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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
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Papeles del Psicólogo, 2002. Vol. (82).




LA DÉCADA 1989-1998 EN LA PSICOLOGÍA ESPAÑOLA: ANÁLISIS DEL DESARROLLO DE LA PSICOLOGÍA PROFESIONAL EN ESPAÑA

Francisco Santolaya Ochando, Manuel Berdullas Temes y José Ramón Fernández Hermida

Colegio Oficial de Psicólogos

En este trabajo se pretende dar una visión de la evolución y la situación actual de la Psicología profesional española. Desde un punto de vista histórico, la profesión de psicólogo en España ha tenido un importante desarrollo cualitativo y cuantitativo desde los años 70. Las bases sobre las que se ha apoyado dicho desarrollo son múltiples y de diverso carácter, aunque en este trabajo se resaltan dos: la implantación del título de Licenciado en Psicología y el desarrollo de una identidad profesional a través de la influencia que ejerce una organización como el Colegio Oficial de Psicólogos (COP). La descripción de la situación actual se lleva a cabo mediante el análisis de los resultados de los 6.765 colegiados que respondieron a la encuesta que el COP envió a la totalidad de sus casi 28.000 miembros. Dichos resultados, con carácter general, dibujan una profesión de composición mayoritariamente femenina, aún joven (36 años de media) con una dedicación preferente al campo clínico, de orientación teórica predominantemente conductual, localizada fundamentalmente en áreas urbanas y con un ejercicio mayoritariamente privado. Posteriormente, y de forma pormenorizada, se analizan las principales especialidades profesionales de la Psicología que se ejercen actualmente en nuestro país, atendiendo a los siguientes criterios: tipo de centro en el que se ejerce, ámbitos de intervención y formación necesaria para el ejercicio profesional. Por último, se apuntan algunas reflexiones finales sobre la defensa del espacio profesional, proponiendo la estrategia de la formación y la acreditación como mejor forma de afrontar los problemas del creciente intrusismo profesional.

In this paper, an overview of the evolution and current situation of professional psychology in Spain is offered. From a historical viewpoint, since the seventies, the profession of psychologist in Spain has advanced significantly in both quality and quantity. There are many different reasons for this development, although in this paper, we highlight two: the introduction of the Psychology Degree and the development of a professional identity due to the influence of an organization such as the "Colegio Oficial de Psicólogos" [COP - Official College of Psychologists, also denominated The Spanish Psychological Association]. Our description of the current situation is based on the analysis of the results of 6,765 surveys out of the approximately 28,000 that were sent to members of the professional College. In general, these results reveal a profession predominantly practiced by young women (mean age 36 years), working preferably in the clinical area, whose theoretical orientation is mainly behavioral, located for the most part in urban areas, and chiefly working in private practice. The main current professional psychology fields in our country will be analyzed in detail, according to the following criteria: type of center where the professional works, intervention areas, and training required for professional practice. Some final reflections about the defense of our profession are commented upon, proposing training and accreditation strategies as the best way to face increasing problems about the entry of unqualified people into the profession.

La psicología profesional en España ha tenido un desarrollo cualitativo y cuantitativo de gran importancia e incluso sorprendente desde los años 70, si tenemos en cuenta la evolución profesional en algunos de los países de nuestro entorno, con más tradición científica, más poblados y con mayor renta por habitante. Pueden darse multitud de justificaciones históricas, internas al propio desarrollo de la ciencia psicológica, sociales, políticas y económicas que expliquen este importante crecimiento y probablemente todas sean pertinentes, ya que un fenómeno científico y profesional de esta naturaleza está siempre multideterminado y las explicaciones no suelen ser simples y lineales. Sin embargo, esta línea de desarrollo argumental nos alejaría de nuestro objetivo.

En este trabajo se pretende dar una visión del desarrollo y de la realidad actual de la psicología profesional española, tal y como se percibe desde una organización científico-profesional como el Colegio Oficial de Psicólogos. Con este fin se dará un breve repaso a los hechos y personajes fundamentales que han determinado lo que ahora somos, para a continuación exponer algunas coordenadas básicas que describen la situación actual y terminar con una somera reflexión de los desafíos presentes y las tareas pendientes.

No se pretende, en estas breves líneas, agotar el análisis de la realidad actual de la psicología profesional en España. Cualquier análisis de estas características que aspire a la exhaustividad debe ser polifacético y el punto de vista del que escribe es sólo eso, un punto de vista más de entre los muchos posibles. Sin embargo, nosotros adoptaremos necesariamente la perspectiva colegial y apoyados y limitados por esta perspectiva trataremos de exponer el cuadro general de lo que son y lo que hacen los psicólogos españoles cuando ejercen su profesión.

TRADICIÓN

La psicología en España y en todo el mundo occidental ha estado tradicionalmente unida a la reflexión filosófica como lo estuvieron previamente otras ciencias. Señala Carpintero (1989) el gran interés suscitado por los temas psicológicos y por su posible aplicación a lo personal y social en pensadores como Luis Vives (1538) y posteriormente Huarte de San Juan (1575) en su obra "Examen de Ingenios para las Ciencias". En ella Huarte de San Juan, pretendió elaborar una psicología diferencial que sirviese de base para la orientación profesional y vocacional de los jóvenes (Siguán, 1978). Si bien la línea de pensamiento de estos autores es reconocida como un marco de referencia permanente y un hito de capital importancia para los psicólogos españoles, se deben destacar la falta de continuidad de esta labor inicial y su dramática interrupción hasta principios del siglo XX. Como sugiere el profesor Carpintero (1989), "hay un largo trecho desde estos precedentes renacentistas a las primeras manifestaciones de una nueva tradición, ahora ya de psicología científica, que empieza a surgir a finales del siglo XIX y primeros años del XX".

En lo que atañe a la psicología científica hemos sido un país receptor más que creativo (Carpintero, 1989), debido probablemente a que la evolución de la psicología como ciencia aplicada se produce en contextos industrializados en los que aparecen nuevos y complejos problemas a los que nuestro país fue completamente ajeno hasta mediados del siglo XX, exceptuando ciudades como Barcelona, Madrid y Bilbao. Es precisamente en Barcelona y Madrid donde surge un grupo de científicos que toman conciencia de la importancia de la psicología científica y de sus posibles aplicaciones tanto en el ámbito de la educación como en el de la explicación del comportamiento humano a partir de bases empíricas y principios fisiológicos. Esa conciencia les hace tomar contacto con diferentes corrientes científico/psicológicas europeas; Giner de los Ríos con W. Wundt y su laboratorio de Leipzig y el Dr. Simarro con P. Charcot en La Salpetier. Este último, a su regreso a Madrid fundó el primer laboratorio de antropología, de hecho, el primero de psicología experimental en España. En 1902 ocupa la primera Cátedra de Psicología Experimental creada en la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense y una de las primeras en el mundo en contar con una cátedra de esas características. Su influencia se hizo notar en investigadores jóvenes entre los cuales se encontraban Cajal, más tarde Premio Nobel por sus trabajos en neurofisiología, Rodríguez Lafora y Achucarro, que se revelaron, posteriormente, de vital importancia para el desarrollo de la neurología y de la psiquiatría en España (Siguán,1978).

Otros grupos que también mostraron gran interés por introducir las nuevas corrientes psicológicas en España fueron aquéllos que deseaban una revolución educativa y pedagógica que fuese la base de cambios políticos y sociales adecuados a un país moderno y a una sociedad más justa. En Madrid, la Institución Libre de Enseñanza y en Cataluña un grupo movido por el deseo de acelerar el renacimiento de la cultura catalana buscaron su inspiración en las obras de Claparède y de Piaget para fundamentar teórica y científicamente sus tesis (Siguán, 1978).

El dinamismo y curiosidad del grupo de Cataluña por la psicología aplicada tiene como consecuencia la creación en Barcelona del Secretariado de Aprendizaje que fue convertido cuatro años más tarde en el Instituto de Orientación Profesional, uno de los primeros centros del mundo dedicados específicamente a esa actividad.

En la década de los veinte se incrementa la preocupación oficial por la renovación educativa y la renovación pedagógica y se promulga una ley que crea los Institutos de Orientación Profesional en Madrid y en Barcelona, ley, que por otra parte, no hace más que recoger la tradición existente en este campo en las dos ciudades. El Dr. Mira y López se hace cargo de la dirección del Instituto de Barcelona. Psiquiatra e investigador de gran prestigio organiza los servicios de selección y orientación y construye pruebas específicas de personalidad que le permiten obtener resultados más objetivos.

