Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2002. Vol. (82).
Julia Navarro, Mª Carmen Martínez, Reyes Martínez, Mª Dolores Gómez y Francisca Vicente
Miembros del Grupo de Trabajo del Área de Psicología de Intervención Social del Colegio de Psicólogos de Castilla-La Mancha.
A comienzos del siglo XX, se entraba en el matrimonio de por vida, y las familias eran encabezadas por hombres que ganaban el sustento para todos sus miembros. Cada pareja tenía una media de tres hijos o más, los niños eran criados por sus padres naturales a menos que la muerte disolviera el matrimonio (Harris, 1982). Entre el siglo XX y el XXI han sucedido una serie de cambios. Hasta los años setenta se hablaba fácilmente de un "nuevo matrimonio", matrimonio de amor romántico fundado en la libre elección del cónyuge, en la búsqueda de una valoración amorosa de la pareja, por oposición al matrimonio "tradicional" impuesto por los padres, haciendo más caso al patrimonio que a los sentimientos. Ahora bien, este matrimonio "moderno", a su vez, se ha convertido en símbolo, a finales de la década de los ochenta, de un modelo que, si no está en vías de desaparición, sí tiene, al menos, la competencia de otras formas de unión, a veces estables, a veces precarias, que rechazan la institucionalización. Los interrogantes relativos al matrimonio contemporáneo deben tener en cuenta, como un dato integrante, el aumento del divorcio y de la unión libre (Segalen, 1992).
Si comparamos las nuevas actitudes acerca del divorcio con las relativas al matrimonio, el divorcio ya no aparece como una desviación: se inscribe en la nueva lógica del matrimonio. ¿Acaso no está presente, de alguna manera, implícitamente, desde la constitución de la pareja?. En el matrimonio actual, los compañeros buscan sobre todo la felicidad y hacen una sobreinversión afectiva dentro de la pareja. El lazo matrimonial ya no es constringente desde el momento en que se han asociado libremente. ¿Qué es lo que se puede romper?. El hecho de que la pareja no esté a la altura de sus promesas, y sobre todo de las promesas que se hacía a la mujer.
Como factores importantes que contribuyen a la separación se pueden destacar:
1. Nuevos Roles y formas de sexualidad femenina. Separación de los aspectos reproductivos y hedonistas de sexualidad y cambio de actitud hacia la maternidad.
2. Caída de la tasa de fertilidad (introducción de anticonceptivos) y participación de las mujeres en el trabajo (búsqueda del desarrollo personal de la mujer fuera del ámbito doméstico).
3. Diferencias en las expectativas y mundos emocionales del hombre y la mujer.
Según el Centro de Mediación familiar de Castilla-La Mancha los factores que suelen ser causa de separación son:
1- Incompatibilidad de carácter.
2- Diferentes expectativas.
3- Comunicación poco eficaz.
4- Desamor.
5- Conductas adictivas.
6- Conductas agresivas.
Aunque ellos destacan principalmente el desamor como la causa real.
Por otra parte, la aceptación social del divorcio no hace que el divorcio sea menos doloroso. La separación supone una pérdida afectiva de la persona que ha formado parte de nuestra vida con la que hemos mantenido una relación de amor, ahora transformada. Supone una pérdida para todas las partes implicadas: hombre, mujer e hijos. En algunas ocasiones podría calificarse como un fracaso en el proyecto de vida. Todo lo que se ha estado construyendo durante años se cae, se derrumba como un edificio cuando es demolido. Afrontar la construcción de otra forma de vivir no es fácil. Tanto es así, que la Escala de Sucesos Vitales Estresantes desarrollada por Holme y Rahe (1967), adaptada por F. Labrador (1992) para la población española, sitúa al divorcio con un valor de 70 (0-100), sólo por debajo de la muerte de un ser querido (95), período de encarcelamiento o confinamiento (75); quedando con una puntuación de 68, 65 y 63, experiencias sexuales traumáticas (violación,..), problemas con las drogas y separación de la pareja, respectivamente.
Esta clasificación nos da la idea del impacto estresante que supone en los sujetos la situación que se desencadena, y antes de afrontar la nueva forma de vida hay que digerir el "atracón" emocional que eso conlleva. Atracón emocional que se suma a las características típicas de las situaciones de estrés: cambio o novedad de la situación, falta de información, menor capacidad de predictibilidad, incertidumbre hacia el futuro, falta de recursos o habilidades para hacer frente y manejar la situación, sin olvidarnos del organismo que sufre las consecuencias biológicas. Suponiendo tanto para el hombre, la mujer y los hijos una situación de duelo, de pérdida, fracaso y frustración, a la que se tienen que enfrentar, de forma inevitable. Por ello, es importante que en la forma de afrontamiento se realice una elaboración de todas las dimensiones psicológicas: pensamiento, emoción y conducta, sin olvidar los mecanismos inconscientes que pueden remover en los adultos, debido al aprendizaje personal acumulado durante su vida y en los niños la configuración de huellas de memoria emocionales que determinarán su crecimiento, maduración y la forma de enfrentarse e incorporarse al mundo.
