Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1999. Vol. (73).
Miguel López-Cabanas.
Presidente del V Congreso Estatal de Intervención Social.
Durante los días 25, 26, y 27 de noviembre de 1998 el Colegio Oficial de Psicólogos celebró su V Congreso Estatal de Intervención Social de Intervención Social, bajo el lema " Calidad y responsabilidad compartida: retos del bienestar en el cambio de siglo". Antes de centrarse en la crónica sobre el desarrollo de esta última edición, conviene realizar, de forma previa, algunas reflexiones históricas sobre la trayectoria de estos encuentros, que, aunque consolidados, están en continua evolución y dinamismo edición tras edición. Pero vayamos al principio.
Fue en el año 1985 cuando la Delegación de Madrid del Colegio Oficial de Psicólogos organizó las I Jornadas de Psicología de la Intervención Social en un local cedido por Cruz Roja. Esta primera edición tuvo el mérito, qué duda cabe, de comenzar a abrir un espacio todavía por desbrozar por los profesionales de la psicología. Fueron reflejo, por tanto, del impulso y buenas intenciones de sus organizadores hacia un ámbito, que por nuevo, era toda una incógnita. A esta incertidumbre se sumaba la propia del contexto de intervención, con unos Servicios Sociales en fase embrionaria de lo que finalmente han venido a ser en nuestro país.
Tres años más tarde, en 1988, la Delegación de Madrid vuelve a tomar la decisión de organizar la segunda edición de las jornadas. La evolución producida desde las anteriores en el contexto de las intervenciones fue determinante en este nuevo diseño. En 1988 ya se habían aprobado un buen número de leyes autonómicas de Servicios Sociales (la de Madrid, precisamente, data de ese mismo año, así como la aprobación del Plan Concertado para el Desarrollo de las Prestaciones Básicas de Servicios Sociales en las Corporaciones Locales), empezándose a definir con más claridad este nuevo ámbito de aplicación de la Psicología de la Intervención Social. En ese momento el reto principal era darse a conocer, exponer a la sociedad y, de forma muy especial, a los responsables de las políticas de Servicios Sociales (entre los que apenas había algún psicólogo), todo lo que la psicología podía aportar a este escenario que surgía con una gran vitalidad. Por este motivo, en la edición de 1988 se invitó a participar a un buen número de responsables políticos y técnicos de los Servicios Sociales, de forma muy especial del nivel comunitario en donde los profesionales de la psicología encontraban mayor resistencia para poder llevar a cabo su trabajo. Esta decisión fue criticada en su momento por lo que tenía de invitar al enemigo a casa, dando participación a los que por la palabra y/o por los hechos cuestionaban la presencia de la Psicología en los Servicios Sociales. Pasado el tiempo, en general, los mismos colegas que realizaron esas críticas reconocieron lo acertado del planteamiento, por cuanto las jornadas de 1988 supusieron un hito importante, acercando la psicología a los nuevos ámbitos de intervención (por tanto aprendiendo de otras disciplinas y profesionales), a la vez que se empezaron a reducir resistencias a los cambios que se podrían producir por la incorporación de psicólogos a las plantillas de Servicios Sociales. Fueron unas jornadas de intervención social centradas, por cuestiones coyunturales y estratégicas en los Servicios Sociales tanto para aprender, como para darse a conocer y en general abrir camino a la profesión. Las actas de las segundas jornadas fueron publicadas por el INSERSO en dos volúmenes de la colección Servicios Sociales (nº 8), iniciando de esta forma una importante colaboración con dicho organismo que se mantiene hasta la fecha.
Las III Jornadas de Psicología de la Intervención Social se celebraron en el año 1991, sumándose a su organización, junto a la Delegación de Madrid, la Coordinadora Estatal de Servicios Sociales del Colegio Oficial de Psicólogos, asumiendo así, de hecho, la vocación ya presente en las segundas jornadas estatales. Las actas de los contenidos tratados también fueron publicadas por el INSERSO, siendo necesarios en esta ocasión tres volúmenes (nº 19 de la colección Servicios Sociales). Ya en esta edición se comenzaron a consolidar algunas líneas básicas del diseño de las jornadas que vienen a definirlas a la vez que a diferenciarlas de otras ofertas existentes hasta la fecha. Las principales características que podríamos destacar son las siguientes:
- La Intervención Social es el marco general de referencia para las reflexiones, planteamientos teóricos y experiencias aplicadas que se presentan. Una vez superada la fase en que los Servicios Sociales comenzaban a implantarse y la psicología debía abrirse camino en dicho ámbito, las jornadas se ampliaron de forma decida al conjunto de ámbitos donde la Psicología de la Intervención Social puede estar presente.
