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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
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Papeles del Psicólogo, 1993. Vol. (56).




LA PSICOLOGÍA PUEDE COOPERAR AL DESARROLLO

Dr. Manuel Muñoz.

Prof. Titular de la U.C.M. Director de la Maestría

Cuando se analiza, siquiera mínimamente, la realidad histórica y económica mundial solamente algunos grupos, verdaderamente suicidas, no llegan a identificar la cooperación norte-sur como un factor esencial para la supervivencia de ambas partes. Parece obvio que el norte, además de no poder permitir éticamente las diferencias existentes, no podrá mantener su status actual mucho tiempo sin un desarrollo del sur. Este punto de vista no es en absoluto nuevo o revolucionario, ha sido señalado repetidamente por organizaciones como la ONU, la Comisión Europea e incluso el mismo Fondo Monetario Internacional. El grupo de los 100 (grupo de economistas asesores de Clinton, liderados por Robert Raich) ha manifestado en diversas ocasiones cómo por cada punto de aumento de la economía latinoamericana se crean 100.000 puestos de trabajo en los Estados Unidos. Muchos gobiernos y Organizaciones No Gubernamentales han comenzado líneas de cooperación importantes, aunque nunca suficientes y pocas veces significativas, en los últimos años, Estas acciones han reunido un amplio número de programas y actividades relacionadas con la aportación de capitales y de infraestructuras, evidentemente esenciales en el desarrollo económico. Es obvio el hecho de que se ha optado claramente por un modelo de desarrollo neocapitalista que prima el Producto Interior Bruto sobre todas las cosas, olvidando los temas culturales, pero también los de salud y educación. Este hecho ha determinado el que los programas de cooperación hayan sido vistos desde una óptica casi exclusivamente económica y pocas veces se hayan considerado los aspectos psicosociales en el diseño e implementación de los mismos, Sin embargo, cada vez en mayor medida, economistas como Galbraith, Becker, el propio Raich, otros han remarcado la absoluta importancia de las personas y de su formación en los procesos de desarrollo, incluso económico, En este marco resulta de la máxima importancia favorecer la transferencia de información norte-sur para posibilitar la formación de cuadros profesionales autóctonos en los propios países.

Por otra parte, a cualquier psicólogo no puede escapársele la importancia e su disciplina en aspectos tales como: asesoramiento en la puesta en marcha de planes de desarrollo integral; planes de salud, especialmente a nivel preventivo; educación; formación de recursos humanos; negociaciones de pacificación; problemas psicosociales de todo tipo dependientes de la guerra y la pobreza, y un largo etcétera que sería aburrido recordar. Desde este punto de vista no puede dejarse de defender un papel, si no protagonista, sí muy relevante de la Psicología en la cooperación al desarrollo, incluso considerando éste desde una perspectiva exclusivamente económica,

En este contexto nació, allá por 1989, en la mente de algunas personas la posibilidad de iniciar una línea de cooperación universitaria en Psicología. Como el lector entenderá no es una casualidad el que la primera iniciativa de este tipo haya partido de la Psicología. Concretamente, la idea comenzó a tomar forma en la Universidad Centroamericana de Managua y en la Universidad Complutense de Madrid. También quiero señalar que, aunque aparentemente coincidentes en fechas y objetivos con diversos acontecimientos políticos, culturales, académicos y profesionales (Conmemoración del V Centenario; Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado de Madrid; Encuentro de Universidades Iberoamericanas en la UCM y Congreso Iberoamericano de Psicología en Madrid) la influencia en el proyecto ha sido escasa. La idea fue previa, los objetivos finales notablemente distintos y la ayuda económica o moral de tales fastos, nula.

No sería honesto el no recordar que el primer impulso en esa dirección provino de nuestros estudiantes, de ellos fue la idea de comenzar un intercambio entre ambas Universidades (UCM y UCA), de ellos partió una ilusión que ha ido contagiándose progresivamente a otros ámbitos y personas (muy probablemente no podría haber sido de otro modo). También quiero señalar que el programa de intercambio de estudiantes que nació en 1989, sigue funcionando en la actualidad, sin haber contado nunca con ningún tipo de financiación pública o privada que no fuera la que proviene del propio esfuerzo de los estudiantes de allí y de aquí. Aunque con objetivos muy modestos es un muy buen ejemplo de como en la cooperación las instituciones son importantes, pero lo son mucho más las personas.

Inmediatamente comenzó a gestarse la idea de la posible cooperación para realizar un programa conjunto, quisiera mencionar al Padre César, rector de la UCA y el profesor Rafael Burgaleta, vicerrector de la UCM, personas que con su innegable humanidad impulsaron los contactos entre nosotros y desgraciadamente no llegaron a ver sus frutos.

En aquellos primeros momentos también resultó estimulante la presencia de Sonia de Chamorro que desde su función de embajadora de Nicaragua en España (y psicóloga) siempre nos ha ayudado en todo lo que estaba a su alcance. Y como no mencionar la energía y saber hacer de Gustavo Pineda, decano de la Facultad de Psicología de la UCA en Managua, ejemplo vivo de cooperación.