En Madrid, el Dr. José Germain realiza una labor similar a la del Dr. Mira en Barcelona. Es una etapa en la que el conocimiento psicológico florece aplicado por no psicólogos. No existía una formación formal en psicología, predominaba el autodidactismo y la aplicación de la psicología por médicos, ingenieros o educadores. Ellos son nuestros precedentes hasta que la Guerra Civil impuso un corte brutal de la evolución de la psicología aplicada en España. Afortunadamente, este corte sólo supuso una paralización de algunas décadas y nunca mermó el entusiasmo y la fe de los miembros de este Grupo en cuanto a los espacios que la Psicología habría de ocupar en nuestro país. Carpintero (1989) resumía de este modo su admiración por la labor realizada por el Dr. Germain: "La conservación y recuperación de la tradición de la ciencia psicológica entre nosotros no se entiende sin la figura de Don José Germain y su incansable labor para reinstitucionalizar la psicología entre nosotros". Desde un pequeño Departamento de Psicología Experimental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas va a establecer un núcleo/germinal del desarrollo posterior en el que colaboraran los precursores de la psicología científico/aplicada actual tales como Yela, Pinillos, Secadas, Siguán, Pertejo, Álvarez Villar, Forteza, Pascual y algunos más (Carpintero, 1989). El esfuerzo y dinamismo de este grupo tuvo como resultado la creación en 1953 de la Escuela de Psicología en la Universidad de Madrid. En este centro no se ofrecía una licenciatura en psicología sino que se iniciaba la formación de postgrado para licenciados que deseaban especializarse en psicología, formando a psicólogos especialistas sin un curriculum adecuado para aplicar los conocimientos psicológicos. Esta situación de bajo nivel de especialización se mantiene hasta que en los años setenta se abren las vías universitarias adecuadas para la formación de psicólogos desde la base y comienzan a sentirse las presiones de profesores, alumnos y profesionales para el establecimiento de un curriculum propio, planes de estudios específicos y facultades de psicología independientes. La eclosión de la psicología como profesión es paralela al fuerte proceso de industrialización que tiene su inicio en nuestro país en la década de los sesenta y que creó problemas y necesidades sociales que sólo podían atenderse y entenderse desde nuevos conceptos multidisciplinares en los que la psicología iba a desempeñar un destacado papel.

LICENCIATURA UNIVERSITARIA EN PSICOLOGÍA

La formación específica en psicología se inició en 1953 cuando en la Universidad de Madrid se estableció la Escuela de Psicología Aplicada. En este Centro se podían cursar tres especialidades: Pedagógica, Clínica e Industrial. Mencionábamos en el apartado anterior que, previamente, a la fundación de esta Escuela, la psicología que se aplicaba en España se realizaba por autodidactas con o sin formación universitaria que se mostraban entusiasmados por el desarrollo y la evolución de las técnicas y corrientes psicológicas allende nuestras fronteras.

La creación de la Escuela modificó sólo en parte esta situación. En ella se podían graduar o mejor post-graduarse licenciados en cualquier especialidad universitaria y posteriormente denominarse psicólogos. Legalmente esto cambiaba ligeramente el contexto legal ya que cualquier diplomatura conducente a una especialidad implica que "la etiqueta" sólo puede ser utilizada por aquellos que la obtienen. Sin embargo, la existencia de esta diplomatura aunque mejoraba una situación en la que cualquier profano podría autodenominarse psicólogo no impedía que la psicología aplicada estuviese en las manos de profesionales de muy baja cualificación.

En 1964 se crea en Barcelona una escuela similar con dos secciones: pedagógica e industrial y otra de Psicología Clínica ubicada en la Facultad de Medicina cuyo acceso se limita a los licenciados en otras diplomaturas y en el que la duración de esta especialización se establece, como en la de Madrid, en dos años.

En 1968, se establece la Licenciatura en Psicología con un curriculum común a filosofía de dos años y tres de estudios específicos. El camino hacia un título con curriculum propio y facultades específicas fuera del contexto de la filosofía se hallaba abierto.

En 1978 se crea la primera Facultad de Psicología; se comienzan a establecer los currículum específicos de Psicología o planes de estudios propios y paulatinamente la psicología científica adquiere un status de independencia que será uno de los factores determinantes de su desarrollo.

LICENCIATURA Y EJERCICIO PROFESIONAL

Con la aparición de la nueva Licenciatura en Psicología, la relación entre la formación académica y el ejercicio profesional cambia. Por primera vez, existe una titulación que capacita específicamente para el ejercicio profesional y obliga a todo aquél que desea utilizar la etiqueta de psicólogo(a) a tener cursados y finalizados los créditos universitarios correspondientes. La licenciatura en nuestro país protege la etiqueta y penaliza seriamente a aquéllos que la utilicen sin tener el derecho a hacerlo. Esta situación que, a simple vista, parece muy clara, no lo era tanto antes de que en 1968 se estableciese la Licenciatura en Psicología o en aquellos países en los que la licenciatura universitaria no garantiza el uso en exclusividad de la etiqueta y se necesitan promulgar leyes específicas que la protejan. Por otra parte, también nos podemos encontrar ciertos países donde el uso de la etiqueta se garantiza exclusivamente a los diplomados que hayan logrado la licencia de estado, que es la que realmente capacita para el ejercicio y en los que la simple licenciatura no es condición suficiente para hacerlo (USA, Italia, Canadá, etc....). En España esta situación se puede ver modificada en el futuro con las especialidades de post-grado, en el que la obtención de la licenciatura a secas podría no capacitar para el ejercicio en las diferentes áreas de la Psicología.

ASOCIACIONISMO Y EJERCICIO PROFESIONAL

Referíamos en el apartado anterior que la obtención en España de la Licenciatura en Psicología capacita para el ejercicio profesional y establece una serie de derechos y obligaciones para los psicólogos. Mencionábamos que la etiqueta se convierte en marca y sólo puede ser usada por aquéllos que poseen la Licenciatura. Legalmente esto es así. Sin embargo, la etiqueta no estaría adecuadamente protegida si la administración española no hubiese instrumentado y, el Parlamento aprobado, en diciembre de 1979, la creación del Colegio Oficial de Psicólogos (COP). Esta institución como todas las de su clase en España, tiene un carácter semi-público, y entre sus responsabilidades fundamentales se encuentran: 1) instrumentar los medios necesarios para el adecuado desarrollo de la profesión; 2) entender del buen uso de la etiqueta; 3) protegerla del intrusismo y 4) velar por el ejercicio idóneo de la profesión. Los titulados en ejercicio deben estar colegiados y adherirse al código deontológico aprobado por los miembros de la organización.

Desde el punto de vista organizativo, el COP está regulado por estatutos propios aprobados por el Gobierno de España y sus normas son de obligado cumplimiento para los psicólogos, en su ejercicio profesional. Desde su fundación, la organización colegial ha llevado a cabo un fuerte proceso de descentralización, lo que ha favorecido la creación en su seno de varios Colegios Autonómicos que actúan en sus respectivos territorios con total independencia, constituyen sus propias Comisiones Deontológicas y se encargan de la promoción de la psicología en todas sus facetas.

La afiliación al COP ha crecido de modo estable desde su creación. A finales de 1980, el total de colegiados se situaba en 2.358; en 1984, en 11.403; en 1988 en 17.261 y a principios de 1999 unos 28.000 aproximadamente. El crecimiento medio anual, durante los cinco primeros años, giraba en torno a los 2.300 descendiendo a los 1.300 en los cinco subsiguientes. Ésta última ha sido una tendencia estable que viene a reflejar la inflación de alumnos que finalizan psicología y de facultades que los habilitan para la profesión. Actualmente hay más de 40.000 alumnos en las veinte Facultades de Psicología del territorio español. No es éste el espacio para valorar la capacitación y formación que reciben en nuestras facultades los futuros profesionales aunque sí debemos subrayar la necesidad, indudable, de ampliar los espacios de prácticas e intercambio con el mundo profesional con el propósito de presentar en el mercado un profesional que pueda dar respuestas de calidad ante demandas cada día más complejas de aquél.

