Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2000. Vol. (76).
PEDRO SANZ GÓMEZ
En el desarrollo de la Ciberpsicología como disciplina y su asentamiento en la comunidad científica y profesional (1), se observa que existe una relación directa entre el desarrollo de la investigación en Psicología y la evaluación psicológica y la innovación tecnológica y los estándares del momento histórico que vivimos, en este caso concreto que nos ocupa, bajo el paraguas de las Nuevas Tecnologías de la Información.
En este sentido el punto de interés, como profesionales de la Psicología es doble:
a) Por una parte, y que constituye el objeto de este artículo, la contribución de la Psicología al desarrollo de la telemática, en tanto que una gran parte de los usuarios son individuos que interaccionan en un medio tecnológico concreto; y
b) Por otra, la contribución de las Nuevas Tecnologías de la Información al desarrollo de la Psicología como disciplina y de las intervenciones psicológicas.
La Psicología y el análisis de las interacciones
Las interacciones entre quienes usan las Nuevas Tecnologías en el marco del llamado Ciberespacio ponen en marcha un conjunto de acciones de generación de estímulos y respuestas y de reacciones ante los estímulos recibidos que van más allá de la simple ejecución de comandos, órdenes o acciones ante la pantalla de un ordenador. Afectan a mecanismos puramente psicológicos, subjetivos, que inciden en nuestro comportamiento, en nuestras sensaciones, sentimientos y estados de ánimo, y a su vez pueden repercutirnos en el entorno virtual y fuera de él (por ejemplo, en el caso de una relación a distancia por correo electrónico).
Paralelamente, tiempo y espacio tienen un sentido no homogéneo cuando interactúan personas de forma directa o diferida, y que pueden estar lo bastante distantes como para que estos parámetros queden alterados y la precisión de estos conceptos quede seriamente afectada.
La gente que "habita" la red puede ser considerada a dos niveles: como procesadores individuales de información que buscan ésta y como seres sociales que, a través de los soportes tecnológicos de las Nuevas Tecnologías de la Información, además de información, buscan afiliación, apoyo y afirmación a través de su "unión" con otros individuos. Es aquí donde la Ciberpsicología entra a considerar y a analizar los comportamientos de charla, discusión, argumentación y expresión de vivencias y emociones individuales a una colectividad, que surgen en este contexto y se convierten en objeto de estudio. Un ejemplo de análisis de Internet, bajo este marco de referencia se puede encontrar en http://nuvol.uji.es/~rperis/cuestionario.htm
Estos comportamientos de unión con otros individuos buscan encontrar e interactuar con individuos de intereses comunes, de manera que cuando uno de estos individuos encuentra a un par vuelve a él o ella en tanto que éste satisfaga estas necesidades básicas. El análisis de estos comportamientos, a su vez, pone de manifiesto otros de carácter altruista, de ayuda, reciprocidad, cohesión, instrumentales, de afirmación, enfrentamiento o conflicto, que también son objeto de estudio.
En este sentido la red es fundamentalmente una tecnología de carácter social, ya que permite que los individuos se encuentren y entren en contacto. Expresiones de esto son las listas de discusión y las comunidades virtuales donde, bajo un título que identifica un tema, se reúnen e interactúan individuos atraídos por su objeto, que no sólo le da nombre sino que también determina los intereses de quienes participan en él.
Como todo producto del ciberespacio, además de la alteración de los parámetros tradicionales de tiempo, espacio y presencia en un entorno, existe la posibilidad de alterar el género y la identidad de quienes interactúan. El análisis de estas redes sociales, las relaciones que se establecen, sus interacciones, y por ende los comportamientos asociados a éstas, pasan a ser también objeto de estudio de la Ciberpsicología; con independencia de la naturaleza del objeto de su constitución, sea ésta, por ejemplo, comunitaria o laboral.
Analizando las posibilidades que ofrecen las Nuevas Tecnologías de la Información, inmediatamente afloran unas de sus principales ventajas e inconvenientes. Una de las ventajas es que se facilita la interacción, la combinación de esfuerzos, la suma de esfuerzos hacia un objetivo entre personas que en principio están distantes las unas de las otras. Otra es el acceso a los recursos, por la difusión derivada de su abaratamiento, y la posibilidad que ofrecen a individuos distantes o con dificultades físicas de estar en contacto. Son sin duda puntos fuertes sin discusión.
