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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electrónico: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (6).




LOS PSICÓLOGOS ANTE LAS ELECCIONES

Carlos Camarero

Es posible que cuando este número de nuestra revista "Papeles del Colegio", se encuentre en la calle o en tus manos, los resultados de las Elecciones del 28 de Octubre sean ya datos concretos en los medios de difusión y sepamos ya qué futuro parlamentario se vislumbra. Es posible que los resultados estén siendo analizados por las distintas formaciones políticas y los ciudadanos sepan como se ha distribuido su voto y qué posibilidades tienen sus representantes de llevar a cabo lo que los programas electorales les han prometido. Para unos, quizás, sea ya un momento de esperanza, de ilusión por el futuro o puede que para otros sea un momento de incertidumbre, de frustración y fracaso.

En cualquier caso, el Colegio de Psicólogos, a través de su revista, ha querido tener cerca de los diversos grupos políticos y demandarles la clarificación de sus posturas frente al nuevo período legislativo en temas que nos pueden interesar como profesionales, como psicólogos y como ciudadanos. Temas que van desde aquellos que se refieren al paro en general y al universitario en particular, analizando las fórmulas que los distintos partidos piensan idear para mitigarlo, O aquellos otros temas que tienen que ver con la salud y el modelo de asistencia sanitaria que se propone, así como su concepción y propuesta de solución en lo referente a la salud mental de los ciudadanos. Porque, está claro, existen varios modelos y diferentes métodos para abordar este importante asunto. No es lo mismo el partido que decididamente aboga por la privatización de la medicina, o por la concepción de la salud como un problema exclusivamente médico, que aquél que piensa implantar un modelo sanitario que englobe todos los aspectos biológicos, psicológicos y sociales que produce el enfermar y pretende dar soluciones multiprofesionales con control social y político y hace énfasis en la prevención más que en la curación y piensa acabar con los privilegios de clase en algo tan importante como es la salud pública en todos sus aspectos. Porque mientras en otros sectores de la producción quiebran, regulan plantillas, hacen expedientes de crisis, etc., justamente en la Sanidad, por ser primordial para la persona la conservación de su salud, determinados sectores económicos y profesionales quieren entrar a saco y controlar su ejercicio y extensión: la costosa tecnología médica, las medicinas, la construcción de instalaciones hospitalarias, etc., por tratarse de un sector constantemente en alza y que mueve muchos miles de millones del dinero del contribuyente.

Entender la salud como una cuestión política y social de primer orden no es algo que se planteen todos los grupos políticos; solo algunos claramente se definen en tal sentido, bien es verdad que más tímidamente cuanto más cercanos a la gestión del gobierno se ven.

Y en este sentido entramos de lleno en algo que los psicólogos llevamos planteando desde hace tiempo: la necesidad de erradicar el concepto de enfermedad influido por el modelo médico-biológico individual, al que corresponde una practica exclusivamente curativa (cuando lo es) nunca preventiva, dejando al margen las causas sociales que motivan realidades vitales que se pretenden enfermedades. Ojo, no estoy olvidando las causas biológicas de la enfermedad, pero con todo, en ese biologísmo es donde por generalización, se ha "biologizado", "enfermalizado" y en definitiva, se ha medicalizado todo el conjunto de problemas. La practica médica se ha apropiado del área de salud y la ha mercantilizado, la ha hecho, con ayuda de las multinacionales de los medicamentos, un bien de consumo. Y ya sabemos lo que pasa: cuanto más dinero tienes, mas y mejor puedes comprar.

Nosotros desde aquí, advertimos a los partidos políticos y al nuevo gobierno que surja de las urnas o de los acuerdos postelectorales, que no confundiremos nunca y lo haremos llegar a los nuevos responsables de este sector (a lo mejor no son tan nuevos), no confundiremos, digo, nivel de vida con calidad de vida. Y me explico. La calidad de vida se acerca en su conceptualización al contenido que la OMS ha dado a la salud y esta muy por encima del concepto de nivel de vida; ciertas ideologías dominantes han pretendido hacer creer ha poblaciones enteras que una y otra eran lo mismo, confundiendo conceptos y contenidos.

En el nivel de vida, los indicadores suelen tener en cuenta solo las variables de tipo económico, haciendo hincapié en la posesión de los recursos existentes y no en la satisfacción individual y colectiva delas necesidades, en función de ellas estaría el concepto de calidad de vida que se fundamenta en el ajuste personal de las disponibilidades materiales existentes y las expectativas, capacidades y necesidades del individuo tal y como son percibidas por él mismo dentro de la sociedad.