En estos último años ha habido la necesidad de responder con garantías a las muy variadas y diversificadas exigencias que reciben los psicólogos de la sociedad española, lo que ha redundado en la aparición de decenas de áreas de especialización o si queremos, mejor decir, miniespecialización. A las ya muy clásicas áreas de intervención se han sido sumando otras muchas (Psicología de la Intervención en Crisis y en Desastres; Psicología de la Intervención con Refugiados; Psicología de la Auditoría Ambiental, etc....) que hoy por hoy, todavía no encuentran espacios de formación en las facultades españoles ni europeas. La transformación tan radical de la profesión en los últimos diez años tanto en número de profesionales que desean practicarla (unos 28.000 miembros en 1999) como en los tipos de intervención, crea tensiones permanentes entre el asociacionismo profesional y la academia ya que no se puede esperar que un licenciado habilitado para el ejercicio no mantenga expectativas de ubicarse en el mundo laboral. Es urgente buscar soluciones para un problema que se nos antoja de enorme gravedad en un futuro cercano y esta búsqueda debe hacerse de un modo activo y creativo ya que el paso del tiempo no hará más que deteriorar lo mucho que se ha logrado para la psicología. Es un reto que tanto el COP como las facultades de psicología deben afrontar si no queremos ver como la profesión se paraliza; se crean centenares de miniasociaciones monográficas; se diversifican los intereses y los interlocutores se devalúan. Es nuestra particular opinión que esta eclosión tiene un efecto negativo sobre la profesión, ya que disminuye notablemente la cohesión y la identificación de los psicólogos con su propio grupo. La realidad nos ha demostrado que la psicología se ha robustecido en aquellos países en los que la representatividad profesional se ha encontrado en manos de organizaciones poderosas y con medios suficientes para crear una fuerte identidad profesional.

DESARROLLO DE LA IDENTIDAD PROFESIONAL

La cuestión de la identidad supone para todos los grupos profesionales un capítulo de importancia vital tanto en la esfera de su propia construcción como en la de la implantación y mantenimiento en cualquier espacio social.

Los psicólogos españoles han logrado en un corto período de tiempo autodefinirse como grupo e identificarse a sí mismos "como psicólogos", miembros de una categoría. Ha sido así porque se han cumplido una serie de condiciones capaces de hacerles desear la pertenencia al mismo: 1) una licenciatura oficial en psicología que cualifica profesionalmente; 2) un conjunto de conocimientos estructurados impartidos en un espacio propio, con un profesorado específico; 3) la conexión de esos conocimientos con determinados quehaceres que sólo nosotros podremos o sabremos realizar, junto con la conciencia de que estos conocimientos son básicos para profundizar en otros de mayor complejidad; y 4) la emoción de compartir estas experiencias y emociones y el sentimiento de que al concluir este período ritualizado, estarán preparados para formar parte de un colectivo reconocido y legitimado como el Colegio Profesional correspondiente, a través del cual van a tomar contacto con la profesión y los espacios profesionales. Una organización a la que pertenecer y tomar como referente; una asociación que ha impulsado un código deontológico, que edita boletines informativos, revistas de carácter general y monográfico; que proporciona formación y que garantiza la comunicación con nuestros colegas a través de diferentes medios. En fin, una profesión a la cual deberíamos estar orgullosos de pertenecer.

Sin embargo, este camino hacia la identidad profesional no está exento de contratiempos. Hernández (1984) alertaba a todos los sectores de la psicología al mostrar los peligros de un crecimiento desequilibrado del número de licenciados, del número de facultades y del elevado porcentaje de psicólogos en paro y con pocas expectativas de encontrar trabajo en su ámbito de especialización. En un contexto de esas características, los licenciados en psicología podrían hallar muy pocas razones para lograr identificarse y compartir los objetivos de un grupo profesional cuyas expectativas laborales eran cuando menos oscuras. Refiere Hernández (1984) que la población de licenciados en 1982 se aproximaba a 20.000 y la de colegiados, excluyendo a Cataluña, a 7.277. "Un núcleo de profesionales integrado fundamentalmente por mujeres y jóvenes. Un 63% de mujeres y un 37% de hombres. Aproximadamente, un 40% tenía menos de 25 años y un 70% menos de 30. Sólo un 3% tenía más de 45 años". Además, en la población encuestada sólo entre el 45 y 50% ejercían la Psicología como actividad principal. Entre el 13 y el 18% lo hacían a tiempo parcial y, dedicados a una actividad no psicológica, del 11 al 15%. Entre un 20 y un 25% se encontraban en paro. No dejando de reconocer lo significativo de las cifras de parados no eran menos relevantes las del sub-empleo y pluriempleo. Ésta panorámica general de la situación laboral de los psicólogos presentada por Hernández en 1984 podría hacernos creer que la profesión se hallaba estancada y en un proceso claramente involutivo. Esta no era la verdadera intención del autor. Su actitud era altamente positiva y esperanzadora y compartía claramente las conclusiones del "Seminario sobre el Tercer Ciclo Universitario y la Formación de los Psicólogos" (1984) en el sentido de que la profesión del psicólogo estaba claramente implantada en nuestro país y que cada vez se ampliaban más las posibilidades de aquellos profesionales que deseaban ejercerla. ¿Deberíamos todos nosotros compartir ese optimismo? La contestación a este interrogante nos la proporcionaba la encuesta de Díaz & Quintanilla (1992) realizada para el Colegio Oficial de Psicólogos. Diez años más tarde, la profesión del psicólogo en España seguía siendo muy joven pero los profesionales ya no lo eran tanto. Un 30% de los psicólogos colegiados se encontraba por debajo de los 30 años y un 15.4% eran mayores de cuarenta. La proporción de mujeres se había incrementado en 1% y se situaba en el 64% comparada con el 36% de varones y el paro había descendido desde el 20-25% a un 10.5%, porcentaje que se situaba en un nivel más bajo que el de la población general. Los restantes datos de este trabajo muestran una cierta tendencia y convergencia con los hallados por Hernández en 1982 aunque por cuestiones metodológicas y de enunciado no son comparables. La situación se había modificado y lo había hecho de modo optimista. Los psicólogos españoles mostraban, en su mayoría, un grado de satisfacción amplio con su contexto profesional.

Siete años más tarde hemos vuelto a sondear a la psicología profesional española para conocer su evolución y para tener más conocimiento de sus características actuales. Algunos de los hallazgos más relevantes corraboran las tendencias marcadas en anteriores estudios, otros completamente novedosos dibujan un perfil más exacto del ejercicio profesional. Todos ellos serán expuestos en el siguiente apartado.

LA PSICOLOGÍA PROFESIONAL EN ESPAÑA. ALGUNOS DATOS ACTUALES

Tal y como se ha podido ver anteriormente, la psicología profesional en España se ha desarrollado ampliamente desde que en los años setenta se implantaron los estudios de Psicología en la Universidad Española. Este desarrollo es perfectamente equiparable con el que se puede encontrar en los países más desarrollados de nuestro entorno, con algunas características distintivas que lo hacen más sorprendente como la fuerte implantación de la Psicología en el ámbito de la Seguridad Vial o la consolidación del modelo de formación y titulación especializada en Psicología Clínica.

El Colegio Oficial de Psicólogos patrocinó hace aproximadamente ocho años un estudio (Díaz & Quitanilla, 1992), en el que se intentaba averiguar cuál era la situación laboral de los psicólogos profesionales mediante el conocimiento de la distribución de los profesionales entre los distintos campos especializados, su grado de dedicación, el tipo de contratación y retribución, etc. En aquel momento, el número de profesionales colegiados era de unos 20.000. Algunos de los datos más relevantes de aquel estudio aparecieron publicados en un número especial de la revista Applied Psychology: An International Review (Quintanilla & Díaz, 1994) editada con motivo del 23º Congreso Internacional de Psicología Aplicada celebrado en Madrid en 1994.

Desde que se dieron a conocer los resultados de aquella investigación, la Psicología profesional no ha dejado de crecer en nuestro país. El Colegio Oficial de Psicólogos agrupa en la actualidad aproximadamente a 28.000 psicólogos, una cifra que probablemente represente un porcentaje muy elevado de los psicólogos profesionales que trabajan, ya que en España es obligatoria la colegiación para el ejercicio profesional. Este continuo crecimiento numérico ha venido acompañado de una paulatina puesta en marcha por los diferentes gobiernos de políticas sociales más avanzadas tanto en el ámbito de la educación, de la salud o de los servicios sociales así como de un incremento de la demanda privada de servicios psicológicos acorde con la mejora económica que experimenta el país. La concordancia en el tiempo de estos dos factores (mayor número de psicólogos y mayor demanda pública y privada de servicios) ha producido un aumento y creciente diversificación de la actividad profesional, cuyo conocimiento es de gran interés para el Colegio profesional.

