Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1998. Vol. (69).
Manuela Matellanes Matellanes
Subdirector General del Plan Nacional sobre Drogas
Emiliano Martín González es actualmente el Subdirector General del Plan Nacional sobre Drogas, máximo cargo técnico después del Delegado del Gobierno. Además es un reconocido experto en el tema de drogodependencias. Inicialmente comienza su trayectoria participando en proyectos de intervención comunitaria en diferentes barrios de Madrid, y especialmente en actividades de prevención. Años más tarde recibe el encargo de diseñar y poner en marcha el Plan Municipal contra las Drogas en el Ayuntamiento de Madrid en toda su vertiente: centros de intervención, programas de prevención, actividades de reinserción,... etc. Tarea desarrollada con gran éxito y repercusión durante más de diez años.
MANUELA Matellanes: Ante todo quiero empezar felicitándote por tu nombramiento como Subdirector General del Plan Nacional sobre Drogas, pues supone la primera vez que un psicólogo ocupa este nivel en una estructura de estas características.
Me gustaría como primera cuestión que nos contaras brevemente ¿Qué es el Plan Nacional sobre Drogas en este momento?
EMILIANO MARTÍN: El Plan Nacional sobre Drogas es una iniciativa gubernamental que tiene dos grandes finalidades: la primera es coordinar las acciones que se llevan a cabo en los distintos niveles de la administración y fomentar la cooperación de ésta con las organizaciones no gubernamentales y, la segunda, impulsar las políticas sobre drogas que se llevan a cabo en nuestro país, tanto en la reducción de la oferta como en el conjunto de medidas que se dirigen a la reducción de la demanda, es decir, la prevención y la asistencia e inserción social de las personas drogodependientes.
MM: ¿Cuál es la situación actual respecto al tema de drogas en nuestro país?
EM: Creo que, si hubiera que describir una panorámica de forma muy rápida, resaltaría tres ideas. En primer lugar, diríamos que hay una serie de sustancias que han constituido la principal preocupación en materia de drogas en nuestro país durante muchos años que comienzan a remitir.
Tenemos suficientes indicadores que informan del descenso de la incidencia de la heroína. También, en el conjunto de la población, las dos sustancias más extendidas, el alcohol y el tabaco, están decreciendo. Sin embargo, a comienzos de los 90 se produce la aparición de un fenómeno nuevo hasta ahora en nuestro país, se trata de unas nuevas sustancias que se conocen como drogas de síntesis y que han tenido una implantación muy rápida, casi vertiginosa, en España. Estas nuevas drogas, unidas a otras tradicionales como el alcohol, el cánnabis, la cocaína...configuran un nuevo modelo juvenil de consumo con unos patrones muy específicos ligados al fin de semana, a la noche y al grupo de iguales con unas expectativas casi exclusivamente de diversión y de experimentación de nuevas sensaciones. Podemos afirmar que están decantándose dos modelos claramente diferenciados, el de consumo juvenil y el de los adultos.
MM: en relación a nuestra profesión ¿cuál sería tú balance respecto a las aportaciones de los psicólogos en los últimos años?
EM: Aunque siempre he reivindicado y sigo reivindicando la importancia del trabajo interdisciplinar en esta materia, creo que sería injusto negar la relevancia que ha tenido la aportación de la psicología al ámbito de las drogodependencias, y la importancia de la contribución de los psicólogos en niveles muy distintos de la intervención. De tal manera que es poco concebible diseñar cualquier proyecto de rehabilitación de drogodependientes sin la participación de los psicólogos. Sin embargo, pienso que, seguramente, en la estrategia donde se han significado los psicólogos de forma más cualitativa y donde han hecho una aportación realmente innovadora es en el ámbito de la prevención. Por eso, en las nuevas estrategias que estamos impulsando desde el Plan Nacional, la labor de los psicólogos resulta absolutamente imprescindible.
MM: ¿Cuáles crees tú, que son los retos actuales en la intervención de drogodependencias de un modo genérico, no solamente para el profesional de la psicología?
EM: Desde mi perspectiva, los retos que en este momento se plantean en materia de drogas en nuestro país coinciden prácticamente con las prioridades que tiene el Plan Nacional sobre Drogas. además de las necesarias actualizaciones legales y de coordinación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se están impulsando, destacaría las prioridades en el ámbito de reducción de la demanda. Dentro de éstas, la prioridad número uno del Plan es la prevención dirigida muy especialmente a la familia, a la escuela y a la concienciación social a través de los medios de comunicación. Los psicólogos tienen ahí un papel, como decía, muy importante. El segundo gran reto sería diversificar cada vez más los programas asistenciales en la línea que tanto administraciones como ONGS están llevando a cabo, creando nuevos programas de detección precoz como los de menores; también nos preocupa la población con problemas jurídico-penitenciarios, y, por supuesto, los programas de reducción de daños. Tenemos un grave problema con las enfermedades asociadas al consumo de drogas, muy especialmente con la infección por VIH, y esto obliga a incrementar estos programas. Solamente en el último año han tenido un crecimiento del 43% en nuestro país. Tendremos que seguir trabajando en esa dirección tanto a nivel cuantitativo como a nivel cualitativo, es decir, mejorando también la calidad de estos programas.