Es decir, nuestro enfoque permite que el individuo intervenga en la determinación política de los recursos disponibles en función de necesidades reales y no dirigirle por un poder político y económico que opera en función de las necesidades del sistema y de los grupos hegemónicos dentro de él.

Pero todo ello, ¿cómo lo van a llevar a cabo los distintos grupos políticos en su oferta electoral?. Hay que estar sobre aviso y no errar el voto.

Educación y servicios sociales

Veamos otros temas que nos preocupan ante el futuro inmediato, cuales son la educación y los servicios sociales.

En la educación nos encontramos siempre en los periodos de elecciones ante el manoseado dilema escuela pública-escuela privada como algo recurrente, con una virulencia que personalmente opino es suscitada intencionadamente, aprovechando demagógicamente los elementos diferenciadores de un mismo problema en lugar de acudir a un análisis serio, reposado y en profundidad de lo que uno y oro concepto significa para la gente, que vive en este país, y que tiene problemas de todo tipo.

En le proceso educativo influyen todos los elementos circundantes: familia, clase social, identificación con grupos ideológicos y religiosos, condiciones de vivienda, ambientales, salud, etc., y todo ello es determinante en la elaboración de los sistemas simbólicos y cognitivos del individuo. La escuela se convierte así en un agente socializador de primer orden, adecuada su estimulación con la simbología del grupo de referencia. Pretender socializar mediante programas educativos que dimanan de concepciones hegemónicas en la sociedad puede producir desequilibrios entre los conocimientos que se imparten y la demanda real.

El principio de igualdad de oportunidades no se lleva a cabo porque existen escuelas que producen mano de obra barata y escuelas de élide que preparan técnicos y dirigentes. Es decir que volvemos a lo de antes: quien más tiene mejor educación puede comprar. Entonces, la tan cacareada libertad de enseñanza ¿para quién? ¿qué libertad de enseñanza puede tener el hijo de ese obrero en paro cuya mujer trabaja como asistenta por horas, que habita en un barrio de la periferia de una gran ciudad donde, si lo hay, existe un Colegio Nacional?

Pero no solo es esto. Es, además, la calidad de la enseñanza que se imparte. Mientras en algunos Colegios se ofrecen servicios de gabinetes psicopedagógicos para control y estimulo del proceso educativo individualizado ( colegios que, por otra parte están subvencionados por el Ministerio), en la inmensa mayoría de nuestros Colegios eso no es posible, porque no existen esos gabinetes psicopedagógicos por mor de un Estatuto de Centros, aprobado en el Parlamento con los votos de los partidos de la derecha política y social, en el que no se reconoce la necesidad de este servicio cuando ya nadie lo cuestiona.

Pero además, hay que hacer hincapié en la necesidad de superar la cantidad tan enorme de situaciones de segregación y marginación que produce una determinada concepción de la socialización escolar, cuyas necesidades ha establecido Centros de internamiento, escuelas especiales, etc. Todo ello debe ser contemplado a la luz de la devolución (que un determinado sistema de producción ha marginado) de esos individuos a la comunidad introduciendo en ésta los cambios y creando los servicios públicos necesarios para que sea una real promoción social igualitaria de todas las personas.

Está claro que no todos los partidos que se asoman a las próximas elecciones defienden planteamientos como éste. Con lo cual ya vamos eliminando opciones y teniendo mas pensado nuestro voto.

Pero sigamos y veamos otro aspecto de la oferta electoral: los servicios sociales.

En nuestro país se han configurado dichos servicios sociales bajo los conceptos más reaccionarios de la vieja asistencia social con las características que le son propias. Carácter benéfico-caritativo, sistema de ayudas graciables, espíritu vacacional y voluntarista, fondo religioso. La metodología al uso deriva de las comunidades católicas de beneficencia y caritativas y del paternalismo de la ideología nacional-sindicalista del franquismo; esa metodología no sirve. Se hace necesario, en los momentos actuales, descentralizar la Organización Administrativa de los servicios, crear condiciones reales de participación de los sectores afectados en la creación de nuevos modelos de abordaje, introducir a los sectores sociales en el control de su eficacia y en el trabajo técnico, localizar los servicios allí donde se da la necesidad, socializar los conocimientos científicos para hacer ciudadanos competentes.

Se trata de eliminar conceptos mágicos de nuestra sociedad, no aplazar al mas allá la solución de los problemas, eliminar la idea de que es necesario crear conductas de desvalimiento y ayuda para obtener algún beneficio que, por otra parte, nadie regala y menos el sistema capitalista.

Colegios profesionales

Por último (y no porque crea que con ello se agotan las posibilidades que brinda el análisis de las ofertas electorales y el momento político que vivimos) quisiera tocar el tema de los Colegios Profesionales y, en concreto, como veo el futuro inmediato de nuestro colectivo profesional.