Desde hace tres años, el COP ha venido recogiendo y mecanizando una gran cantidad de información de sus afiliados con el fin de conocer con exactitud cuáles son las características sociodemográficas y profesionales de la intervención psicológica en España. Esta recogida de información se realiza tanto en la admisión de los nuevos miembros como por medio del sondeo de los que ya forman parte de la organización, en un proceso continuo que pretende obtener una imagen fidedigna y permanentemente actualizada de la profesión.

La mayoría de los datos que se van a ofrecer a continuación, proceden de la Encuesta de Actividad Profesional (EAP) que se suministró a los 27.787 psicólogos colegiados del COP a principios de 1999. De esa fuente proceden los datos relativos a la especialidad a la que se dedican, el tipo de centro en el que trabajan, la orientación teórica a la que se adscriben y todos los demás datos que hacen referencia a la actividad profesional. Los análisis se han hecho sobre las 6.765 encuestas contestadas hasta este momento, lo que representa aproximadamente un 25% del total de colegiados. El resto de la información (sexo, edad, domicilio) procede de los documentos de ingreso al Colegio y los resultados expuestos reflejan el análisis de los datos suministrados por el total de miembros del COP (27.787).

También se citarán los resultados obtenidos en un estudio realizado por el COP en la Comunidad Valenciana en 1998 encaminado a conocer las funciones que llevan a cabo los psicólogos en las especialidades más consolidadas y con más profesionales (clínica, educativa, trabajo y organizaciones e intervención social). La investigación se llevó a cabo mediante la realización de 722 entrevistas entre los 4000 colegiados inscritos en esa región. La selección de la muestra se hizo mediante un sistema de muestreo no proporcional y posterior aplicación de coeficientes correctores para generalizar las conclusiones a toda la comunidad autónoma. Aunque es un estudio de carácter regional y no nacional, es muy probable que los datos obtenidos puedan ser generalizados al conjunto del estado, ya que no existe ninguna razón para suponer que las funciones profesionales en la Comunidad Valenciana son radicalmente diferentes a las que se desarrollan en el resto del país, dada la relativa homogeneidad cultural, legal, social, económica y política del estado español.

Somos conscientes de que la metodología de recogida de la información que se ha utilizado en el caso de la EAP (Encuesta de Actividad Profesional), puede estar sometida a sesgos que afecten a la validez y fiabilidad de los resultados. Con las 6.765 encuestas recogidas hasta este momento (un 25% del total, como ya se ha indicado), los datos que proceden de la EAP deben ser vistos con cautela, ya que nos resulta difícil conocer la dirección y cuantía de esos sesgos. Sin embargo, y a pesar de estas reservas, creemos que el gran volumen de información recopilada pueden ser de interés para aquéllos que deseen conocer la realidad profesional de la Psicología en España. Por esta razón, se exponen a continuación algunos de los datos más interesantes de la investigación en curso, haciendo hincapié en su caracter de parciales y preliminares.

UNA VISIÓN CUANTITATIVA BÁSICA DE LA PSICOLOGÍA PROFESIONAL ESPAÑOLA

En este apartado se van a exponer algunos datos sociodemográficos y profesionales seleccionados que nos permitan conocer los rasgos más generales de la profesión en España.

Sexo

La profesión de psicólogo en nuestro país es una profesión mayoritariamente femenina. Un 72,58% de los profesionales colegiados son mujeres y sólo un 27,42% son varones. Estas cifras son ligeramente superiores a los estudios anteriores, publicados en 1982 (Hernández, 1982) y 1992 (Díaz & Quintanilla, 1992) que arrojaban unos porcentajes del 59% de mujeres y el 41% de varones, en el primero, y del 66% y el 34% respectivamente, en el segundo. Tal distribución no es extraña a nuestro entorno sociocultural y afecta también a otro tipo de estudios enmarcados dentro del ámbito de las Ciencias Sociales y de la Salud, donde se coloca a la Psicología, y que se encuentran también en un claro proceso de "feminización".

La distribución de esta variable en las diferentes especialidades no es uniforme y tiene ciertas peculiaridades que pueden observarse en el ámbito de la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, las áreas académicas, la Psicología deportiva y la relacionadas con el ámbito militar (Tabla 1).

Estos datos son coherentes con el hecho de que en estos sectores laborales (profesorado universitario, deporte, defensa y policía) el porcentaje de población laboral masculina es superior a la femenina. Esta ventaja parece mantenerse a pesar del predominio femenino en la psicología profesional.

Edad

La media de edad de los 27.787 colegiados es de 36,51 años con una desviación típica de 8,14, un mínimo de 22 y un máximo de 68. La distribución por edad puede verse en el siguiente gráfico. Estos resultados muestran a una profesión fundamentalmente joven. El 22,5% no supera los 30 años y el 30% tiene más de cuarenta años. Unas cifras que resultan significativamente superiores a las de Díaz & Quintanilla (1992) que encontraban que sólo el 17,9% tenían más de cuarenta años mientras que el 29,8% no alcanzaba los treinta.

Especialidades

La distribución por especialidades se puede observar en la Tabla 2. La mayoría de los psicológos afirman dedicarse a la Psicología Clínica, muy por encima del resto de las especialidades.

Para interpretar esta Tabla es importante saber que no hay en la actualidad (Septiembre de 1999) ningún organismo estatal ni ninguna administración que regule la titulación de especialista en ninguna de las ramas de la Psicología. Son los propios psicólogos los que se encuadran en las distintas especialidades de acuerdo con su formación, actividad y/o ubicación laboral. Por lo tanto, estos datos tienen que ver con el análisis que hacen los propios psicólogos de su formación y de su trabajo y no con ninguna acreditación privada o pública para el ejercicio como especialista.

Orientación teórica

La orientación teórica mayoritaria en nuestro país se enmarca dentro de la corriente cognitivo-conductual. Le sigue en importancia los modelos inspirados en el psicoanálisis y la orientación sistémica. El resto tiene una representación muy minoritaria (Tabla 3).

En la Tabla 4 puede verse la distribución porcentual de las distintas orientaciones teóricas por cada una de las especialidades.

En todas las especialidades, sin excepción, predominan con claridad los modelos de orientación conductual (Modelos Cognitivo-Conductuales y Modificación de Conducta). El dominio más claro se alcanza en Psicología del Deporte (88,24%) y el más reducido se encuentra en la especialidad de Psicología Jurídica (57,37%).

La segunda orientación teórica en importancia es el Eclecticismo. En todas las especialidades hay un porcentaje significativo de psicólogos que se declaran Eclécticos. Los porcentajes van desde el 9,69% de los clínicos hasta el 29,17% de los especialistas en Seguridad Vial.

Los modelos psicoanalíticos (Orientación Psicoanalítica Ortodoxa y Psicoterapias de Inspiración Psicoanalítica) se encuentran especialmente representados entre los psicólogos clínicos (17,32%) y los especialistas en Psicología Jurídica (8,20%). Los porcentajes obtenidos en otras especialidades son bastante más pequeños.

La Orientación Sistémica es más seleccionada por los especialistas en Psicología Social y Comunitaria que por ningún otro. En las otras especialidades obtiene porcentajes relativamente similares que oscilan entre el 2,78% y el 6,56%, excepto en Psicología del Deporte y Psicología Militar en las que su porcentaje es cero.

El resto de orientaciones obtienen puntuaciones muy bajas y poco relevantes en todas las especialidades.

Localización de la residencia

Los psicólogos siguen estando mayoritariamente en áreas urbanas. Aproximadamente un 60% viven en las capitales de provincia. Sin embargo, el porcentaje de profesionales que vive en municipios pequeños, menores de 50.000 habitantes, es bastante notable (32%), tal y como puede observarse en la Tabla 5.

Resulta laborioso afinar aún más la distribución por debajo de la cifra de 50.000 habitantes, ya que el número de municipios implicado es muy grande (el 98,5% de los municipios del país). Se ha hecho un escrutinio que abarca a los 4.000 primeros colegiados de los 8.727 que viven en municipios menores de 50.000 habitantes y se ha encontrado que aproximadamente un 11% viven en municipios menores de 10.000 habitantes. Esta cifra es alentadora ya que indica que la oferta profesional se está universalizando y saliendo de los primigenios núcleos urbanos.

Sin embargo hay que tener en mente una cautela a la hora de interpretar estos resultados. La distribución territorial del domicilio de los psicólogos no puede considerarse una referencia exacta de su lugar de trabajo. Muchos viven en poblaciones dormitorio anejas a las grandes ciudades o en pequeñas poblaciones cercanas donde el acceso a la vivienda o las condiciones de vida son mejores. Muy probablemente si se tiene en cuenta esta idea sería necesario corregir al alza los primeros items de la Tabla 5. Lo ideal sería disponer de la dirección del lugar de trabajo. Pero este dato no está disponible aún para la totalidad de los psicólogos colegiados. Estamos, pues, ante cifras meramente indicativas de la distribución de la profesión en el territorio.

