Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2002. Vol. (81).
Elías Escaff Silva
Presidente. Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica
La actividad efectuada por los psicólogos latinoamericanos en el ámbito de la conducta desviada, destinada a dar apoyo a la administración de justicia y, en general, al derecho, ha sido denominada de diferentes formas. Algunos la identifican como Psicología Forense, otros, la designan como Psicología Criminal o Psicología Judicial; sin embargo, la acepción más utilizada corresponde, precisamente, a la de Psicología Jurídica.
Conforme a lo señalado por el psicólogo Juan Romero2, los orígenes de la disciplina surgen en España, en 1885, con la creación del cuerpo de Facultativos Forenses en Madrid, en el cual una de las tres secciones que lo conforma corresponde a la de Toxicología y Psicología. Cuarenta y siete años después, en 1932, aparece el primer texto de especificidad en el área denominado Manual de Psicología Jurídica, cuyo autor fue Emilio Mira y López.
Posteriormente, García de Pablos, criminólogo español, ubica a este área de la Psicología dentro de las ciencias No Criminales, junto a la Psiquiatría Forense y a la Sociología Criminal, cuando se refiere al Sistema de la Criminología, es decir a las disciplinas que la conforman y sus relaciones.
Es posible señalar que en Latinoamérica, sólo desde hace un par de décadas se ha observado una creciente participación de los psicólogos en el ámbito de la justicia. No obstante que desde hace bastante tiempo estos profesionales se desempeñan en instituciones que están vinculadas al tema de la criminalidad, ya sea por su actividad en las policías, cárceles, centros de rehabilitación de menores y adultos, centros de asistencia a víctimas o, más específicamente, colaborando mediante informes a los tribunales de justicia. Ello es explicable, en gran medida, por la ausencia de encuentros científicos necesarios para comprender que sus tareas se han encuadrado siempre dentro de los márgenes de la Psicología Jurídica.
Un hito importante para el desarrollo de esta disciplina, lo encontramos en el Primer Congreso Iberoamericano de Psicología, celebrado en Madrid en 1992, en el cual, por primera vez, la organización concibió un área jurídica que resultó una clara sorpresa, atendidas la importante cantidad de ponencias vinculadas a esta temática y la masiva participación de psicólogos, provenientes de Argentina, Chile, Brasil, Perú, Uruguay y del propio país organizador.
Un año después, en 1993, se realiza el Congreso Interamericano de Psicología, en Santiago de Chile, en que nuevamente este grupo de profesionales del área logra interactuar sobre aspectos de la especialidad. En MES del mismo año, una semana después del encuentro chileno, varios de estos profesores se dirigen a Buenos Aires, Argentina, a donde participar en el Curso Internacional de Psicología Forense, al término del cual, se funda la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica. ( A. I. P. J.)
La directiva, recién elegida, de la citada asociación sienta las bases fundacionales de la agrupación científica y dentro de sus estatutos acuerda el desarrollo de Congresos bianuales, efectuándose el primero en Santiago de Chile, en 1995. Este certamen se organizó sobre la base de Conferencias y Ponencias, en las que participaron destacados especialistas españoles, argentinos, brasileños y chilenos. La edición de los Anales del Primer Congreso Iberoamérica de Psicología Jurídica, como cuerpo teórico de conocimientos fue el resultado de este encuentro, sirviendo de fundamento para numerosas investigaciones desarrolladas en el área, incentivando, a la vez, el interés por la disciplina en otros profesionales de las ciencias sociales. Con posterioridad, en 1997, se realizó el II Congreso Iberoamericano de Psicología Jurídica, en la ciudad de La Habana, Cuba; luego la ciudad de Sao Paulo fue la sede, mientras que Madrid, en el 2001, albergó la cuarta versión, que contó con la asistencia de especialistas y representantes de 11 países y en cuyo seno se expusieron más de 100 trabajos de investigación.
Los puntos de inserción de los profesionales de la psicología, dado el desarrollo de la disciplina son muy variados:
EN EL ÁMBITO POLICIAL
Formación de los policías en diferentes niveles de su carrera, mediante la instrucción de asignaturas como psicología social, criminología, manejo de situaciones críticas, psicología del testimonio, psicología criminal, psicopatología criminal, entre otras.
Asesoría en la creación de unidades especializadas, tanto en la labor educativa de oficiales policiales, como en la puesta en marcha de brigadas para investigar delitos que revisten una mayor complejidad, como son aquellos relacionados con drogas, que atenten contra la libertad sexual, el crimen organizado y homicidios.
En el apoyo psicológico a la investigación policial, mediante la elaboración de Informes Psicológicos en víctimas e inculpados.
Otro aspecto muy significativo lo constituye el trabajo de psicólogos en los Centros de Asistencia a Víctimas del Delito, que dependen de las policías.
PSICOLOGÍA JURÍDICA DEL MENOR Y LA FAMILIA
En este ámbito, son muchos los países iberoamericanos que cuentan con la presencia de psicólogos en los tribunales de menores. Su tarea adquiere especial relevancia en la realización de Estudios de Personalidad del menor, analizar las posibilidades de reeducación y el otorgamiento del tratamiento pertinente a él y a su contexto familiar.