Un aspecto fundamental del que dependerá en gran parte la reorganización del sistema familiar es el momento del ciclo vital en el que se encuentra la familia en este período de crisis. Y es fundamental tener en cuenta que cada momento dentro del ciclo vital presenta unas características propias, cada situación tiene su carga dramática y en cada situación hay variables diferentes que pueden complicar o dificultar la elaboración del proceso.
Según la Federación de Euskadi de Padres y Madres Separados desde que se reguló la ley del divorcio en España, en el año 1981, la tasa por cada mil habitantes, ha tenido una subida constante: 0,3 en 1981; 0,8 en 1996. En 1997 se separaron 54.728 parejas, de ellas 30.427 fueron de mutuo acuerdo y 24.301 por lo contencioso. En este mismo año, el número de divorcios fue 34.147; 16.520 de mutuo acuerdo y 17.627 por lo contencioso.
En 1998, el total de divorcios, separaciones y nulidades en España, queda reflejado como sigue (datos del INE, Instituto Nacional de Estadística):
Total España
Divorcios 25.726
Nulidades 37
Separaciones 39.619
Las personas separadas estaban situadas en los tramos de edad por orden cuantitativo:
1- Edades comprendidas entre 36-45 años.
2- Edades comprendidas entre 46-55 años.
3- A escasa diferencia personas entre 26 y 35 años.
4- Va aumentando significativamente el tramo comprendido entre 55 y 65 años.
5- Aparecen casos puntuales de personas menores de 25 años y mayores de 65.
Según las conclusiones a las que llegan la mayoría de los autores podríamos señalar, a modo de resumen, que el matrimonio en sí mismo no es una institución en declive. Lo que está declinando es el matrimonio monógamo que dura hasta el fallecimiento de uno de sus cónyuges. Sí es cierto que van en aumento las unidades familiares matrifocales, encabezadas por una mujer, en la que los hijos tienen expectativas de vivir algún tiempo sólo con uno de los padres, o bien viviendo con uno de ellos y un padre adoptivo. Así, al desaparecer las presiones sociales que mantenían la unión del matrimonio, éste sólo puede asentarse sobre la base de una relación emocional estable entre cónyuges. Como dice Goleman, llegar a un acuerdo sobre cómo estar en desacuerdo, suele ser la clave para la supervivencia del matrimonio.
Por lo tanto, tal como señalan los datos expresados, si existe un aumento creciente de las separaciones será necesario atender a esta situación social y psicológica. Por un lado, respecto a las parejas actuales serán importantes estrategias para solucionar muchos de sus problemas de pareja, tal y como propone José Cáceres Carrasco:
1- ¿Cuáles son las expectativas de la pareja? (La autorrealización mutua como única justificación de la continuidad de la relación. Eliminación del sentido de propiedad (nadie es: mujer de... ni marido de...). Temporalidad: )¿Hasta que la muerte nos separe?)
2- Recursos personales que habrían de tenerse para embarcarse en tal empresa (El mero hecho de ser hombre o mujer no nos acredita cualificados para emparejarnos. Capacidad de reconocer y expresar sentimientos. Estilo de comunicación y resolución de problemas. Capacidad de desactivación de conflictos.)
3- Medidas de terminación de la relación cuando no parece existir otra opción (Separación contenciosa frente a separación mediada). Es necesario, en caso de separación, ver la separación mediada como la mejor solución, de forma que no se haga tanto daño a las partes implicadas como ocurre con las separaciones contenciosas.
Por otro lado, de cara a la Intervención Social Preventiva y Educativa, sería necesario capacitar a los niños para una forma más sana de comunicación, resolución de problemas y equilibrio en los roles masculino y femenino.
BIBLIOGRAFÍA
Labrador, F.J. .(1992) El Estrés. BolsiTEMAS-53
Harris, M. (1982) Introducción a la Antropología. Alianza Universidad Textos
Segalen, M. (1992). Antropología histórica de la familia. Taurus Universitaria
Cáceres Carrasco, J. "Violencia doméstica"