- Máxima representación geográfica de todos los asistentes, sea en calidad de invitados como ponentes o como inscritos. La presencia de personas de todas las Comunidades Autónomas enriquece el nivel de los debates, a la vez que facilita un mayor intercambio de experiencias.
- Se cuenta con la participación activa tanto de investigadores universitarios interesados en la Intervención Social como de profesionales aplicados, hasta tal punto que las jornadas, ahora congresos, es un punto de encuentro fundamental entre las personas que trabajan en ambos ámbitos, académico y aplicado.
- Los responsables de las políticas sociales son invitados a participar, reservando un importante espacio para exponer las líneas estratégicas presentes y futuras de los distintos ámbitos de la intervención social. Se cuenta con la presencia de representantes de los tres niveles de la administración, contemplándose, asimismo, los distintos puntos de vista de diferentes partidos políticos con responsabilidades de gobierno en el conjunto de las administraciones públicas. El respeto a los diversos planteamientos ha sido siempre una constante de las jornadas, facilitándose los debates entre los especialistas que los defienden, sean técnicos o políticos.
- La diversidad tiene también su expresión en la procedencia institucional de las personas que participan. Se persigue conseguir un equilibrio entre las representaciones del conjunto de las administraciones y las que provienen de la iniciativa social, tanto de organizaciones sin ánimo de lucro como de las de carácter empresarial.
- La interdisciplinaridad es otra constante de las distintas ediciones celebradas hasta la fecha, partiendo de la premisa de invitar "al mejor ponente o conferenciante para cada tema, independientemente de su formación académica". Este planteamiento podía haber sido uno de los más criticados, al corresponder la organización a las estructuras de un colegio profesional. Por el contrario, y salvo las excepciones siempre existentes, los profesionales de la psicología no han planteado ningún tipo de rechazo a la presencia de otras disciplinas y profesiones, lo que sin duda dice mucho a favor del colectivo que representa la entidad organizadora. Como se ha dicho, esta perspectiva tan abierta ha permitido a los psicólogos aprender de otros enfoques desde los que también se puede plantear la intervención social, a la vez que darse a conocer y reducir resistencias a nuestra presencia profesional. Se ha huido, por tanto, de posturas narcisistas y endogámicas, unidas a la realización de atribuciones externas sobre la responsabilidad de las propias limitaciones y dificultades de todo tipo, producto en parte de los propios errores estratégicos, entre los que se encuentra, a nuestro entender, posicionamientos victimistas y corporativistas un tanto trasnochados. Posturas y posicionamientos por lo demás demasiado frecuentes en todo tipo de organizaciones profesionales.
La cuarta edición de las jornadas, realizadas en 1994, supuso un cambio fundamental en su trayectoria: hubo un cambio de denominación, pasando a llamarse Jornadas de Intervención Social, dejando en el camino el termino de Psicología de la Intervención Social. Es decir, se trataba de ser congruentes entre el nombre y los principios básicos de la organización y del diseño de las jornadas expuestos más arriba, dejando cada vez más claro que se pretendía crear un espacio que durante tres días cada tres o cuatro años fuera la casa de todos los profesionales de la investigación y de la intervención social. Y la verdad que la respuesta fue magnífica. Hubo que cambiar de local por cuestiones de espacio, pasando de un hotel al palacio de exposiciones y congresos de Madrid.
En esta edición otra modificación que se introdujo fue la inclusión de un lema o subtítulo que sirviera como eje sobre el cual debían girar las reflexiones del conjunto de las intervenciones. En esta primera ocasión el lema elegido fue "Transformación social y compromiso de los profesionales". En esta elección la organización se vio influida por la situación de crisis generalizada que había empezado en nuestro país en el año 1993, producto de la cual se comenzaron a cuestionar algunas conquistas sociales relacionadas con el bienestar social del conjunto de la población y de los colectivos más vulnerables en particular. Se entendió que los profesionales de la Intervención Social no podían quedarse al margen de estos debates. La respuesta a este reto fue muy amplia, tanto por el número de asistentes como por el número de trabajos presentados, necesitando para su publicación tres volúmenes con un total de dos mil quinientas páginas (nº 29 de la colección de Servicios Sociales del INSERSO).
