Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2004. Vol. 25(88).
Xosé Lois Cea Nogueira
Colexio de Psicólogos de Galicia
IMPRESIONES DE UN CONGRESO
Xosé Lois Cea Nogueira
Colexio de Psicólogos de Galicia
Ciertas impresiones son como los sabores durante una resaca,
recuerdan lo bueno en momentos tan malos…
(J.L. Constante)
Intentando ser sincero conmigo mismo y tras haber analizado el Congreso de Chile, sólo puedo decir que no me ha gustado, más bien me ha disgustado de forma destacada. No me ha aportado casi nada y estimo que las conferencias no han estado al nivel que un congreso de esta importancia debería tener. Las ponencias han sido excesivamente pobres de contenido y ligeras en cuanto al debate provocado. Bien, ésta es mi impresión y lo siento por los organizadores del evento que, quiero pensar, han puesto la mejor intención.
Entre lo positivo que puedo resaltar, está la idea repetida una y otra vez, de los programas, las investigaciones, ... centradas en los temas de la paz y la violencia.
Tengo la impresión de haber retrocedido en el tiempo, de haber encontrado los fantasmas con los que convivíamos hace casi treinta años en este país. Deseos de paz que no se han materializado, violencia con la que se convive día a día en muchos (si no en la mayoría de estos países), y las cicatrices por lo vivido que se abren una y otra vez porque parece que se están cerrando en falso con decisiones y políticas de parcheo.
Los dictadores también ganan en la democracia, tienen dinero y medios frente a los que han sido sometidos y se han quedado sin nada…
En cuanto a la ciudad que acogió el congreso, Santiago de Chile, me ha llamado la atención (nos ha llamado la atención a muchos de los que hemos ido, porque hemos coincidido en esa valoración), que los ciudadanos de Santiago tengan la mirada baja y que la sonrisa no se refleje nunca en esos rostros siempre serios.
No puedo olvidar la visita a la Villa Grimaldi, centro de detención y tortura en la primera época de la dictadura pinochetista en los años setenta. Fue en ese lugar donde entendí porqué tanta referencia a la violencia, a las heridas sin cerrar. Los ojos de todos los que estuvimos allí, se llenaron de lágrimas y deseamos, como decía un insigne colega colombiano que participó en la visita, "poder estar solo, para poder llorar a gusto". Fue en esta visita donde entendí la necesidad de que la psicología aborde la realidad, de que se comprometa realmente, de que los psicólogos contribuyamos a que la sociedad evolucione hacia una realidad más justa.
Invertir en investigaciones sobre conceptos siempre repetidos, siempre estudiados desde diferentes puntos de vista, a los que, como mucho, cambiamos el nombre, olvidando el papel que nos corresponde como profesionales que trabajamos con personas y no con conceptos, que debemos priorizar a aquéllos que necesitan ayuda (y eso no va en el sentido de que la caridad empieza por uno mismo, como quieren creer algunos), que debemos seguir siendo críticos como quiero pensar que todos lo fuimos en algún momento, y que ser más acomodaticios no se debe a la edad ni a crecer profesionalmente, sino a la esclerosis intelectual postmoderna que se extiende por el mundo académico y social que nos rodea.
Supongo que no soy el único en estar hasta la coronilla de tanto libro de autoayuda, escrito por aquéllos que buscan éxito, y leído por aquellos que lo envidian, mientras en los lugares de origen de muchos de estos escritores, la situación aún es de color gris, cuando no negra, y hay quien todavía no puede dormir por lo que ha hecho o por lo que le han hecho … algo se debe hacer cuando torturador y torturado se cruzan y evitan la mirada del otro, compartiendo el mismo odio,…
En fín, me gustaría saber que algún día los dos chalets cuyas ventanas dan a un lateral de la Villa Grimaldi, en la urbanización colindante construida a finales de la dictadura, están por fin definitivamente habitados, porque nadie oye ya, tantos años después, los gritos de los torturados…. algo contado por una colega, hija de un desaparecido en la villa, que ejerció para nosotros (y ejerce de continuo) como cicerone, reviviendo como Sísifo, su condena a no olvidar, y a recordarnos que nosotros tampoco debemos olvidar, pues "nada humano nos ha de ser ajeno".
Nosotros, los profesionales de la psicología de aquí tenemos algo que decir, y no podemos mirar para otro sitio (generalmente nuestro ombligo), seguir subiendo el nivel de la música de "acordes psicológicamente profesionales", para no escuchar también aquellos gritos, que aún nos llegan, que se cuelan por televisiones y radios,…
Sabiendo, por otra parte, que aquí, las víctimas del 11 M, todavía no pueden dormir sin pesadillas, subir a un tren, o hablar de aquel horror sin que se le llenen los ojos de lágrimas, después de seis meses, contando con ayuda de colegas (siempre insuficientes),… ¿a dónde vamos con tanto planteamiento trasnochado de reivindicar no se qué, de estar no sé dónde, haciendo qué?… cuando ya hemos llegado y estamos en pie, en medio del futuro, sin hacer apenas,…?
Desde luego, si la psicología que me espera por estas tierras es el modelo neutro que, como escuche más de una vez en el Congreso, está de moda y se refleja en este tipo de eventos profesionales,… yo me bajo del barco.