Por último, habría que mencionar el tema de la inserción social. Hemos hecho mucho hincapié en la asistencia y quizás esta dimensión de la inserción social ha quedado más desatendida, por eso insistimos mucho en el desarrollo de la inserción y más concretamente en su vertiente laboral.
MM: respecto a la generalización de los programas de reducción del daño, existe una preocupación entre nuestros compañeros sobre los que me gustaría me dieras tu opinión. Por un lado si deben o no estar presentes los psicólogos y por otro ¿de qué forma?
EM: Conozco el temor, que incluso en ocasiones me han manifestado algunos psicólogos; sin embargo, creo que no tiene fundamento. Sería un error limitar los programas de reducción de daños a meras intervenciones puntuales. Es cierto que dispensar Metadona es mejor que nada, pero sería lamentable que en los programas de metadona nos limitáramos a la mera dispensación. En estos programas hay que hacer un trabajo reeducativo y resocializador. En estas iniciativas tienen que desempeñar un importante papel muchos profesionales pero indudablemente también los psicólogos. De hecho, en los estudios de calidad una de las figuras que se contemplan es la del psicólogo. Una estrategía como la reducción de daños no puede ni debe eliminar la interdisciplinariedad que ya habíamos alcanzado en los programas libres de drogas.
MM: Me parece muy interesante lo que planteas porque de hecho sobre lo que avanzabas de la prioridad de la inserción laboral parece que dependiendo de qué temas está polarizado a un ámbito profesional u otro, cuando lo que planteas es que es necesario la unidad. ¿Opinas de la misma forma del campo de la inserción laboral?
EM: Por supuesto, tampoco los programas de inserción laboral pueden ser planteados desde una visión reduccionista; todos sabemos la dificultad que hay para integrar a un drogodependiente. Desde el Plan Nacional hemos establecido un acuerdo con el INEM para ofrecer 5.000 plazas de cursos de formación laboral y de escuelas taller y casas de oficios y conocemos la dificultad que existe para llevar a cabo estas iniciativas. Hemos de encontrar personas que estén en una fase de rehabilitación que les permita acceder a estos recursos y, lo que es más importante, les permita mantenerse en estos programas de inserción. Esto no es concebible sin una relación muy estrecha, una plena integración, entre los recursos de inserción y los programas de rehabilitación. Por lo tanto, ahí el papel de todos los profesionales que participan en la rehabilitación es fundamental.
MM: En los últimos años ha habido una incorporación masiva de profesionales al tema de las drogodependencias. Actualmente nos encontramos en una etapa más bien restrictiva. Teniendo en cuenta la situación ¿Cuáles son los retos planteados a los psicólogos? Tanto para aquellos ya integrados en programas, como para los que potencialmente puedan integrarse.
EM: En el tema de los psicólogos como en el de tantos otros profesionales que trabajan en el ámbito de las drogas, hay que tener en cuenta que los momentos no son siempre los mismos. Hemos vivido un ciclo de puesta en marcha y de crecimiento de programas, sobre todo asistenciales, y ahora nos encontramos en un ciclo de consolidación y de elevación de los niveles de calidad y eficacia de esos programas. Por lo tanto, así como en un primer momento la formación de los profesionales tenía que ir dirigida a la capacitación básica para acceder a un puesto de trabajo, en el momento actual y en los próximos años será diferente.
Por un lado, los psicológos deberán mejorar cada día más sus técnicas de intervención, seguir investigando para estar al tanto de los últimos avances científicos y profesionales en este tema. Por otro lado, deben estar preparados ante un hecho que parece innegable, el fenómeno de las drogas es un fenómeno cambiante y sometido a constantes evoluciones. Hace unos años pensábamos casi exclusivamente en la rehabilitación de pacientes heroinómanos, hoy estamos hablando de pacientes con una mayor complejidad donde ya no se trata de la adicción a una sola sustancia y donde entran en juego toda otra serie de factores de tipo personal, familiar y social. Ya no es sólo un tema de marginación sino que hoy nos encontramos la aparente contradicción de personas que están afectadas por el problema de las drogas pero con niveles aceptables de integración social. Y, sin embargo, esto no simplifica las cosas. Se plantean cuestiones de mayor complejidad y plagadas de sutilezas. Esto obligará a los profesionales a romper estereotipos y adaptarse a nuevas manifestaciones del fenómeno de las drogas, y todo eso pasa por la actualización permanente y el reciclaje de los profesionales.
MM: Para terminar me gustaría que seas tú quien elijas qué dirías a nuestros colegiados a nivel nacional desde un cargo como el que ocupas y con tu experiencia de años en el tema de las drogas.
EM: En línea con mi última respuesta, les invitaría a que estén atentos para anticiparse a las evoluciones futuras del fenómeno de las drogas. La psicología es una disciplina que tiene, por su propia naturaleza y su juventud, una gran versatilidad y capacidad de adaptación. Esto ha permitido a los psicólogos adecuarse a múltiples niveles de intervención y adoptar papeles muy variados. Tendremos que acostumbrarnos a rehuir los estereotipos, los lugares comunes y procurar tener una visión más abierta. Un fenómeno como el de las drogas, que es tan cambiante como la propia sociedad, necesitará en el futuro de profesionales que posean estas características.
MM: Muchas gracias.