Y llegamos a la quinta y última edición, hasta la fecha, celebrada en noviembre de 1998. En esta ocasión se introducen dos cambios muy significativos. El primero de ellos es, otra vez, la denominación, pasando a llamarse congreso en vez de jornadas. La dimensión que habían alcanzadohacían pensar que el nombre más correcto era el de congreso. La segunda modificación, muy importante, fue el esfuerzo realizado para abrirse cada vez más a la sociedad, invitando a un representativo número de asociaciones científico-profesionales, organizaciones sociales, revistas técnicas, etc., a formar parte de los Comités Científicos de las áreas temáticas y a colaborar en la difusión del programa, promoviendo la inscripción al Congreso entre sus correspondientes trabajadores y suscriptores.
Con estas nuevas propuestas, unido a la credibilidad granjeada por la trayectoria de las ediciones anteriores, las respuestas de las entidades a las que se invitó a participar fueron magníficas, llegando a cuarenta y cuatro entre las que patrocinaron el congreso y colaboraron según alguna de las modalidades ya mencionadas. Varias de estas entidades decidieron estar presentes con algún stand o expositores de revistas, lo que sin duda redundó en la mejora de la oferta de información y facilidades para el intercambio de los congresistas.
El lema para esta edición, propuesto por un Comité Asesor compuesto por expertos en Intervención Social, fue "Calidad y responsabilidad compartida: retos del bienestar en el cambio de siglo". Calidad en su doble acepción de calidad en la gestión de los servicios que se ofrecen a los ciudadanos y calidad de vida como dimensión psicosocial que debe de estar presente entre los objetivos que se marcan los profesionales. Responsabilidad compartida como interrogante a debatir a lo largo del Congreso, intentando reflexionar sobre el papel que deben cumplir cada uno de los actores implicados en la Intervención Social: Administraciones Públicas, iniciativa social sin ánimo de lucro, mundo empresarial y los propios ciudadanos como destinatarios y protagonistas de las intervenciones.
Con estas nuevas propuestas, a la vez que manteniendo la estructura de áreas simultáneas, espacios transversales y proyección continua de vídeos, se llegó a cerca de novecientos participantes. Para conseguir este éxito fue necesario el esfuerzo de un numeroso (nunca lo es lo suficiente) equipo de trabajo entre personal técnico del Colegio, colaboraciones puntuales remuneradas, apoyo de becarios, miembros de los comités asesor y científico y secretarios de área (pertenecientes casi todos a la Coordinadora Estatal de Intervención Social del Colegio), todos ellos teniendo en común la ilusión por participar en un proyecto compartido. En total, un equipo de cerca de cien personas que han tomado parte en la organización del congreso en alguna de sus diversas fases, a lo largo de quince meses de trabajo. Tal cantidad de personas y entidades implicadas en la puesta en marcha del congreso supuso un esfuerzo ímprobo por parte de varias personas, pero de forma muy especial de su Secretario General, Lorenzo Casellas sobre quién recayó la coordinación y supervisión de los distintos grupos de trabajo, y por qué no decirlo (la falsa es la peor de las modestias), del que suscribe. El esfuerzo de todos, cada uno con su nivel de responsabilidad y dedicación, ha merecido la pena: el Congreso de Intervención Social no sólo se ha consolidado, sino que ha evolucionado hasta convertirse en un referente básico para las instituciones y profesionales relacionados con la Intervención Social. Un clásico de los encuentros profesionales que es demandado por las personas e instituciones que vienen participando en sus distintas ediciones, llegando a convertirse en un servicio de utilidad para el conjunto del sector de la Intervención Social.
