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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electrónico: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1987. Vol. (28-29).




JOSE A. GERMAIN

MARIANO YELA

En la madrugada del pasado 9 de septiembre de 1986 fallecía el doctor José A. Germain. Las nuevas generaciones de psicólogos recuerdan su nombre como el del pionero que hace posible el relanzamiento de la Psicología en España tras la interrupción impuesta por el franquismo a esta parcela del conocimiento y la investigación La Junta de Gobierno de la Delegación de Madrid, al tener noticia de este óbito, se puso en contacto con buena parte de los psicólogos que le acompañaron en la gesta de hacer resurgir la psicología científica en España. Algunos de ellos han dado respuesta y en las páginas de este número de Papeles del Colegio se recogen las líneas de semblanza que estos profesionales e investigadores han escrito. Son recuerdos y remembranzas personales trazados al hilo del cariño surgido durante años de compartir aspiraciones, ilusiones y retos cuyos resultados cobran forma y figura, día a día, en el ámbito académico y en el profesional

Gran parte de la labor desarrollada por el doctor Germain se circunscribió en la órbita de la Psicología Aplicada, modo antiguo de denominar las diferentes gamas actuales de intervención y ejercicio profesional En esta vertiente fue, pues, un adelantado La foto central que inicia estas páginas ha sido elegida por la propia esposa del doctor Germaín, en un silencioso homenaje hacia el hombre que ella ha querido, admirado y sostenido. Las restantes han sido aportadas por algunos de los allegados que han brindado las palabras y notas que establecen un puente entre el pasado y el presente.

Durante años, en el exilio exterior e interior, fue fiel a sus ideas y propósitos. La enfermedad le impidió, en años recientes, mantener el contacto directo con el colectivo profesional que él contribuyó a suscitar. Papeles del Colegio te cumplimenta ahora, a título póstumo, un agradecimiento y reconocimiento acreditado con creces.

La ciencia exige, a la vez, tradición e innovación. Tradición, para conservar lo logrado. Innovación, para mantenerlo vivo; es decir, para criticarlo, acrecentarlo y, con frecuencia, modificarlo. La síntesis de ambas tareas la tienen que hacer los individuos y los equipos. Pero es difícil que puedan realizarla sin el apoyo de instituciones que aseguren la continuidad en el trabajo.

Creo que la significación de Germain en la psicología española consiste, precisamente, en haber conseguido establecer, por primera vez en nuestra historia, las condiciones para la continuidad de la docencia, la investigación y la aplicación de la Psicología. Lo hizo de dos maneras. Una, por su contacto personal con todos los que es interesaban por los estudios psicológicos, sin excluir nunca a nadie, sin rechazar ninguna orientación 0 enfoque, exigiendo nada más, y nada menos, que rigor y altura intelectual. Otra, dando a manos llenas su talento y su tiempo a la tarea de crear instituciones estables, donde otros pudiera proseguir la labor de transmitir a innovar la ciencia psicológica.

Germain, como casi todos, tenla varias vocaciones. La más profunda era la de investigador. La cultivó sobresalientemente en sus comienzos. La sacrificó, después, durante casi toda su vida, a su segunda y más perentoria vocación, la de impulsor y coordinador de esfuerzos y fundador y organizador de instituciones. Lo hizo con secreto dolor, porque se sentía de algún modo infiel a su honda vocación de investigador científico, pero lo hizo con abnegada y gozosa dedicación y con excepcional eficacia. A él, en muy primer lugar, se debe que exista hoy una Psicología en España. No que despunte tal o cual psicólogo eminente, que eso ya aconteció en muchos períodos de nuestro pasado, sino, lo que nunca se había conseguido, que haya miles de psicólogos que enseñan, investigan y aplican su ciencia, día a día, sin interrupción, por toda la geografía española.

En otras ocasiones he examinado la labor organizadora y directiva de Germain. Ahora me piden que ofrezca, brevemente, algún recuerdo más personal de mi colaboración con di. No es difícil, porque conservo muchos y entrañables.

Mi primer contacto con Germain fue indirecto y temprano, allá por 1934. Yo tenía trece años y era alumno del Colegio Municipal "Andrés Manjón", en la madrileña plaza de Lavapiés. Anunciaron que nos iban a aplicar unos "tests" para seleccionar a los "superdotados". En una biblioteca pública me encontré por primera vez con el nombre de Germain, que figuraba en el libro que había publicado, con Mercedes Rodrigo, sobre la adaptación hecha por Torman del test de Binet-Simon. Luego, lo vi de cerca, cuando, con Mallart y Rodrigo nos aplicó sus tests de inteligencia originales.

¿Influyó este incidente en mi vocación psicológica? No sé. El caso es que, en 1945, recién licenciado en Filosofía, marchó a estudiar Psicología a los Estados Unidos. Allí, en la Universidad de Chicago, recibí dos cartas de dos españoles egregios. Una, de Marañón, en la que me ofrecía su consejo. Otra, de Germain, quien, increíblemente atento a todo lo que pudiera concernir a la psicología, se enteró, no sé cómo, de la existencia de aquel desconocido estudiante, me ofreció su consejo y ayuda y solicitó mi colaboración para su recién creada Revista de Psicología General y Aplicada, Lo que Germain quería, en el fondo, era reclutar a un posible psicólogo. Y lo consiguió. A mi vuelta a España, en 1948, fui a visitarlo. Y ya nunca me separé de él.

Encontré al doctor Germain en un despacho anodino del Instituto Nacional de Psicotecnia, desde el cual, un tanto marginado -él, que había sido, antes de la guerra civil, director del Instituto- llevaba su Revista. Enseguida me informó de sus planes y, con benévola generosidad, me incorporó a ellos.

Durante meses lo ayudé a elaborar los proyectos del Departamento de Psicología Experimental, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que el mismo año de 1948 se puso en marcha, y de la Sociedad Española de Psicología, que se fundó en 1952. En el Departamento de Psicología Experimental, bajo su dirección, pasamos varios años, tal vez los más felices de nuestras vidas, en colaboración e intensa labor investigadora, un grupo de jóvenes psicólogos llenos de ilusión: Ubeda, Siguán, Pinillos, Secadas, Pertejo, Forteza...

De ese núcleo ha salido todo lo demás. La Escuela de Psicología y Psicotecnia de la Universidad de Madrid, en 1953; la Sección de Psicología, luego Facultad de Psicología de la Universidad Complutense, en 1969; las Secciones y Facultades de Psicología de numerosas Universidades españolas; los múltiples Congresos y Reuniones Nacionales de Psicología; los varios intentos de lograr una Asociación Profesional que culminaron con la fundación del Colegio Oficial de Psicólogos, en 1980. Germain puso los cimientos sobre los que se ha ido construyendo el edificio, todavía sin terminar, pero ya consolidado, de nuestra psicología en marcha.

Ahora, Germain ha muerto. Todos los psicólogos españoles nos hornos quedado un poco huérfanos. Nuestro deber, a mi juicio, está claro. Rendirle un homenaje de reconocimiento y gratitud. No hay más que una manera auténtica de hacerlo: continuar su tarea, con su mismo rigor y constancia y, en lo posible, con su mismo espíritu de generosidad y concordia.

Una vez publicada la revista, el texto integro de todos los artículos se encuentra disponible en
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