Un inconveniente es que el alcance y la interacción distal que permiten pueden convertirse en elementos negativos si pensamos en la distribución y repercusión que los comportamientos o manifestaciones desviadas pueden ocasionar. Un ejemplo típico pueden ser los casos recientes detectados de redes en distintos países dedicadas a la comercialización de pornografía infantil. Otro inconveniente de esta expresión social está en que el uso de un medio no real y una tecnología que facilita la comunicación entre individuos, se convierta en objeto central y sustituya a las interacciones reales, contribuyendo al aislamiento de los individuos. Esta desviación del propósito o del uso de las Nuevas Tecnologías de la Información, bajo el manto de la adicción, también es objeto de la Ciberpsicología.
La creación de la identidad en la red
Uno de los aspectos más interesantes cuando abordamos el uso de las Nuevas Tecnologías y la comunicación a través de ellas, y sin duda de interés para la Ciberpsicología, es el fenómeno de la formación de la persona, como impresión o imagen que se obtiene de la interacción con otro individuo a quien, en la mayoría de las ocasiones, no se ve. Las impresiones que obtenemos de los demás cuando nos comunicamos con ellos en el "mundo real" se derivan fundamentalmente de las pautas no verbales asociadas a la comunicación verbal y van ligadas a la utilización del contacto visual. Se da también la circunstancia que cuando nos comunicamos por escrito por medio de las Nuevas Tecnologías de la Información, lo que escribimos y cómo lo redactamos no es ni lo que diríamos en una situación normal ni lo hacemos en la forma que lo llegaríamos a expresar. Y por tanto, las reacciones de aquéllos con quienes interactuamos tendrán como punto de partida unas manifestaciones que, en condiciones normales, no responden a nuestra verdadera forma de ser, pero que están en consonancia con aquello que expresamos y cómo lo hacemos.
Una forma de salir de este callejón que plantean las limitaciones del Ciberespacio ha sido la creación y utilización de los llamados emoticonos, de los que ya se ha hablado en anteriores números de esta misma sección (2), con el fin de tratar de expresar, en lo posible, estados de ánimo que apoyen nuestras manifestaciones escritas. Paralelamente, la adopción de acrónimos o abreviaturas equivalentes a expresiones habituales del lenguaje natural; el uso de una determinada dirección de e-mail; y el de símbolos (como asteriscos, expresiones entre < >, etc.) y palabras o frases en mayúsculas, también dan pistas y contribuyen a la formación de la imagen que se hacen los demás sobre nosotros. En última instancia, la realización de una página Web personal sobre nosotros mismos también puede contribuir a la elaboración de esa determinada imagen.
¿Qué ocurre entonces cuando el medio que nos sirve de entorno para la comunicación no permite que lo verbal y lo visual entren en juego, salvo que se disponga de un dispositivo que nos lo permita? Obviamente, las personas con las que interactuamos en la red nos pueden ser conocidas de antemano a través de nuestra vida cotidiana, por ello, quizá el interés está en plantearnos y analizar lo que ocurre cuando entramos en contacto con personas que nos son desconocidas o cuyas referencias son únicamente el tener unos intereses o una problemática común a nosotros, sabiendo que posteriormente puede que lleguemos a interactuar con ellas en un contexto real o, por el contrario, que nuestra relación sea meramente virtual.
Cuando navegamos en la red, a poco que comenzamos a interactuar con alguien detectamos preguntas que tienen por objeto averiguar nuestro género y edad, ya que éstas son informaciones esenciales para que cualquiera construya una impresión sobre el interlocutor. Tan es así que cuando el interlocutor o nosotros mismos averiguamos estos datos y no corresponden con la idea que teníamos, en muchas ocasiones se pone o ponemos fin a la interacción de forma más o menos cortés. Otras preguntas habituales en busca de informaciones también relevantes tienen que ver con la procedencia de nuestro interlocutor. A esto se une que el ritmo de la "conversación" es normalmente más lento de lo que lo sería en condiciones normales, lo que de por sí puede dar sensación de frialdad en el interlocutor. Además, en la formación de estas imágenes sobre nuestros interlocutores entran en juego nuestros propios prejuicios, sesgos y estereotipos que también mediatizan la comunicación y nuestras percepciones.
Teniendo esto en mente, otro momento habrá para abordar qué ocurre cuando utilizamos el marco de las Nuevas Tecnologías de la Información para desarrollar la Psicología desde la perspectiva de la intervención, lo que es claro en el caso de la Ciberterapia y las realidades virtuales terapéuticas.
1. Prieto, J.M. (1999). Una nueva disciplina: Ciberpsicología. En Infocop, nº 74. Madrid: Colegio Oficial de Psicólogos, págs. 23-24
2. Nieto Silva, Ricardo (1999). "¿Los emoticonos como descriptores del estado de ánimo? Símbolos de cortesía usados en Internet". En Infocop nº 73. Madrid: Colegio Oficial de Psicólogos, págs.24-28.