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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electrónico: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1988. Vol. (35).




MARÍA EUGENIA ROMANO

ISABEL CALONGE

Apuntes Biográficos.

El pasado 5 de agosto de 1987 falleció la ilustre profesora María Eugenia Romano. En homenaje a su figura y contribución a la psicología española este colegio ha convocado a distintas personalidades, que compartieron con ella momentos relevantes, a glosar su personalidad y aportaciones.

Entendemos que la obra y peculiar carácter de esta singular mujer merece ser bien conocido por los psicólogos españoles. A este fin se han reunido las plumas de José Luis Pinillos, Juan Rof Carballo, Manuel Fernández Galiano, Rocío Fernández-Ballesteros, Jesusa Pretejo, Helio Carpintero e Isabel Calonge. Acompaña a los textos un variado material gráfico -en muchos casos inédito- que recoge situaciones y efemérides de la Psicología en España. Al Homenaje acompaña un escrito de la propia doctora Romano sobre la interpretación del dibujo de la figura humana, sacado de su libro "El dibujo de la figura humana como Técnica Proyectiva" (1975).

Desde el honor que para mí representa convocar este homenaje, en nombre de la Junta Rectora de la Delegación de Madrid, y en representación de los psicólogos colegiados, ¡Hasta siempre doctora Romano!

Nace María Eugenia Romano el 2 de febrero de 1917 en Valladolid. Es hija única de una familia humilde; sus padres, con una escasísima asistencia a la Escuela de pueblo, se honraban de haber aprendido por sí mismos a leer y escribir. Cuando tiene ocho años, la familia se traslada a Gerona; allí, en el Instituto de Enseñanza Media realiza el Bachiller Elemental. De esta etapa quedó siempre en su vida un profundo afecto a Cataluña y particularmente a Gerona. Nunca habló el catalán, que sin embargo entendía perfectamente. Para asombro de muchos catalanes solía rogarles que la hablaran en catalán, aunque ella sólo pudiera responder en castellano.

Un nuevo traslado familiar les lleva a Soria, en cuyo Instituto termina el Bachillerato, siempre con las mejores calificaciones.

Con quince años ingresa en la Universidad de Valladolid. Por imposición familiar debe estudiar Historia. Su deseo personal es otro: quiere estudiar Filosofía.

Vive sola, tiene sólo quince años, está rodeada de compañeros de bastante más edad, y en su mayoría varones. Contacta ahora con un mundo cultural amplio muy distinto del Instituto de Soria. Entre sus compañeros está Antonio Tovar, que ya ha terminado una licenciatura.

Por fin, filosofía

Continúa sus estudios en la Universidad de Zaragoza; obtiene la licenciatura en junio de 1935, con un magnífico expediente. Tiene entonces dieciocho años: ha conseguido terminar una carrera a la edad en que se suele comenzar, aunque para ello haya hecho una pequeña "trampa": acogiéndose a una normativa especial, cursó los dos últimos años en un solo curso escolar; así acababa un año antes y podía disponerse a estudiar Filosofía. Le ha sobrado tiempo para obtener, también en la Universidad de Zaragoza, el Título de Archivero, Bibliotecario y Arqueólogo.

El curso 1935-1936 se matricula por fin en la Universidad de Madrid. Trabas administrativas la llevan a cursar un año de Preparatorio antes de la Especialidad de Filosofía. El curso siguiente tampoco fue posible: había estallado la guerra. No puede reincorporarse hasta 1940, y finalmente en 1942 obtiene, cómo no, con sobresaliente, la licenciatura en Filosofía y Letras, sección de Filosofía, en la Universidad Complutense. Entre sus maestros ocupará siempre un lugar de preferencia García Morente.

En este momento ya se han fraguado en ella dos ideas fijas: dedicarse a ala Psicología y conseguir algún día una Cátedra de Universidad en esta Complutense que acaba de abandonar como alumna. La primera de estas aspiraciones empezará a convertirse en realidad sólo diez años después; la segunda, tardará mas: casi cuarenta.

El porvenir inmediato debía resolverse de otra forma y con cierta premura: los años siguientes estarán marcados por las oposiciones y los sucesivos destinos. En 1942, y con el número 2 de su oposición obtiene la plaza de profesor adjunto de Filosofía del Instituto de Cabra, donde permanecerá dos años; y, tras una breve estancia en el Instituto de Gijón, consigue en 1945 la Cátedra de Instituto. Su primer destino es Jaén. Dos años después se traslada a Osuna, donde permanece hasta su excedencia en noviembre de 1952.