Por otra parte, está resultando muy común la intervención profesional en los casos de separación conyugal, y efectivamente aparece como muy necesaria, puesto que existe un conflicto de intereses que el juez debe resolver, y éstos no corresponden sólo a índole económica, sino en lo fundamental están referidos a aspectos afectivos y emocionales.
Asimismo, en la determinación de importantes decisiones judiciales relacionadas con la patria potestad, como concepto jurídico básico de protección a los hijos. De este modo puede ser retirada, anulada o modificada si se producen circunstancias que así lo aconsejen y esta decisión de los jueces, adquiere una consolidación más ecuánime al fundamentarse con la opinión de un experto psicólogo (Informe sobre Tuición).
Del mismo modo, el profesional debe evaluar no sólo cómo afecta a los hijos la separación o nulidad conyugal de sus padres, sino además, debe diseñar programas que apunten advertir los conflictos que los niños van a encontrar en su futuro, de manera que es necesario dar paso a una regulación de las visitas de los padres. (Informe sobre Régimen de Visitas).
Por último, en esta misma área, en diferentes países se ha creado una red asistencial para niños en circunstancias especialmente difíciles, son los denominados Centros de Diagnóstico, Tránsito y Derivación, Rehabilitación Conductual, Libertad Vigilada o de Atención Diurna, entre otros, en los cuales el psicólogo está asumiendo importantes tareas diagnósticas, de asistencia, protección y rehabilitación de los niños infractores de ley o de menores que se encuentren una situación de riesgo o desamparo.
PSICOLOGÍA PENITENCIARIA
La actividad de los psicólogos en este ámbito ha sido muy variada, no obstante, en lo central debiera estar orientada a conseguir la reeducación y reinserción de los internos. Esto implica un adecuado diagnóstico psicosocial, planificar una estrategia de intervención, seguir los casos y evaluar los resultados alcanzados.
El psicólogo, por lo general, forma parte de los equipos de diagnóstico y de tratamiento, pero además, su intervención debe incluir un análisis de los aspectos relacionados con la calidad de vida de los reclusos. Todo ello, a fin de evitar los efectos de la prisionización que tan funestas consecuencias tiene en el ámbito de la estabilidad psicológica de los internos y de su futuro en el medio libre.
Del mismo modo, los psicólogos en este área participan en la elaboración de Informes Presentenciales a los sujetos procesados e Informes Psicológicos a los condenados, que les permita acceder a beneficios reductivos de penas privativas de libertad.
Sólo a partir de la década del 90, en nuestros países latinoamericanos, se han implementado algunos programas definidos de trabajo profesional en el medio libre, a partir de la incorporación de sujetos sancionados con penas alternativas a la prisión, como lo es la libertad vigilada.
Más recientemente aún, se han diseñando algunas estrategias de tratamiento intrapenitenciario a algunos reclusos, en especial aquellos transgresores de la normativa referida a delitos sexuales.
PSICOLOGÍA DE LA VÍCTIMA
La víctima del delito, por muchos años fue la "gran olvidada" de la criminología y del proceso penal. Todos los esfuerzos por humanizar el sistema, en nuestros países, habían sido encaminados hacia el autor del delito. Sin embargo, los conflictos y consecuencias para la víctima, derivados de un hecho violento, no habían despertado mayor interés en el Estado ni en la comunidad; esta tendencia mundial también se reproducía en América Latina. Como es sabido, sólo a partir de 1985, con ocasión del VII Congreso de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, realizado en Milán, Italia, surgieron los primeros acuerdos para prestarle a la víctima la importancia que se merece3.
A este respecto, naciones como Argentina, Chile, Brasil y México, asumieron con prontitud los acuerdos del citado Congreso. Desde 1986, aparecen diversos Centros Victimológicos, orientados a otorgar un tratamiento integral e interdisciplinario a la víctima como a su grupo familiar, en especial, cuando se trata de acciones que tienen un carácter violento. Hoy en la mayoría de los países ésta es una realidad.
Un tema actual en discusión en nuestro medio, está relacionado con la reivindicación de las víctimas en el ámbito del proceso penal, en el que por años no tuvo ninguna injerencia ni existió mayor preocupación por los legisladores respecto de su situación personal. A partir de ello, los psicólogos jurídicos han otorgado valiosos argumentos que han permitido la consolidación de los derechos de las víctimas, entre los cuales se encuentran aquellos relacionados a la información, a un trato justo, la defensa jurídica, compensación y dispensa de un tratamiento especializado, con el fin de superar los conflictos derivados de la acción delictiva.
