Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2003. Vol. 24(85).
Francisco Santolaya Ochando.
Decano del Colegio Oficial de Psicólogos
En fechas recientes, este Colegio Oficial de Psicólogos ha tenido noticia, a través de los medios de comunicación y según nota de prensa distribuida oficialmente por el Ministerio de Sanidad y Consumo, de una iniciativa conjunta de ese Ministerio con las autoridades sanitarias autonómicas para poner en marcha un amplio plan de prevención y control del tabaquismo. Dicho plan, que ha sido aprobado el 13 de Enero en el Consejo Interterritorial de Salud, tiene entre sus objetivos la disminución de la prevalencia del tabaquismo y propone, entre otras actuaciones, la inclusión de los tratamientos anti-tabaco dentro del conjunto de tratamientos que son financiados con recursos públicos en el Sistema Nacional de Salud. Esta medida constituye un paso esencial para la aplicación efectiva de los tratamientos y su consiguiente extensión a la mayor parte de la población afectada por el tabaquismo.
Las evidentes ventajas para la Salud Pública de la inclusión de los tratamientos anti-tabaco en el sistema sanitario público se apoyan en dos supuestos completamente necesarios. El primero es que el tabaquismo, o la adicción al consumo de tabaco, debe ser objeto de tratamiento por su naturaleza patológica y las graves repercusiones que tiene en la salud de los fumadores y, de forma pasiva, en la de los no fumadores. El segundo supuesto, lógicamente, es que hay tratamientos eficaces, efectivos y eficientes para reducir dicho consumo, dado que si esos tratamientos fueran desconocidos o inexistentes no tendría sentido proponer su financiación pública.
El primer supuesto, que establece la condición patológica y nociva para la salud del hábito tabáquico, parece cumplirse plenamente, si nos atenemos a las declaraciones oficiales de las autoridades sanitarias, como la OMS, que conciben el tabaquismo como una adicción, con importantes repercusiones en la salud de los ciudadanos, siendo considerada en nuestro país como la principal causa individual de muerte. La Introducción del documento del Plan es suficientemente elocuente para dar cuenta de este apartado.
El segundo supuesto, del que nada se dice en dicho documento, también se cumple si nos atenemos a lo que informan las frecuentes y concienzudas revisiones efectuadas sobre cientos de estudios que han evaluado la eficacia de los tratamientos anti-tabaco. La conclusión de dichos trabajos es que hay tratamientos eficaces, con una buena relación costo-beneficios y que dichos tratamientos se pueden identificar y aplicar. El informe que acompaña esta carta, que ha sido realizado por uno de los máximos expertos en este tema dentro de nuestro país, confirma esta aseveración1.
Sin embargo, la imprecisión y generalidad de las previsiones que establece el Plan en lo que se refiere a las unidades para el tratamiento anti-tabaco y el despliegue de intensa actividad de distintos sectores comerciales constituyen un motivo de preocupación de nuestra organización profesional. Un elemento que ilustra el motivo de nuestra preocupación viene dado por el hecho de que, tal vez por impulso de esos sectores antes mencionados, parece haber en los medios de comunicación públicos una excesiva identificación de tratamiento anti-tabaco con tratamiento farmacológico (con nicotina o bupropión). Esta relación aparece resaltada con especial claridad en la información que se suministra en los informativos cuando se muestra lo que se "hace" en los tratamientos (poner parches o dar chicles de nicotina, prescribir medicación psicotrópica, etc.) y se informa que, de forma accesoria, también se presta "apoyo psicológico".
En este sentido, el Colegio Oficial de Psicólogos se encuentra en la necesidad de hacer saber que, de acuerdo con los datos más solventes de la investigación sobre efectividad de los tratamientos anti-tabáquicos, hay que subrayar las siguientes conclusiones:
- El tabaquismo es un hábito adictivo, cuyos componentes esenciales son de orden psicológico, donde también están presentes los farmacológicos y sociales. En ese sentido la Psicología ha hecho aportaciones fundamentales en la comprensión de dicho comportamiento y en su tratamiento.
- El tratamiento psicológico es un componente básico y central en el tratamiento anti-tabáquico, y su eficacia, efectividad y eficiencia han sido ampliamente probadas tal y como puede verse en el informe adjunto.
- El tratamiento psicológico no puede confundirse con, ni es lo mismo que "el apoyo psicológico" inespecífico que presta un profesional competente en el ejercicio de sus funciones asistenciales.
- La aplicación de tratamientos psicológicos efectivos debe realizarse por especialistas cualificados, que en este caso son los psicólogos. En nuestro país, los psicólogos, sean académicos o profesionales, llevan años haciendo investigación y aplicando tratamientos a los fumadores. Dada la naturaleza del trastorno, es uno de los profesionales mejor cualificados para su tratamiento.
Es evidente que con estas afirmaciones no se está restando relevancia alguna a la investigación y al tratamiento bio-médico. Simplemente se trata de poner en orden las consecuencias que se derivan de los conocimientos actuales sobre los hábitos adictivos y de los estudios de evaluación de los tratamientos anti-tabaco.
Dado que el Plan no hace previsión alguna sobre la composición de los equipos profesionales que se constituirán en las unidades anti-tabaco, y siendo conocido el bajo número de psicólogos en el ámbito sanitario, nos tememos que sin una dirección clara, las fuerzas del mercado (y no las de la razón sanitaria) podrán empujar a la adopción de modelos de funcionamiento y de tratamiento que supongan una relación costo/efectividad inaceptable para las arcas públicas. Por este motivo, hacemos este llamamiento a la razón y a la responsabilidad de las autoridades sanitarias con el fin de que tomen conciencia de la importancia de poner en marcha unidades de tratamiento anti-tabáquicas que cumplan con los requisitos de competencia profesional que pueden ser demandados a la luz del conocimiento que se tiene en la actualidad de la naturaleza del problema y de la eficacia de los tratamientos. En este sentido, la intervención del psicólogo es una pieza esencial de dichos tratamientos y su presencia en los equipos multiprofesionales debería estar garantizada, de acuerdo con la evidencia empírica existente y numerosos informes de organismos internacionales.
La aprobación del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo es un hito importante, por el que felicitamos a todos los que lo han hecho posible. Nuestro interés es que su implantación sea un éxito y por ello, ofrecemos toda nuestra colaboración y participación.
1 Becoña (2003) El tratamiento psicológico de la adicción a la nicotina. Papeles del Psicólogo, 85, pp 48-69