Si bien básicamente nuestro Colegio responde a las características y planteamientos teóricos que todo colectivo profesional tiene para organizar su profesión y tratar de controlar un determinado mercado de trabajo, no es menos cierto que la historia del movimiento de psicólogos posee elementos diferenciadores que lo distinguen en buena mediada de lo que socialmente se entiende por corporativismo.

Nosotros nos situamos en el estudio y análisis de lo que los profesionales de la Psicología, como ciencia del comportamiento, puede aportar colectivamente a la transformación de la sociedad en una etapa llena de inquietudes, y a la vez de esperanzas.

De todos es sabido que el control del mercado de trabajo a través de la presión organizada es lo que da sentido tradicionalmente a un Colegio Profesional, elaborando normativas al respecto y exigiendo su cumplimiento a los profesionales y a los poderes públicos y privados. Pero hoy esta capacidad que en otro tiempo no muy lejano tenían las corporaciones profesionales, se ve contrarrestada por el paro y el subempleo y por la multivariedad de las posibilidades de puestos de trabajo que un mismo título puede generar, conforme a la demanda social influida por el sistema económico. Es decir que hoy la posesión de un título universitario no garantiza obtener privilegios, sino solo a aquellos profesionales de elite que tiene que ver con su participación en el proceso económico y político.

Pero, los psicólogos, atendiendo al hueco real que nuestra profesión tiene, no parece que hoy por hoy pueda participar en ese planteamiento. Y, creo, tampoco lo desea la mayoría. Porque se da la paradoja de que aunque los principios históricos de las profesiones sean similares, la realidad hace que algunas no consigan autonomía suficiente en su trabajo y estén limitadas por alguna profesión, por así decirlo, dominante. Entonces, el desarrollo de esa profesión va por otros derroteros. Y no sólo por eso. Tiene que ver también con el método de análisis y con el contenido real de un conocimiento aplicado a la realidad social: Mientras que otros profesionales solo tienen que ver con el asunto concreto que les es propio (en el caso de los médicos, con la atomización en especialidades, es claro), los psicólogos tenemos que ver con el complejo mundo de la conducta que a su vez tiene que ver con múltiples factores todos ellos de igual importancia.

De ahí que se sitúe ideológicamente frente a unos problemas concretos, transcendiendo el papel de la ciencia (a la que, erróneamente, se ha considerado por encima de ideologías, aséptica y no sometida a determinaciones económicas y sociales), situándose aquí y ahora con sus conocimientos.

Esas diferencias con profesionales hegemónicas es lo que a nosotros nos hace afirmar que nuestro corporativismo esta muy corregido, sometido a variables que han de ser tenidas en cuenta. Por ello no nos sirve el hecho de que algunos políticos digan que el corporativismo debe desaparecer de nuestra sociedad. De acuerdo, pero todo corporativismo. Porque mientras nacen nuevas profesiones a la luz de las necesidades sociales y tratan de ubicarse en un concreto marco laboral con muchas dificultades, aquellas profesiones que llamo hegemónicas, controlan sectores económicos y sociales de tal envergadura que hasta ahí no llegan las ansias descorporativizadoras de esos mismos grupos políticos.

La cuestión es como introducir correctores sociales que varíen el signo. Y nosotros decimos: que se controle social y económicamente las profesiones; que se planifique su crecimiento, y desarrollo; que se sepa para qué, cómo y donde es necesaria una profesión y sobre todo que los profesionales estén sometidos al control de los ciudadanos y no que éstos estén a merced de aquéllos. Pero, ojo, midiendo por igual rasero a todos. Y sabiendo que los colectivos tienden a afianzar el sistema democrático y la democratización real de la sociedad, y cuales grupos son desestabilizadores del mismo.

Nuestra profesión, además, aboga por una práctica pública, sometida a control social y realizada multidisciplinariamente.

Con todo ello habrá que contar.

En definitiva, los psicólogos y su Colegio Profesional tiene una función primordial que jugar en este interesante momento histórico: colaborar a eliminar de nuestra sociedad los elementos irracionales del comportamiento, ayudar a abandonar los conceptos mágicos y el determinismo social, a enseñar habilidades sociales a los ciudadanos capacitándoles a ser críticos con el sistema de producción y con la estructuración clasista de la sociedad, a desarrollar un pensamiento científico en sus relaciones con los acontecimientos, a elevar el nivel de salud y a obtener una mayor calidad de vida.

Con estos planteamientos iremos a las elecciones y depositaremos nuestro voto con la esperanza y la certeza de que nuestra sociedad no se merece un mal que le dure cien años.

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