Este cúmulo de fechas y lugares geográficos puede parecer poco relevante en su biografía si no se complementa con datos más personales. Se ha casado en 1946, pero no ha renunciado a su Cátedra; no hay posibilidad de traslado y durante un curso ha de vivir ella en Jaén y su marido en Sevilla, donde está destinado como Catedrático de Instituto. Esta forma de matrimonio, que hoy es algo más frecuente, hay que situarla en el contexto de la España de 1946. Cuando consigue el traslado a Osuna la situación no varía sustancialmente: ha de desplazarse todas las semanas, en tren o autobús, de los de entonces, y pasar dos o tres noches en la correspondiente pensión. Esto trajo consigo, sin lugar a dudas, un conocimiento envidiable sobre el diagnóstico diferencial de chinches, piojos, pulgas y otras especies.

Medicina para hacer Psicología

Esta forma de vida, que no parece precisamente desocupada, sí que debió parecérselo a ella cuando decidió matricularse en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. El motivo era muy claro: no había abandonado la idea de especializarse en Psicología española de la época -y residiendo entre Sevilla y Osuna- no encontraba otra posibilidad mejor de profundizar en ella, que este acceso, por una vía oblicua y cuyas dificultades hubieron hecho desistir a muchos: estudiar Medicina para especializarse en Psicología Clínica.

A finales de 1952 se traslada ya de forma definitiva a Madrid. En la Universidad Complutense obtiene el título de Licenciado en Medicina y Cirugía en 1954. Pero ya antes de estas fechas se ha ido incorporando al campo de la Psicología Clínica. En 1953 se hace miembro de la Sociedad Española de Psicología, que tan sólo tiene un año de vida. Conoce entonces al doctor Germain y a su círculo de colaboradores, que entre el Consejo y Santa Bárbara intentaban sacar adelante una Psicología aún en pañales: Mariano Yela, José Luis Pinillos, Miguel Siguuán, Francisco Secadas, Jesusa Pertejo, etc... En palabras escritas por ella muchos años después se refleja el ambiente creado en torno al doctor Germain, así como el tipo de investigación que por aquellos años estaba realizando:

"En este ambiente de intensa labor científica, investigadora y de enseñanza, había una nota característica: la amplia acogida del doctor Germain. No había el menor rasgo de círculo cerrado o de grupo restringido. Junto a sus propios colaboradores o amigos personales, éramos aceptadas también las personas que, sin ninguno de esos requisitos, se presentaban directamente, movidas sólo por su interés por la Psicología. Así, en los temas aplicados a Medicina Psicosomática; o en Psicodiagnóstico el trabajo de investigación que ya en aquella época me interesaba: la utilización del Roschach como una prueba independiente de su interpretación proyectiva, como un estímulo para observar distintos tipos de conducta, partiendo de conductas simples como la que podría observarse en la aplicación con taquistoscopio. Tuve, por parte del doctor Germain todo tipo de facilidades: desde el ofrecimiento del material, los grupos del Instituto de Psicotecnia, el consejo bibliográfico, etc... hasta lo que es más estimable: el comentario y la participación entusiasta en el trabajo y sus incipientes resultados".

En esta década de los cincuenta se integra plenamente en una labor investigadora, clínica y docente. Consigue una beca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y trabaja en el campo de la Medicina Psicosomática: "Aspectos psicosomáticos de la alopecia" y "Características de la Anorexia Mental". Marañón la requiere personalmente para que trabaje en su grupo, en el Servicio de Patología Médica del Hospital Provincial. Allí conoce a Rof Carballo, con el que seguirá colaborando hasta el final de su vida. López-Ibor le propone que se ocupe de la docencia de Psicología Médica en la Facultad de Medicina; accede así a la docencia universitaria en el curso 1954-55. Pasarán por ella veintiuna promociones de futuros médicos. Por la misma época toma la dirección del Departamento de Psicología Médica del Hospital Provincial, que se transformará posteriormente en el Hospital Clínico de San Carlos, en el que permanecerá hasta 1973.

También en esta década se crea la Escuela de Psicología, con sede en la antigua Universidad de la calle San Bernardo. Fue, durante muchos años, hasta que se creó la Sección de Psicología, en la Facultad de Filosofía y Letras, la única titulación específica en Psicología; a ella podía acceder licenciados de cualquier Facultad. María Eugenia Romano impartirá Psicodiagnóstico Clínico desde la fundación de la Escuela hasta su jubilación en 1985. Del mismo modo, también estará presente en la Facultad de Filosofía y Letras cuando se inicia la Sección de Psicología; su materia será Psicodiagnóstico ya desde la primera promoción que termina en el curso 1970-71.

Creo que puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que probablemente ocupe el primer lugar en cuanto a número de alumnos: sumen veintiún años de docencia en Psicología Médica, quince años en Psicodiagnóstico, veintiocho años en la Escuela de Psicología. Aún podríamos añadir otros muchos alumnos: cuatro años de profesor de Psicología General en la Escuela de ATS de la Facultad de Medicina, otros cuatro años impartiendo Psicodiagnóstico de niños y adolescentes en el Instituto Internacional de Boston, etc.