Conocíamos otras líneas universitarias de cooperación, incluso relacionadas con la Psicología. Ninguna de ellas nos convenció como modelo a seguir. En primer lugar, el ofrecer cursillos de tres o cuatro semanas, diseñados generalmente desde España, resulta un modelo notablemente fracasado, se precisa una formación más profunda que permita realmente un trasvase de tecnología, no cursos de especialización que sólo son útiles a profesionales ya formados que buscan una especialización en campos concretos. En segundo lugar, el dotar a estudiantes nicaragüenses de becas de post-grado en España, aunque importante, no dejaba de tener problemas m serios, por ejemplo, las personas que se benefician de becas de este tipo suelen ser jóvenes sin trabajo en su país de origen y generalmente c pocas cargas familiares, esto determina el que este tipo de becas además de fomentar notablemente la fuga de cerebros de los países pobres, tienen un impacto muy lento, sí no ineficaz, la formación de profesionales que coordinen el posterior desarrollo en su país. Este modelo si es útil en países con algún nivel de desarrollo inicial y buenas condiciones de vida para los profesionales. En tercer lugar, la posibilidad de iniciar trabajos de investigación conjuntos, aunque sea un objetivo perfectamente deseable, resultaba muy difícil de implementar con niveles de desarrollo tecnológico y profesional tan distintos, el impacto de cualquier modo también seria lento. En cuarto lugar, la colaboración de profesores españoles en programas de doctorado s es posible cuando éstos existen. En Nicaragua no existen programas de tercer ciclo de ningún tipo, situación generalizada en Centroamérica. La colaboración en ellos, por tanto, es imposible. Es decir, todos los planes de actuación llevados a cabo hasta el momento o incluidos diseños gubernamentales eran inútiles o escasamente eficaces en la situación centroamericana. Había, pues, que buscar otro modelo, Finalmente, tomó forma la idea de llevar a cabo un programa de Maestría (Master) en la UCA, impartido por profesorado español. Programa que tendría que buscar un amplio y rápido impacto en la sociedad nicaragüense, la tarea no parecía sencilla.

Ante esta situación puede suponerse que los problemas que se abalanzaban sobre nosotros no eran pocos, De hecho nunca se había realizado un proyecto similar en la UCM y muy probablemente fuese el primero en España y en Centroamérica.

Entre los aspectos más importantes que había que resolver pueden mencionarse los siguientes. Había que decidir el tema final de la maestría, parecía que tenía que ser sobre Psicología, pero existieron algunas dudas sobre si poner el acento sobre la salud y lo social o sobre lo educativo., Debo remarcar que este tipo de dudas y muchos de los aspectos del programa se decidieron por un grupo de trabajo conjunto, en el que siempre predominaron numérica y espiritualmente los nicas.

Había que conseguir la autorización de un español en Nicaragua.

Había que buscar profesorado dispuesto a donar parte de su tiempo al programa, previsiblemente sin beneficio económico alguno.

Había que financiar los viajes.

Había que buscar infraestructuras adecuadas.

Había que seleccionar a los alumnos para obtener el mayor impacto posible.

Y un largo etcétera de problemas lector suponer.

Tengo que reconocer que cuando venía a España de vuelta de mi primera visita a la UCA, visita que había financiado la UCM para estudiar las posibilidades del proyecto, venía contagiado de la ilusión y la fuerza que se respira allí. Sin embargo, no sabía si sería capaz de transmitir esa ilusión. No fue necesario, la sola mención del proyecto unió a un grupo de profesores de todo el estado español, grupo que muy probablemente no se habría podido coordinar para un programa normal en España, el papel emprendedor de Amalio Blanco quizá resultó especialmente significativo en aquellos primeros momentos. La ilusión comenzó a contagiarse y conseguimos que las principales instituciones accedieran a financiar un proyecto tan extravagante (de hecho quiero pensar que fueron las personas y no las instituciones las que nos apoyaron). Debo citar al secretario de Estado para la Cooperación Internacional e Iberoamérica de España, a la ministra de Cultura de Nicaragua, al rector de la UCM, a la Dirección de la Agencia Española de Cooperación con Iberoamérica, y a la Consejería de Integración Social de la CAM y, evidentemente, a la UCA y a la UNAN como instituciones-personas que ofrecieron sus posibilidades de financiación. La repercusión universitaria fue igualmente importante, colaboraron en el proyecto las universidades Autónoma de Madrid, la de Salamanca, la de Sevilla, la del País Vasco, la Escuela Profesional de Psicología de California, etcétera.

La mayoría de los problemas le iban resolviendo favorablemente.

Quiero señalar que todas las personas que han colaborado en la empresa lo han hecho voluntariamente, sin beneficio económico alguno, incluidos todos los profesores.