Si hacemos la distribución territorial teniendo en cuenta las especialidades más numerosas, obtenemos los resultados que se detallan en la Tabla 6.

La mayoría relativa de los psicólogos, sea cual sea su especialidad, se encuentra domiciliado en municipios que van desde los 100.000 a los 500.000 habitantes, un tamaño que coincide con los municipios de la mayoría de las capitales de provincia españolas.

No parece haber una localización especialmente dependiente de la especialidad profesional. La distribución mas homogénea por todo el territorio la tienen los especialistas en Seguridad Vial. En el otro extremo se encontrarían los especialistas en Psicología del Deporte y del Trabajo y de las Organizaciones.

Tipo de centro de trabajo

Los psicólogos españoles siguen trabajando principalmente en el sector privado (73%). Sin embargo, hay una extrema variedad de centros públicos en los que desarrollan alguna actividad profesional. En la Tabla 7 pueden observarse los distintos tipos de centros en los que los psicólogos desarrollan su actividad profesional, ordenados en orden descendente de frecuencia. Como puede observarse la consulta privada individual o con otros profesionales sigue siendo el medio principal donde los psicólogos desarrollan su trabajo, seguido a mucha distancia de los demás. Hay que recordar que estos datos están sacados de la Encuesta de Actividad Profesional a la que han contestado aproximadamente 6800 psicólogos. De entre éstos, sólo 5293 han cubierto el campo que hace referencia al Tipo de Centro, el resto son psicólogos en paro fundamentalmente.

En la Tabla 8 puede observarse la distribución de las diferentes especialidades por su ocupación en los sectores público o privado. La Psicología Clínica, Educativa, del Deporte, Trabajo y Organizaciones y Seguridad Vial son actividades profesionales mayoritariamente privadas. La Psicología Jurídica, Militar, Social y Comunitaria y las Especialidades Académicas se vinculan preferentemente con el sector público.

ALGUNOS DATOS SOBRE LOS DISTINTOS CAMPOS DE APLICACIÓN

En este apartado se van a exponer algunos datos seleccionados referentes a las especialidades profesionales mayoritarias. Concretamente, se mostrarán los tipos de centro donde desarrollan su actividad los psicólogos de cada una de las especialidades y sus ámbitos preferentes intervención, es decir el tipo de problemas o asuntos que abordan. Además se hará una breve referencia al sistema de formación en cada una de las especialidades.

Un aspecto que hay que resaltar de los datos que vamos a exponer a continuación es que la división de la actividad profesional psicológica por especialidades, al menos en nuestro país, presenta dos importantes dificultades. La primera, que ya ha sido mencionada previamente, es que no existen, ni se prevén en un próximo futuro, ningún sistema de formación reglado, ni titulación específica, ni competencias exclusivas para cada una de las especialidades, salvo en el caso de la Psicología Clínica, cuyas peculiaridades se comentan en el siguiente epígrafe. Así pues, la denominación de especialista se basa en la percepción que el propio psicólogo tiene de su formación, intereses y campo de actuación. La segunda se refiere a la inexactitud de los límites de cada especialidad en la práctica profesional. Esto puede percibirse claramente en la dispersión de los ámbitos de intervención en cada una de las "especialidades", lo que lleva a que "distintos especialistas" tengan un gran número de ámbitos de intervención comunes. Por ejemplo, los "Trastornos neuróticos" son abordados por el 13,96% de los psicólogos clínicos, el 1,31% de los psicólogos educativos, el 0,67% de los psicólogos del trabajo y de las organizaciones, el 1,07% de los psicólogos sociales y comunitarios, el 1,95% de los psicólogos jurídicos, el 12,77% de los psicólogos militares y el 1,09% de los psicólogos especialistas en Seguridad Vial. Sólo los psicólogos especialistas en Deporte no tienen este campo de actuación.

A pesar de estas dificultades, no cabe duda que el núcleo de cada especialidad esta bien marcado en cada uno de los epígrafes siguientes. Como podrá observarse, hay una relación estrecha entre la especialidad auto-asignada por cada psicólogo y el tipo de centro donde trabaja y los problemas que aborda, elementos ambos que son esenciales a la hora de describir la realidad actual de la Psicología profesional española. Por esta razón seguimos considerando útil el análisis a través de las distintas especialidades y así lo estructuraremos a continuación.

La Psicología Clínica

Como se ha visto anteriormente, la Psicología Clínica es la actividad profesional mayoritaria. Su ejercicio es fundamentalmente privado (ver Tabla 8 y Tabla 9), aunque su implantación en el sector público no ha dejado de crecer, diversificarse y consolidarse.

Como en el resto de la especialidades de la Psicología, no existe en la actualidad ninguna entidad ni organismo estatal que regule la titulación de Psicólogo clínico, aunque esta situación puede durar muy poco. En Diciembre de 1998 se publicó un Real Decreto (Ley) por el que se creaba la titulación de Especialista en Psicología Clínica y se regulaba, en líneas generales, el acceso al mismo. Falta aún que se publique el Reglamento, en estos momentos en fase de redacción, para que la normativa legal pueda aplicarse en toda su extensión y se expidan los primeros títulos oficiales de Especialista.

La creación legal del título de Especialista en Psicología Clínica es de gran importancia tanto en el sector público como en el privado, si bien sus efectos serán mucho más claros en el ámbito público. Sólo en lo que se refiere a las repercusiones legales para el ejercicio profesional los cambios van a ser importantes. A partir de que se expidan dichos títulos, las administraciones públicas exigirán la posesión del mismo para ejercer como psicólogo clínico dentro del sector público y se modificarán la situación laboral y administrativa de los psicólogos en el Sistema Nacional de Salud, equiparándolos a los especialistas médicos. Los psicólogos que ejerzan en el sector privado no podrán denominarse "Psicólogos Especialistas en Psicología Clínica" si no están en posesión del mencionado diploma y probablemente los especialistas tendrán más posibilidades de establecer convenios o contratos de prestación de servicios con las administraciones sanitarias y las compañías de seguros.

En todo caso, en la actualidad, los psicólogos clínicos ejercen en una gran diversidad de centros públicos y privados. En total, se han señalado un total de 54 tipos de centros diferentes, algunos de ellos alejados del ámbito estrictamente sanitario (industria, empresas de selección de personal o unidades de orientación escolar). La mayoría sigue prestando sus servicios en la consulta privada, bien solos o en compañía de otros psicólogos u otros profesionales. En la Tabla 9 pueden observarse aquellos tipos de centro cuya frecuencia de elección ha sido superior al 2%.

El ejercicio profesional en el Sistema público de Salud sigue siendo globalmente muy escaso, aunque bastante diversificado (ambulatorios públicos de salud mental, unidades de tratamiento de toxicomanías – 1,34%, hospitales públicos – 1,28% -, etc.)

Llama la atención el número de psicólogos clínicos que trabajan en Organizaciones No Gubernamentales, probablemente en programas de asistencia a drogodependientes, enfermos crónicos, etc., en línea con el creciente protagonismo que están adquiriendo estas asociaciones en nuestra sociedad actual.

La lista de los ámbitos de intervención de los psicólogos clínicos es bastante extensa y diversificada como es de esperar por la variedad de settings donde ejercen su labor. Los más frecuentes son los "trastornos neuróticos", los trastornos de personalidad y los del comportamiento infantil. En la Tabla 10 pueden verse todos aquellos cuya frecuencia de elección supera el 2%. El conjunto total de ámbitos de intervención preferentes ocupa una lista de 83 items, clínicos y no clínicos, lo que da una idea de la polivalencia y prevalencia del "enfoque clínico" entre los psicólogos profesionales.

En lo referente a las funciones que realizan en su actividad profesional, el estudio llevado a cabo en la Comunidad Valenciana indica que la evaluación sigue gozando de primacía, aunque apenas hay diferencia con la intervención o el tratamiento (Tabla 11).