Asociada con el Rorschach

Le gustaba la docencia, disfrutaba en las clases, en el contacto con los alumnos. Nunca quiso ser autoritaria, pero si algo le interesaba realmente, lo conseguía sin imponerse, sin que nadie supiera cómo había sido.

En la Escuela de Psicología mantenía la tradición de que los alumnos eligieran, a principio de curso, los temas del Programa que les interesaba desarrollar con mayor profundidad. La elección era siempre Técnicas Proyectivas; algunos años se elegía TAT o Machover, pero casi siempre se prefería el Rorschach. Esto hizo que para muchos psicólogos el nombre de la doctora Romano esté para siempre asociado con el Rorschach.

Conocía a fondo las distintas Escuelas de Rorschach, y tenía su propio sistema integrador, que explicaba y nunca publicó: pensaba que su libro eran sus alumnos. Durante los años iniciales explicó el sistema de Bohm, después el de Klopfer, muy pronto el de Exner.

En bibliografía estaba absolutamente al día, pero nunca se jactaba de ello; recuerdo en más de una ocasión, haberla visto responder a alguien que le presentaba orgulloso una publicación recientísima, con el silencio, o con alguna observación banal, "parece interesante"; en realidad, la publicación llevaba ya tiempo encima de su mesa, comentada en los márgenes. Siempre hacía comentarios personales, conclusiones propias, a las que no daba más categoría que la de "otra posibilidad podría ser..." o "quizá también fuera posible que...".

Una de sus ideas fundamentales giraba en torno a la posibilidad de utilizar las Técnicas Proyectivas fuera de una interpretación de tipo psicodinámico, así como la necesidad de revisar el concepto de proyección, insistiendo en la variedad de tipos y niveles. Algunas consideraciones en torno a estos temas pueden encontrarse en el capítulo del libro "El dibujo de la figura humana como Técnica Proyectiva" (1975), que se reproduce, en este número de "Psicólogos".

Su labor clínica yo diría que fue intensa y extensa, pero el desarrollo de la Psicología española durante los años sesenta y principios de los setenta, le llevó a realizar una amplia variedad de tareas. Trabajó en psicología escolar, en colaboración con varios Colegios, en publicidad, impartió cursos al Tribunal Tutelar de Menores, trabajó en Psicología del Deporte en el INEF y un largo etcétera. Fue siempre fiel a la Sociedad Española de Psicología, en sus épocas de gloria y en las de decadencia; no creo que faltara nunca a un Congreso, a una Reunión Anual o a una Junta General. En su momento participó en la Junta Directiva y llevó junto a Jesusa Pretejo la Sección de Psicología Clínica. Nunca le gustaron los cargos, pero nunca dio la espalda a una labor en la que pudiera colaborar: como mucho secretario, o vicepresidente, o vicedecano, y estos últimos el menor tiempo posible. Presidir algún acto, sólo cuando era inevitable; asistir, siempre que le fuera posible.

Primera catedrático de Psicología

Siempre separó su vida personal de su vida profesional, hasta tal punto de no permitir que nadie de su familia asistiera nunca a una conferencia que ella pronunciara, ni a un ejercicio de oposición. Nunca la oí hablar mal de nadie, pero tampoco tuvo nunca grandes amistades, ni perteneció a ningún grupo. Tuvo siempre una enorme curiosidad por todo los científico y también por cualquier novedad que iba surgiendo en el mundo que nos rodea: una nueva revista de decoración, los más complicados relojes digitales, recetas de la Nueva Cocina, diminutos modelos de aparatos de radio y televisión...

Sé que se me olvidan muchas cosas. En algún rato libre, por los años cincuenta, estudió Magisterio... y le apasionaba el encaje de bolillos y el Petit Point. También en algún momento fue Inspector Extraordinario de Enseñanza Media. Permaneció como PNN (profesor numerario) veintiún años y cuando llegaron las oposiciones, llegaron a la vez: en 1975 obtiene la Adjuntía en Psicología Médica y, en el mismo año, la plaza de Profesor Agregado de Psicodiagnóstico de la Universidad Autónoma. En 1978 accede a la Cátedra y se convierte en la primera mujer Catedrático de Psicología; pero, como en los viejos tiempos, para conseguirlo ha de viajar, esta vez a Salamanca, donde permanecerá hasta 1982. Ahora con los sesenta bien cumplidos viaja sola, conduciendo su propio coche, y pernoctando dos o tres noches en un hotel.

En el curso 1982-83 ya es Catedrático de la Universidad Complutense. Sólo permanecerá en ella dos cursos más: el 1 de octubre de 1985 le llega la jubilación. Dos meses después es intervenida quirúrgicamente, el diagnóstico es fatal, sobrevive veinte meses.

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