Mención especial merecen las Juntas de Gobierno que avalan y se responsabilizan institucionalmente de los resultados de estos congresos, tanto la Secretaría Estatal como, de forma muy especial la Junta del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid con su Permanente y Presidente a la cabeza, que asumieron grandes retos estructurales y riesgos presupuestarios con la decisión de hacerse cargo de la organización de un Congreso, tan complejo en su diseño como incierto en sus resultados. Todo el Colegio de Madrid se volcó en el Congreso, poniendo a disposición del mismo las correspondientes estructuras, destacando, entre todas, los Departamentos de Formación y Prensa, así como al Area de Drogodepencias del Colegio de Madrid, que tuvo bajo su responsabilidad el diseño y parte de la gestión del área correspondiente en el Congreso.
En líneas generales se puede afirmar que el V Congreso Estatal de Intervención Social ha sido un éxito de crítica y público, compensando así los riesgos asumidos y el trabajo realizado. Pero el éxito general no debe hacernos caer en cegueras triunfalistas que nos impidan ver todas aquellas cosas que se pueden y deben mejorar (como en toda obra humana), habiendo tomado nota la organización de las mismas, algunas de ellas sugeridas amablemente por los participantes. Entre los errores cometidos cabe destacar uno sin duda de bulto: en el Comité Asesor no había ni una sola mujer. Los criterios de representación geográfica, especialidad temática y, sobre todo, las prisas por cumplir un calendario muy ajustado, hizo que el Comité Directivo, con su presidente a la cabeza, cuando se percató de esta situación ya no quedara margen de maniobra. Situación que atentaba, que duda cabe, contra los propios principios y filosofía del Congreso. La posterior elección de las personas de los Comités Científicos vino a compensar en parte este déficit, lo que no reduce el error ni la responsabilidad de la organización. Esperemos que las personas que tengan bajo su responsabilidad la organización del próximo Congreso tengan en cuenta el aprendizaje realizado.
Entre los aspectos que conviene mantener, y en lo posible ampliar, es la implicación de diversas entidades en la organización. Mantener la composición interinstitucional de los Comités Científicos, pero intentar que esta perspectiva llegue a otros órganos de la estructura organizativa, como el propio Comité Asesor que define el diseño básico del Congreso. Esta orientación, iniciada en el V Congreso, puede topar con la escasa altura de miras, que hasta la fecha vienen demostrando, otras organizaciones colegiales de profesiones relacionadas con la Intervención Social, para demostrar, con los hechos, actuaciones recíprocas al respecto. El Congreso Estatal de Intervención Social, aunque sea gestionado por el Colegio de Psicólogos, es ya patrimonio de todos. La generosidad y amplia visión que dicha entidad viene demostrando en estos congresos es correspondida, en general, de forma muy positiva por el conjunto de entidades implicadas en la Intervención Social. Las escasas respuestas negativas obedecen, a nuestro entender, a un corporativismo trasnochado que pretende poner puertas al campo, donde se prima más a los intereses particulares que a los del conjunto de la sociedad que con tanto énfasis se dice servir.
Otro reto para futuras ediciones podría ser la ampliación del Congreso a una dimensión internacional. Es un tema a estudiar detenidamente pues puede tener sus aspectos positivos y negativos. En una sociedad cada vez más global, la Política Social y su correspondiente Intervención Social de los estados, regiones y localidades, se encuentra cada vez más condicionada, en sus limitaciones y potencialidades, a los contextos internacionales donde se enmarcan. Por estos motivos, aún continuando siendo estatales, los futuros congresos deberían plantearse la posibilidad de ampliarse en una dimensión internacional.
Por último podríamos comentar otra asignatura pendiente: proceder a un cambio de las personas que han venido teniendo la máxima responsabilidad organizativa. Aunque ha habido importantes renovaciones y ampliaciones en las estructuras básicas, lo cierto es que el núcleo duro de la organización de las últimas ediciones ha permanecido más o menos estable. Aunque nadie puede negarles su capacidad de renovación de ideas, hasta casi poder hablar de cada edición como de un nuevo proyecto, no es bueno para las instituciones llegar a situaciones donde pueda vincularse la continuación de proyectos a personas o grupos de personas concretas: es la mejor forma de no garantizar su continuidad. Y el Congreso Estatal de Intervención Social es un proyecto consolidado, que se ha demostrado de una gran utilidad y capacidad de servicio a las personas e instituciones a las que se dirige, por lo que entre todos debemos de intentar que haya futuras ediciones, cada vez con mayor presencia del conjunto de la sociedad y permanente renovación de ideas.