En nuestro país la formación de los psicólogos clínicos se ha venido realizando tradicionalmente, a través de programas de formación universitarios (obtención del grado de Doctor o del título de Master), o bien por medio de formación no reglada de carácter privado. La publicación de la Ley de creación de la Especialidad de Psicología Clínica puede suponer un fuerte revulsivo en este panorama, ya que establece que el proceso de formación para alcanzar el título de especialista debe realizarse a través de un programa de internado (Psicólogo Interno Residente). Estos programas de formación de internado (similares a los que existen en las especialidades médicas), que comenzaron con carácter pionero en algunas Comunidades Autónomas, dependen actualmente de la Administración Estatal, tanto en lo que se refiere a la selección de aspirantes como en todo lo concerniente al control de calidad de los centros docentes y de la formación.

La Psicología Educativa

La especialización en el área educativa es la segunda en importancia numérica entre los psicólogos españoles. Este resultado es discrepante con el que se obtuvo en el primer trabajo de investigación de Díaz & Quintanilla (1992), en el que se afirmaba que la actividad mayoritaria era la Psicología Educativa y es más coincidente con los resultados encontrados en la investigación llevada a cabo por el COP de Cataluña, para el ámbito catalán, y citada por Coll (1994). Nuestros resultados también concuerdan con el porcentaje de alumnos que eligen los itinerarios de especialización en Psicología Clínica y Educativa durante la licenciatura, tal y como reconoce también Coll (1994). Según estos datos suministrados por las distintas universidades, aproximadamente el 70% del alumnado elige asignaturas de clínica y sólo el 15% las de educativa.

Podría argumentarse que una cosa es lo que los psicólogos dicen que son y otra muy diferente analizar lo que hacen. Sin embargo, si se analizan los objetivos de intervención en los que se centran los psicólogos clínicos y educativos (ver Tabla 10 y Tabla 13), puede observarse que la especialización (auto-asignada) se corresponde estrechamente con aquello a lo que se dedican.

La mayoría del ejercicio profesional en este ámbito es de carácter privado, bien contratados por centros educativos o bien en consultas o gabinetes privados. Muy probablemente, la mayoría de los contratados en los centros educativos privados no son trabajadores por cuenta ajena, sino autónomos a los que se les hace un contrato de prestación de servicios, con lo que al final su régimen laboral es asimilable con el de aquéllos que tienen una consulta o un gabinete privado o con otros psicólogos.

En este ámbito laboral, el porcentaje de psicólogos contratados por el sector público es mayor que en el campo clínico (ver Tabla 8), usualmente en el marco de equipos multidisciplinares que dependen de la Administración (estatal o autonómica) responsable de la política educativa.

Como en el caso de la Psicología Clínica, llama la atención la diversidad de centros en los que se desarrollan su actividad los auto-denominados psicólogos educativos, con un total de 33 tipos de centro diferentes, aunque el abanico es menor que el que manifiestan los psicólogos clínicos. En la Tabla 12 pueden observarse los tipos de centro con una frecuencia de elección superior al 2%.

Tal y como se menciona anteriormente, la gama de temas a los que dedican su atención los psicólogos educativos es bastante representativa, en su mayoría, del campo laboral en el que se encuentran. En la Tabla 13 pueden verse las que superan el 2% de las elecciones realizadas.

En esta especialidad, la dispersión de los ámbitos de intervención es sensiblemente menor que en el campo de la Psicología Clínica. Allí, el total de las elecciones que superaron el 2% de las elecciones suman el 66%, mientras que en la Psicología Educativa la suma llega al 74%. Hay más concordancia, pues, entre la especialidad auto-asignada y los problemas y temas que se tratan.

En lo que se refiere a las funciones que realizan, la investigación llevada a cabo en la Comunidad Valenciana arroja un gran porcentaje de acuerdo entre los psicólogos que trabajan en este campo (ver Tabla 14).

Como puede apreciarse, los psicólogos de esta especialidad se distinguen por la fuerte relación que mantienen con todos los agentes del proceso educativo, aunque la intervención y la evaluación siguen siendo las funciones más comúnmente citadas.

La Psicología educativa en España carece de una enseñanza de post-grado reglada, como sucede en el resto de las especialidades. Las opciones de especialización post-grado se nutren de la oferta universitaria y privada, que presenta un menor número y variedad que en el caso de la Psicología Clínica. El Colegio Oficial de Psicólogos está impulsando una iniciativa que busca el establecimiento de un procedimiento de formación post-grado y de acreditación que garantice la capacitación para el trabajo en este campo de especialización y que cuente con el máximo consenso y reconocimiento tanto profesional como institucional.

La Psicología del Trabajo y de las Organizaciones

La especialidad de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones se encuentra en el tercer puesto de las preferencias de los psicólogos en España. Como en la mayoría de las especialidades, el ejercicio profesional se desarrolla fundamentalmente en el sector privado (ver Tabla 8 y Tabla 15), pero bajo el formato de empresas de servicios, a diferencia de los campos clínico o educativo donde el protagonismo lo tienen las consultas o gabinetes privados. La presencia pública más importante se sitúa en la Universidad y está formada por profesores que enseñan materias vinculadas con la Psicología del Trabajo. Los puestos que suministra la Administración o la industria pública (en un acelerado proceso de extinción) tienen una importancia mucho menor.

Los ámbitos de intervención mayoritariamente elegidos por los psicólogos del trabajo y de las organizaciones se encuentran bien centrados en el campo de su especialidad. La tarea más señalada ha sido la de "Selección de personal", seguida de "Formación" y "Orientación profesional". En la Tabla 16 se muestran todas las opciones que han sido elegidas en más del 2% de los casos.

A semejanza de la Psicología Educativa, existe una marcada dispersión en el restante 25% de las elecciones que no figuran en la Tabla anterior, aunque no se llega al nivel de la Psicología Clínica.

En el estudio llevado a cabo en la Comunidad Valenciana, se ha podido apreciar un notable acuerdo en las funciones que desarrollan estos profesionales. Así, un 72,7% aplica e interpreta pruebas de selección, define el perfil del candidato y realiza entrevistas de selección y evaluación. Un 63,6% elabora informes con diversos propósitos y un 38,8% define planes de acogida para las personas de reciente incorporación a la empresa.

La formación postgrado de los Psicólogos del Trabajo y de las Organizaciones se caracteriza por la presencia de una gran diversidad de oferta desde la Universidad y la iniciativa privada. Después de la licenciatura de Psicología, aquéllos que desean trabajar en este ámbito tienen la opción de hacer cursos de Master o de Doctorado centrados en este ámbito de la Psicología o bien realizar otro tipo de estudios de postgrado vinculados con el mundo empresarial, en los que poseer la licenciatura de Psicología no es un requisito específico. En este último apartado se encuentran los cursos sobre Recursos Humanos, Dirección y Administración de Empresas, etc.

Como en el caso de la Psicología Educativa, el Colegio Oficial de Psicólogos está promoviendo, en la actualidad, un proceso que permita elaborar un programa de formación y un sistema de acreditación en este campo profesional.

La Psicología Social y Comunitaria

La Psicología Social y Comunitaria ocupa el cuarto lugar por importancia numérica en las especializaciones profesionales de los psicólogos. Si se hiciera una proyección del porcentaje alcanzado en la Encuesta de Actividad Profesional (4,40%) sobre los 27.787 psicólogos, se obtiene que aproximadamente 1.223 psicólogos ejercen en o tienen una especial afinidad por este campo profesional.

Ésta es una especialidad que se desarrolla fundamentalmente en el ámbito público, aunque hay un sector privado bastante importante (43%). Los Servicios Sociales han tenido una fuerte expansión en estas últimas décadas en nuestro país, y esto se ha reflejado en el incremento del empleo público en este sector. Los centros tienen una dependencia mayoritariamente municipal y la gama de problemas que abordan pueden observarse claramente en la Tabla de Ámbitos de Intervención (Tabla 18)

Los tipos de Centro donde desarrollan su labor estos especialistas pueden verse en la Tabla 17, donde se han expuesto sólo aquéllos en los que trabajan al menos el 2% de los psicólogos que se adscriben a esta especialidad. Llama la atención, en esta Tabla, el último ítem que hace referencia a los "Centros de reconocimiento de conductores", ya que en estos dispositivos se desarrollan actividades que sólo de una forma muy genérica pueden encuadrarse dentro de la Psicología Social y Comunitaria. Si se excluye este tipo de centros, es fácil comprobar que en la Tabla figuran representados los tipos de centro en los que trabajan más del 80% de los psicólogos sociales y comunitarios.

Los ámbitos de intervención están, en su mayoría, perfectamente ligados con los temas preferentes de la especialidad. Hay sin embargo, una dispersión notable si la comparamos con el resto de las especialidades (véase la Tabla 18). Una explicación plausible para estos resultados, quizás pueda venir de la propia dificultad de concreción de los objetivos de las políticas sociales en las que se inscriben los profesionales, que deben exhibir una gama bastante amplia de roles diferentes al de su especialidad (clínico, educativo, organizacional, etc.).

