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PAPELES DEL PSICÓLOGO
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Papeles del Psicólogo, 2003. Vol. 24(85).




ENTREVISTA A ISAAC AMIGO VÁZQUEZ. PROFESOR TITULAR DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD, UNIVERSIDAD OVIEDO

Roberto Secades Villa.

Universidad de Oviedo

A raíz de la publicación por la editorial Paidós del libro titulado La delgadez imposible, INFOCOP ha considerado interesante ahondar en un tema tan actual como el de las dietas y sus implicaciones psicológicas y psicopatológicas, a través de una entrevista a su autor

Roberto Secades Villa: Resulte sorprendente que una de las ideas en la que más se insiste en La delgadez imposible es la de que las dietas engordan ¿Cómo es esto posible?

Isaac Amigo Vázquez: A primera vista puede resultar paradójico, ya que la mayor parte de las personas conocen de sobra y en muchos casos por experiencia propia que someterse a dietas hipocalóricas restrictivas produce inicialmente una rápida pérdida de peso. Sin embargo, cuando se examina a más largo plazo los efectos de estas dietas también se suelen observar dos hechos muy interesantes. Por un lado, el peso se recupera a la misma velocidad que se ha perdido y, por otro, muchas personas, además, ganan un plus adicional de peso.

RSV: Eso supone que cuanto mayor sea el número de veces que una persona se pone a dieta más peso irá ganando.

IAV: Efectivamente. Supongamos que una persona cada vez que se somete a una dieta hipocalórica pierde 5 kg y cada vez cesa la dieta recupera su peso inicial y gana 500 g adicionales. Si se somete seis veces a dieta en un periodo de dos años resultará que su peso natural se habrá incrementado en 3 kg.

RSV: ¿Cuáles son los mecanismos que explicarían este incremento adicional de peso?

IAV: Básicamente se podría hablar de dos. En primer lugar, la deprivación de determinados sabores y alimentos incrementan su valor reforzante haciendo que se deseen con más fuerza. Algo así como el efecto de "la manzana prohibida". De hecho, no es raro que una vez que se finalice la dieta muchas personas caigan en un episodio de voracidad con determinados tipos de alimentos. Por otra parte, se produce un enlentecimiento del metabolismo de tal manera que el cuerpo, tras una dieta severa, se comporta como si tuviera que ahorrar para tiempos de escasez y tratase de aprovechar lo que consume de un modo aún más eficiente. De hecho algunos estudios han demostrado con ratas que con la primera dieta se consigue perder el peso meta en 21 días mientras que con la segunda dieta son necesarios 46 días de restricción calórica.

RSV: Según lo dicho, parecería que las dietas hipocalóricas son más perjudiciales que beneficiosas.

IAV: Es evidente que hay dietas que hay que seguir porque de lo contrario se podrían agravar determinadas enfermedades (diabetes, enfermedad renal, etcétera). Sin embargo, muchos segmentos de la población se someten a dietas hipocalóricas muy severas (pensemos en las jóvenes adolescentes) tratando de alcanzar el ideal de belleza que en nuestra sociedad se encuentra en la delgadez. Y a todo ello se podría añadir que también se ha comprobado que las personas que se someten a lo largo de su vida a múltiples regímenes dietéticos tienden a sufrir con mayor frecuencia patologías severas como el cáncer o enfermedades cardiovasculares que aquéllas que mantienen un peso estable aunque éste se encuentre dentro de un sobrepeso moderado.

RSV: ¿Entonces, que hay de cierto en el llamado peso ideal?

IAV: En cierta medida se podría decir que el peso ideal es un mito. La forma más adecuada de valorar el peso es el índice de masa corporal (IMC) que se calcula dividiendo el peso en kg de la persona por su altura en metros al cuadrado. Se habla de normopeso si el resultado se sitúa entre 20 y 25 lo cual quiere decir que existe que el peso natural está delimitado de un rango bastante amplio y no por una cifra mágica.

RSV: ¿Cual es el papel del psicólogo en este tema?

