanto poder como tienen en el presente, y cuando se considere que lo humano y lo interpersonal tienen la misma categoría que lo científico se verá que las dimensiones que favorecen a lo humanístico son tan importantes como las otras. Esta dicotomía que se ha establecido se debe a ciertos centros de poder que tienden a evaluar qué es lo más importante.

G.M. - ¿Tú le das importancia a los valores culturales, pero algunos, como el machismo, son negativos, qué dices a eso ...?

R.D.G. - Yo creo que el machismo es un término originario de México y que se ha hecho universal. Se ha estereotipado mucho la concepción del machismo mexicano, pero se ha investigado transculturalmente y se ha demostrado que el hombre mexicano es más autoritario, pero el americano es más hostil. Cada lugar tiene un particular tipo de machismo y obviamente que esto es negativo, ya que evidencia un tipo de superioridad o dominación hacia la mujer. Se traslada una relación de poder y se confunde con el amor. Todas las culturas tienen aspectos positivos y negativos.

G.M. - Con tu trayectoria en la Psicología, ¿cómo ves el futuro de la Psicología latinoamericana?

R.D.G. - La veo como algo muy vivo, muy dinámico, muy interesado en resolver los problemas individuales y sociales en el presente. Se está combinando la creatividad latinoamericana con la metodología anglonorteamericana. De hecho, lo que he visto en los Congresos como éste, es que la Psicología latinoamericana está más avanzada que la de la península Ibérica. Los latinoamericanos están haciendo verdaderas contribuciones a la Psicología Universal.

G.M. - ¿Crees que habrá un desarrollo teórico y metodológico específico en la Psicología hispanoparlante?

R.D.G. - Considero que para los procesos psicológicos no hay comparación con la producción hecha en Norteamérica. Ahora en los aspectos teóricos, Francia se ha distinguido, pero ha descuidado el aspecto riguroso metodológico. Alemania sigue el mismo camino que Estados Unidos. Pero en las aplicaciones, gran número de avances son latinoamericanos o hispano parlantes. Creo en el avance de la Etnopsicología, allí es donde vamos a desarrollar una corriente propia con rigurosa metodología, investigación y producción teórica, que puede contribuir a la Psicología Universal en el descubrimiento de variables y dimensiones.

G.M. - Tú eres un motor importante de la Psicología organizada, has presidido o representado varias organizaciones nacionales e internacionales. ¿Crees que la Psicología hispanoparlante va a crecer en presencia en los organismos internacionales, en los cuales no siempre está bien representada?

R.D.G. - Sí, tanto la Psicología hispanoparlante, como la asiática, en los últimos años han cobrado más relevancia. La africana todavía tiene un desarrollo más lento. Pero en realidad, en Latinoamérica están faltando más organizaciones regionales, ya que siendo tan amplio el continente y con tantos desarrollos es difícil que en sólo una Sociedad Interamericana se refleje tanta riqueza y represente fielmente toda la producción. Creo que eso es lo más importante.

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