En lo referente a las funciones que desarrollan, según el estudio llevado a cabo en la Comunidad Valenciana, un 68,4% se dedica al diseño de programas de carácter preventivo y tendentes a mejorar las condiciones sociales de la población atendida, un 59,8% establece y mantiene vías de colaboración con los servicios y recursos de los que disponen, un 58,2% informa, asesora u orienta a los usuarios, sus familias y colectivos sobre sus derechos, obligaciones y recursos, un 51,6% evalúa programas destinados a detectar necesidades de zonas más o menos amplias de la población y un 45,1% elabora o impulsa campañas de divulgación o sensibilización.

La formación de especialistas en esta área no es diferente a la que ya se ha comentado para las otras especialidades. Existe una oferta dependiente de las Universidades públicas, en forma de Master o Doctorado, y otra no universitaria, que depende de instituciones tanto públicas como privadas. Quizás, la nota dominante aquí sea que la oferta de formación proveniente de manos privadas es más escasa que en los otros campos mayoritarios de la psicología profesional (clínica, educativa o trabajo y organizaciones) y que predomina también más claramente, la oferta institucional de las Administraciones públicas y de las organizaciones profesionales.

La Psicología de la Seguridad Vial

La Seguridad Vial es el quinto campo de especialización más numeroso, según la Encuesta de Actividad Profesional. Una nota distintiva de este campo profesional es que la intervención del psicólogo es legalmente preceptiva para la valoración psicológica, que no puede ser eliminada ni realizada por otro profesional, lo que ha conllevado una consolidación del rol del psicólogo en este ámbito sin parangón en otras especialidades.

De perfiles muy definidos, en lo que se refiere al tipo de centro donde se trabaja, la inmensa mayoría (92,39%) se encuentra en los centros privados de reconocimiento de conductores. Allí su labor se centra en determinar si los sujetos que van a obtener o renovar su permiso de conducir reúnen las condiciones psicológicas que marca la Ley. El porcentaje de psicólogos especialistas en Seguridad Vial que trabajan en el sector público es muy pequeño y se reduce al 3%.

La estimación de 450 a 500 psicólogos que se inscriben en esta especialidad no da una idea cabal de la importancia que este sector tiene en nuestro país. Ya en 1994 (Blasco, 1994), se afirmaba que el número de psicólogos que trabajaban en los Centros de Reconocimiento de Conductores era de unos 2.000 y aunque esta cifra es previsible que no haya aumentado mucho, no cabe duda que se aleja de los 500 que se estiman con la Encuesta actual. Una explicación plausible para esta disparidad se encuentra en que el empleo en estos Centros no es, en muchos casos, a tiempo completo y puede ser considerado de carácter secundario por parte del profesional que lo realiza. Por lo tanto, no se registra en la Encuesta como psicólogo especialista en Seguridad Vial, a pesar de estar trabajando en uno de estos centros.

Un hecho que avala la interpretación anterior son los resultados que se obtienen en el apartado de la Encuesta que hace referencia al Ámbito de Intervención (Ver Tabla 19). En la Encuesta se solicitaba que los colegiados eligieran de una lista, los tres ámbitos de intervención que consideraran más relacionados con su actividad profesional. Una mayoría de especialistas ha elegido items alejados de su campo de especialización, produciéndose una gran dispersión en los resultados (con una mayoría de porcentajes por debajo del 2%), a pesar de que la opción mayoritaria es, lógicamente, la Seguridad Vial. Por la naturaleza de los items elegidos, parece que hay un grupo significativo de encuestados que compagina su trabajo en Seguridad Vial con la Psicología Educativa.

El acceso al trabajo en este campo profesional no está regulado, ni existe ningún procedimiento de formación establecido o acreditado. La escasa oferta de formación existente en el ámbito de la Psicología de la Seguridad Vial se encuentra extraordinariamente limitada a la influencia que en este campo de conocimiento han ejercido algunas universidades (Valencia, Barcelona, Madrid) por medio del desarrollo de equipos de investigación y cursos de Master. No hay ninguna oferta apreciable de formación desde el sector privado.

La Psicología Jurídica

Los especialistas en Psicología Jurídica constituyen el sexto grupo en importancia numérica, tal y como se puede apreciar por los resultados de la Encuesta. En la actualidad, la mayoría de estos profesionales se encuentran trabajando en las cárceles y en los juzgados, dentro del sector público, en un número creciente (ver Tabla 20).

Existe también un sector privado importante, vinculado con la tarea de realizar peritaciones a demanda de abogados o de los propios jueces, que adopta la forma de gabinetes o consultas privadas.

Llama la atención la presencia de los "auto-denominados" psicólogos jurídicos en Unidades ambulatorias de tipo clínico (toxicomanías, o de salud mental), aunque sea en una baja proporción. Probablemente estemos frente a profesionales que desarrollan más la labor de peritos, con frecuentes informes para los tribunales, que de terapeutas, por lo que se encuentran más cerca de la especialidad de Psicología Jurídica que de la de Clínica.

Los principales ámbitos de intervención se encuentran relacionados con las tareas básicas que los psicólogos realizan en la Administración de Justicia, que son la Psicología Jurídica y el Menor en los Juzgados de Familia y la Psicología Forense en el campo del Derecho Penal. Sobre estos dos ejes se podrían agrupar la mayoría de los ámbitos de intervención que se mencionan en la Tabla 21.

En general puede apreciarse una estrecha vinculación entre los campos de intervención y los temas centrales de la especialidad. Además, el grado de dispersión existente es menor que en otras especialidades con muchos ámbitos de aplicación de la psicología profesional que no han sido elegidos ni una sola vez. Estos resultados apuntan a un campo de trabajo bien definido y con profesionales centrados en una tarea profesional concreta a tiempo completo.

La formación en el ámbito de la Psicología Jurídica se nutre, como en el resto de las especialidades, de las ofertas que se producen desde el ámbito universitario y privado. A pesar de que no existe una sistema reglado de formación, durante estos últimos años el Colegio Oficial de Psicólogos ha venido exigiendo una formación mínima, acreditada por la propia Institución, para poder pertenecer a los distintos turnos de peritación que se han creado en las distintas sedes territoriales. Dichos turnos de peritación son utilizados por los Juzgados para obtener peritos que puedan actuar en las causas que llevan.

La Psicología del Deporte

La Psicología del Deporte es una actividad minoritaria dentro de la profesión y su ejercicio es de carácter eminentemente privado. Sólo un 25% trabajan en el sector público en Ayuntamientos, Unidades dependientes de los gobiernos autónomos y la Universidad. En el sector privado, los psicólogos de esta especialidad se encuentran fundamentalmente como autónomos en el marco de consultas o gabinetes privados, aunque también hay algunos que están contratados por entidades deportivas, sociales o recreativas (Ver Tabla 22).

Como en el caso de la Psicología Jurídica, pero de forma aún más acentuada, los especialistas en este campo profesional tienen muy seleccionados sus ámbitos de intervención, concentrando su elección en los items que tienen que ver directamente con la especialidad (ver Tabla 23). Parece que aquéllos que optan por denominarse "especialistas en deporte" se encuentran dedicados completamente a la Psicología del Deporte y no compaginan esta actividad con intervenciones en los ámbitos de aplicación de otras especialidades.

La formación en esta especialidad proviene de fuentes fundamentalmente privadas, si bien en los últimos dos años algunas universidades (Barcelona y Valencia) están ofertando masters y cursos de postgrado. En la actualidad no existe ninguna regulación establecida para la formación de especialistas en este campo.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES SOBRE LAS PERSPECTIVAS Y LÍNEAS DE FUTURO DE LA PSICOLOGÍA PROFESIONAL EN ESPAÑA

Como se ha visto en los epígrafes anteriores y en los datos y tablas expuestos, la psicología profesional en España ha tenido en los últimos años una gran aumento en el número de profesionales y en la variedad de los ámbitos de intervención. Algunas de las tendencias que se apuntaban en los anteriores estudios se han consolidado, otros datos se aprecian ahora desde una perspectiva diferente. Así, la creciente feminización y diversificación de la profesión son hechos incuestionables. Algunos campos de trabajo mantienen su preeminencia, como es el caso de la psicología clínica, seguida de la psicología educativa y de la psicología del trabajo y de las organizaciones. Otros se van consolidando (Seguridad Vial, Deporte, etc.) con la consiguiente demanda de perfiles de formación y profesionales específicos. Este mayor número de alternativas profesionales junto con una fuerte vinculación científico-profesional hace que la psicología profesional española tenga algunas características distintivas, sobre todo frente a la implantación de la psicología profesional en otros países de nuestro entorno, donde con bastante frecuencia los ámbitos universitarios y profesionales están claramente separados, y las interacciones entre ambos son muy escasas.