IAV: Ante todo no se debe olvidar que las dietas desempeñan un papel decisivo en los llamados trastornos del comportamiento alimentario (anorexia, bulimia o sobreingesta compulsiva). Son el punto de partida y, por lo tanto, la condición necesaria aunque no suficiente para la aparición de estos trastornos. De ahí que cualquier intento de prevención de los mismos pasa por educar a los jóvenes en el mantenimiento de una alimentación equilibrada de la que tiene que quedar radicalmente excluida la práctica de dietas hipocalóricas como las que continuamente se anuncian a través de los medios de comunicación. Además, en la bulimia y la sobreingesta compulsiva la dietas restrictivas suelen ser los desencadenantes inmediatos de los episodios de atracón. Es po ello que su tratamiento pasa por el restablecimiento de una dieta equilibrada.

RSV: ¿Cual es la alimentación equilibrada a la que usted se refiere?

IAV: Aquélla en la que del total de calorías que consumimos al menos un 50% son hidratos de carbono, un 30% de grasas y no más de un 20% de proteínas. Lo que en la práctica se traduce en que un tercio de las calorías que comemos deben ser vegetables y frutas, otro tercio estará formado por legumbres, cereales, pasta, arroz, etcétera y sólo cabe un tercio para la carne, el pescado y los lacteos.

RSV: ¿Juegan algún papel las emociones en el control del peso?

IAV: Un papel mucho más importante del que se cree. Muchas personas, particularmente las que tienen tendencia al sobrepeso y la obesidad, bajo condiciones de estrés o en estados de ansiedad o depresión suelen comer más y descontroladamente sin ser muchas veces conscientes de ello.

RSV: ¿Entonces, qué se puede hacer para perder peso?

IAV: Es evidente que una dieta hipocalórica restrictiva es muy probable que nos deje igual o peor de lo que estábamos. De ahí que se imponga un cambio global en nuestro estilo de vida. Dicho cambio tiene que pasar por ajustar los gustos alimenticios de la persona a las reglas de la alimentación equilibrada de la que antes hablábamos. No se trata de suprimir ningún alimento sino de mantener la proporción en su consumo. Por otra parte, es imprescindible practicar algún tipo de actividad física regularmente (por ejemplo, caminar una hora a paso vivo tres veces por semana). El ejercicio, entre otras muchas ventajas, tiene un efecto sedante que es incompatible con los estados emocionales que facilitan el consumo descontrolado de alimentos. Y, finalmente, ordenar y delimitar el cuándo, dónde y cómo comemos.

RSV: ¿Es posible alcanzar ese peso ideal que cada uno de nosotros tenemos en la cabeza?

IAV: Probablemente eso es muy difícil, ya que las personas en general tienen una imagen ideal de su cuerpo que va bastante más allá de su peso natural. Pero, además, y esto es lo más importante, el organismo humano tiene un sistema de reequilibración del peso (o set-point) que busca la estabilidad. Es por ello que los primeros kilos se pierden con mucha facilidad, sin embargo, llega un momento en el que esa pérdida de peso se para. Ése debe ser el punto final que no se debe traspasar. También en este asunto se debe saber parar. Si tratamos de vencer la resistencia del cuerpo tendremos que comer todavía mucho menos y lo que suele pasar entonces es que se violenta el régimen establecido y se desencadenan episodios de voracidad si no de atracones.

RSV: ¿Por qué entonces esa moda de la delgadez extrema que tiene su reflejo cotidiano en las pasarelas y que continuamente nos ofrecen los medios de comunicación?

IAV: Lo difícil de alcanzar suele ser lo más codiciado. En la actualidad, en el mundo occidental, lo que resulta más fácil es engordar, ya que el sendentarismo propio del estilo de vida actual y disponibilidad total de alimentos muy apetecibles facilitan la rápida acumulación de grasa. En este contexto, se ha originado un estado de avaricia por la delgadez, incomprensible en otras épocas históricas y, por supuesto, en otras culturas que, hoy por hoy, tienen que luchar contra la escasez de alimentos.

RSV: Finalmente ¿Cuál es la razón de haber titulado su libro La delgadez imposible?

IAV: Basta pasear por la calle para darse cuenta de que la delgadez existe. Ahora bien, hablar de la delgadez imposible tiene sentido en nuestra sociedad al menos por dos razones. Por un lado, por que las dietas hipocalóricas restrictivas a las que cada vez más personas se someten son probablemente una de las causas de la expansión del sobrepeso y la obesidad. Pero, además, el anhelo de la delgadez es tal que incluso muchas personas que están en su peso natural se siguen viendo gordas. Como ocurre en los casos de anorexia. Por todo ello, en términos psicológicos y sociales cabe hablar de La delgadez imposible.

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