Finalmente se seleccionaron los alumnos, el curso §e ha organizado con matrícula gratuita, pero con un fuerte proceso de selección. Proceso que ha recaído, en su mayor parte en los propios nicaragüenses. Como se ha comentado, se necesitaba optimizar el impacto del proyecto por lo que se prefirió siempre elegir alumnos con responsabilidades docentes (profesores universitarios de la UCA de Managua y de la UNAN en Managua y León) y profesionales con puestos de reconocido prestigio en Nicaragua y experiencias importantes en el ámbito de la Psicología. En total, se han admitido 36 alumnos: 17 profesores, 17 profesionales y dos recién graduados, De hecho esta decisión ha configurado la Maestría más como un intercambio de experiencias y visiones de la Psicología entre profesionales de distintos países, que como un curso tradicional. Ese era uno de nuestros objetivos principales.

Con estos antecedentes nuestra responsabilidad (de alumnos y profesores) ha sido enorme. La Maestría debe ayudar a la formación de profesionales del más alto nivel que puedan aportar sus conocimientos y habilidades al desarrollo de Nicaragua y por extensión de toda América Central. Sin embargo, nuestros objetivos serían muy pobres si nos quedásemos sólo ahí. La maestría debe suponer la creación de equipos y líneas de investigación propias que aseguren el mantenimiento y superación del nivel inicial alcanzado al final del programa, Debe fomentarse la cooperación entre los propios nicaragüenses tanto como con nosotros, Debe conseguirse establecer líneas de contacto entre las Universidades implicadas y ampliarse a otros centros de trabajo de Centroamérica. Debe ser capaz de sustentar proyectos conjuntos de investigación. Y por último, pero no me os importante, debe ser el vehículo de la amistad entre nuestros pueblos, amistad fundamentada en la historia y lengua comunes, pero también en el conocimiento personal y en el intercambio de experiencias, conocimientos y sentimientos.

Finalmente, la Maestría en Psicología del Salud y del Bienestar Social quedó conformada con un presupuesto que permitió cubrir todos los objetivos, incluyendo la dotación de infraestructura informática y audiovisual y el inicio de una biblioteca especializada, todo ello en la UCA. El programa docente se impartiría en 25 módulos docentes a lo largo de dos años en Managua, por profesorado esencialmente español. El presupuesto total, incluyendo material, textos, viajes, etc.; no supera el de cinco becas de estudios postdoctorales en España. Es decir, se ha multiplicado por siete el número de personas formadas, todas ellas en Nicaragua, no se han perdido horas laborales en sus centros de trabajo, se ha incluido una infraestructura y se ha conseguido crear una idea de Psicología nicaragüense incipiente. Los índices de efectividad, eficiencia y costes beneficios son espectaculares con respecto a las alternativas tradicionales de cooperación universitaria. Finalmente, el sueño se hizo realidad y el curso comenzó el día 7 de octubre de 1992. El acto fue presidido por don Miguel Angel Mazarambroz, embajador de España en Nicaragua y asistieron autoridades académicas y de salud. Actualmente estamos terminando el primer año.

Han viajado a Managua más de una decena de profesores (y no es fácil decidir quién se ha beneficiado más del viaje. Paradójicamente son nuestros profesores los que han modificado sus maneras y sus formas de acercamiento a la docencia, la cooperación tiene siempre una doble vía).

Se han impartido más de doscientas horas de clases y se ha fomentado la cooperación entre los alumnos (aspecto clave en países con sociedades desmembradas o con problemas sociales gravísimos).

Se han realizado más de 100 trabajos monográficos por los alumnos.

Se ha dotado a la UCA, con una infraestructura informática y audiovisual que no se soñaba al principio del proyecto.

Se han comprado más de 250 volúmenes para una futura biblioteca de Psicología de la UCA.

Se han iniciado proyectos conjuntos de investigación.

Se han hecho grandes amistades. Como no podía ser de otro modo una actuación de este tipo ha tenido repercusiones importantísimas tanto en Nicaragua, como en España y otros lugares. De hecho se han iniciado contactos con países tan distintos como Cuba, Costa Rica o El Salvador para estudiar iniciativas similares. La UCA se encuentra intentar do organizar la Maestría en Historia, que se juzga tan importante en Centroamérica. Y la Maestría viene colaborando en actividades paralelas nacidas de la Maestría. Pueden destacarse las siguientes: colaboración en la organización de una mesa redonda sobre cooperación con Centroamérica. Realizada en la Casa de América bajo la presidencia del secretario de Estado para la Cooperación. Entre los asistentes se contaban los embajadores de todos los países centroamericanos; realización de un seminario sobre los aspectos psicosociales en Centroamérica de la UCM, impartido por representantes de Nicaragua y Guatemala; organización de conferencias en la Universidad Autónoma de Madrid sobre el tema; publicaciones diversas sobre el tema en Nicaragua y España, y un amplio etcétera aún por determina

En definitiva, nuestro proyecto solamente ha querido aportar algún grado de sistematización teórica y, muy modestamente, nuestras experiencias a un país, a unas personas que, como nosotros, lo merecen todo.

A partir de aquí el esfuerzo común debe fundamentarse en el continuo intercambio, en cooperación.

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