Desde fines de la década de los ’90, en algunos países americanos se ha visto una creciente participación de psicólogos en los Estudios de Victimización realizados, que han permitido reconocer importantes aspectos relacionados con las víctimas del delito. Entre éstos: cuantificar la cifra negra de la criminalidad, es decir estimar la cantidad de acciones ilícitas que no llega a conocimiento de las autoridades, por lo que no forman parte de las cifras oficiales del delito. De igual forma, estas investigaciones han entregado otros valiosos antecedentes, como son el temor a ser victimizado, percepción de inseguridad, imagen de las instituciones que forman parte del sistema penal y caracterización desde la perspectiva de las víctimas de sus agresores. Todos estos hallazgos han permitido la elaboración de efectivas estrategias de prevención, sobre bases más científicas y tomando en consideración datos más precisos acerca de la criminalidad.
ÁREA DE LA DOCENCIA E INVESTIGACIÓN
En Latinoamérica, las carreras de psicología de las diferentes universidades tienen, por lo general, en los últimos semestres, alguna asignatura relacionada con el fenómeno delictivo.
En cuanto a la investigación en Psicología Jurídica, en este último tiempo se ha intensificado. El fenómeno delictivo, como variable influyente en la percepción de seguridad ciudadana ha sido considerado, por las numerosas encuestas de opinión pública, como uno de los principales problemas sociales. Los psicólogos están participando activamente en esta área, de modo que sus ideas y experiencias han implicado valiosas contribuciones. Un ejemplo de ello lo representa la inclusión de profesionales del área en lo estudios de victimización criminal ya comentados.
PSICOLOGÍA FORENSE
Como consecuencia del movimiento desarrollado en América Latina, orientado a modificar el Sistema Procesal Penal, que de un sistema inquisitivo ha pasado a ser un sistema acusatorio que incorpora la figura del Ministerio Público, la participación de los psicólogos jurídicos se ha visto bastante demandada, por cuanto, constituye un asesoramiento pericial, que puede ser solicitada por los propios ministerios o a instancia de una de las partes.
Los peritajes psicológicos han ido adquiriendo una mayor relevancia en el proceso penal. Cada vez con mayor frecuencia se solicita la intervención de profesionales en los juicios, con el propósito de realizar una variedad importante de exámenes. Sin el afán de describir cada una de estas intervenciones, es preciso destacar algunas que se efectúan en transgresores de la ley, víctimas y testigos:
En relación con los sujetos que aparecen como imputados o inculpados por algún delito, habitualmente se ejecutan:
- Estudio diagnóstico de personalidad
- Análisis de veracidad del relato
- Estudio de imputabilidad o de imputabilidad disminuida
- Pronóstico de readaptación social
- Evaluación del compromiso delictual
En menores infractores:
- Estudio de discernimiento
- Informe psicosocial de menores infractores de ley
En relación con los sujetos que aparecen como testigos presenciales o de oídas de algún delito:
- Calidad de testigo
- Análisis de veracidad del relato
En relación con las personas que aparecen como víctimas de algún delito, habitualmente se ejecutan:
- Análisis de veracidad del relato
- Estudio diagnóstico de personalidad
- Daño psicosocial
- Pronóstico de recuperación
Algunas de las evaluaciones consignadas corresponden a una labor exclusiva de los psicólogos, otras en cambio, son realizadas interdisciplinariamente o de manera personal por otros profesionales afines.
La Psicología Jurídica en Iberoamérica es una disciplina que sólo en las dos últimas décadas ha ido tomando cierta connotación en el plano científico. No obstante la actuación de profesionales en el ámbito del fenómeno delictivo, éstos han carecido de una especialización que les haya permitido satisfacer con éxito las exigencias del medio. La ausencia de estudios de postítulo, las escasas investigaciones en el área, la carencia de alguna asociación que los aglutinara, sin dudas, facilitó este panorama.
Sin embargo, en los últimos años, debido al intercambio con especialistas de otras latitudes, este área de la psicología ha despertado gran interés en nuestro continente y se han sumado numerosos profesionales a la difícil tarea de comprender la conducta delictiva y de proporcionar positivos aportes a una mejor administración de justicia, a través de sus pericias en el ámbito forense.
Son variados los problemas que aún quedan por resolver. A modo de ejemplo, encontramos la clara desuniformidad en los criterios empleados para las evaluaciones que efectúan los profesionales que coadyuvan a la administración de justicia, ello facilitado además, por el uso de algunos conceptos incluidos por algunas legislaciones, tales como discernimiento, intimidación, consentimiento, loco o demente, etc., que no siempre tienen un asidero en la realidad psicológica o mental de las personas.
Es necesario insistir en la conveniencia de trabajar en equipos interdisciplinarios, en donde participen psicólogos, psiquiatras, abogados, asistentes sociales, criminalistas y otros profesionales de las ciencias sociales. La idea es que en los informes periciales se use un lenguaje entendible, claro y preciso, evitando el uso de tecnicismos propios de una sola especialidad.
Por último, existe la convicción que esta disciplina seguirá avanzando en la medida que se incrementen las investigaciones científicas acerca del fenómeno delictivo y muy especialmente, mediante la realización de estudios que permitan estandarizar los instrumentos psicológicos que se emplean en el ámbito pericial y su poder predictivo.
En síntesis, la Psicología Jurídica se constituye en una disciplina emergente, que aún tiene un amplio camino por recorrer.