Pero este desarrollo se enfrenta en estos momentos a una serie de factores que deben ser analizados y cuyas consecuencias deberían ser encauzadas a fin de que la evolución de la profesión no se estanque, sino que se consolide de modo definitivo y cristalice en profesionales que sean capaces de desempeñar sus funciones con un alto nivel de calidad en los distintos ámbitos de intervención. Estos factores, que inciden actualmente en nuestra profesión y que influyen en la imagen social de la misma, son consecuencia del extraordinario desarrollo y diversificación profesional, tal y como ha podido apreciarse a lo largo de este capítulo. En concreto, nos estamos refiriendo esencialmente a la apertura de espacios profesionales sin que exista una percepción clara sobre lo que la psicología puede aportar en esas nuevas áreas de trabajo, a la existencia consiguiente de un alto intrusismo profesional producto del abordaje de esos nuevos espacios profesionales por otras profesiones de reciente creación en busca de su propia identidad, a la poca diferenciación que se da con frecuencia en las diversas áreas de intervención profesional, con conflictos entre las diversas especialidades de la propia psicología, así como a una formación de postgrado poco adecuada a las emergentes necesidades profesionales de los psicólogos.

Es claro, que esta problemática no es exclusiva de España y que puede encontrarse en otros países de la Unión Europea. Sin embargo creemos, que la extraordinaria capacidad de penetración de la psicología profesional en la sociedad española ha creado las condiciones para que todos estos problemas se expresen de forma más aguda que en otros países en los que esa diversificación profesional ha sido más débil. Es fácil prever que lo que se ha dado en llamar intrusismo por extensión, es decir la invasión de funciones especificas de una profesión por otros profesionales con titulaciones diferentes, algo que puede encontrarse en otras profesiones y no sólo en la psicología (piénsese en los difusos limites entre odontólogos y estomatólogos, entre los licenciados en empresariales y los economistas, o entre los abogados y gestores administrativos en algunas actividades, por ejemplo), con el tiempo irá a más , dado que en la mayoría de ocasiones son las necesidades de mercado y la relación entre la oferta y la demanda, la que hace que el control de una determinada área laboral sea llevado por unos titulados universitarios o por otros.

Esta situación se ve potenciada por los planteamientos políticos de tipo liberal, que en estos momentos imperan en el mercado español, y que llevan necesariamente a que únicamente aquellos profesionales más cualificados y capaces de dotar a su intervención profesional de una alta calidad y capacidad de satisfacer las demandas del usuario, sean los que van a tener más posibilidades de incorporarse de modo masivo al ámbito laboral.

Dentro de este contexto de indefinición y lucha por los espacios profesionales, los psicólogos se encuentran abocados a aumentar su nivel de competencia a través de una formación de postgrado seria y científicamente sólida que se encuentre íntimamente relacionada con las necesidades sociales que demandan sus servicios. Esta formación debería, a su vez, llevar aparejada la existencia de una "marca", que identifique claramente a los profesionales capaces, con el fin de que puedan ser reconocidos fácilmente tanto por los posibles clientes como por la sociedad que vela por la calidad de los servicios que se prestan a los ciudadanos.

En la puesta en marcha de este proceso de formación de postgrado y acreditación, el COP no puede permanecer al margen. Fiel a su propósito de cohesionar la profesión, uniendo lo profesional a lo académico, el COP publicó en 1998 un monográfico sobre los perfiles profesionales de los psicólogos con el fin de orientar a los profesionales y a la propia sociedad sobre las funciones y límites de nuestra profesión. En dicho trabajo se delimitaba cuáles son las funciones de la profesión de modo especifico en cada campo de especialización, y, en algunos de ellos, se establecían las necesidades de formación mínimas para poder ser acreditado como especialista.

Este es sólo un primer paso. Durante los próximos años, se establecerán acuerdos que permitan la acreditación de la formación especializada tanto con entidades privadas como públicas y se buscará el reconocimiento oficial de los títulos de especialista, siguiendo la referencia establecida por el título de especialista en Psicología Clínica. Por parte del COP deberán establecerse los procedimientos de acreditación para todas las especialidades de la psicología profesional y constituirse los órganos colegiales competentes para su puesta en práctica.

Todo este proceso será largo, pero hay determinación para llevarlo a término. Sólo la búsqueda de la excelencia profesional y el reconocimiento de la misma podrán preservar y ampliar los espacios profesionales que se han abierto en estos últimos años. De la misma manera, la psicología como ciencia encontrará su mejor medio para desarrollarse en un ambiente en el que la psicología profesional se encuentre plenamente implantada y reconocida socialmente. Estas dos ideas son las que gobiernan nuestros propósitos y las que impulsan los proyectos que deberán ponerse en marcha en el futuro.

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Material adicional / Suplementary material

Tabla 1. Distribución por sexo en cada una de las especialidades.

Tabla 1. Distribución por sexo en cada una de las especialidades.

Tabla 10. Distribución de los psicólogos clínicos por ámbitos de intervención.

Tabla 10. Distribución de los psicólogos clínicos por ámbitos de intervención.

Tabla 11. Porcentaje de psicólogos clínicos que realizan las distintas funciones.

Tabla 11. Porcentaje de psicólogos clínicos que realizan las distintas funciones.

Tabla 12. Distribucción de los psicólogos educativos por tipo de centro.

Tabla 12. Distribucción de los psicólogos educativos por tipo de centro.

Tabla 13. Distribución de los psicólogos educativos por ámbito de intervención.

Tabla 13. Distribución de los psicólogos educativos por ámbito de intervención.

Tabla 14. Porcentaje de psicólogos educativos que realizan las distintas funciones.

Tabla 14. Porcentaje de psicólogos educativos que realizan las distintas funciones.

Tabla 15. Distribución de los psicólogos organizacionales por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 15. Distribución de los psicólogos organizacionales por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 16. Distribución de los psicólogos organizacionales por ámbito de intervención.

Tabla 16. Distribución de los psicólogos organizacionales por ámbito de intervención.

Tabla 17. Distribución de los psicólogos especialistas en intervención social por tipo de centro.

Tabla 17. Distribución de los psicólogos especialistas en intervención social por tipo de centro.

Tabla 18. Distribución de los psicólogos especialistas en intervención social por ámbito de intervención.

Tabla 18. Distribución de los psicólogos especialistas en intervención social por ámbito de intervención.

Tabla 19. Distribución de los psicólogos especialistas en seguridad vial y ámbitos de intervención.

Tabla 19. Distribución de los psicólogos especialistas en seguridad vial y ámbitos de intervención.

Tabla 2. Distribución por especialidades.

Tabla 2. Distribución por especialidades.

Tabla 20. Distribución de los psicólogos jurídicos por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 20. Distribución de los psicólogos jurídicos por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 21. Distribución de los psicólogos jurídicos por ámbito de intervención.

Tabla 21. Distribución de los psicólogos jurídicos por ámbito de intervención.

Tabla 22. Distribución de los psicólogos del deporte por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 22. Distribución de los psicólogos del deporte por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 23. Distribución de los psicólogos del deporte por ámbito de intervención.

Tabla 23. Distribución de los psicólogos del deporte por ámbito de intervención.

Tabla 3. Distribución por orientación teórica.

Tabla 3. Distribución por orientación teórica.

Tabla 4. Distribucción por especialidad y orientación teórica.

Tabla 4. Distribucción por especialidad y orientación teórica.

Tabla 5. Distribución por tipo de localización de residencia.

Tabla 5. Distribución por tipo de localización de residencia.

Tabla 6. Distribución por especialidad y tipo de localización de residencia.

Tabla 6. Distribución por especialidad y tipo de localización de residencia.

Tabla 7. Distribución de los colegiados por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 7. Distribución de los colegiados por tipo de centro en el que trabajan.

Tabla 8. Distribución por especialidad y sector (público/privado).

Tabla 8. Distribución por especialidad y sector (público/privado).

Tabla 9. Tipos de centros en los que trabajan los psicólogos clínicos.

Tabla 9. Tipos de centros en los que trabajan los psicólogos clínicos.

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