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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
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Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (7).




CONTESTACIÓN DE V. HERNÁNDEZ ESPINOSA

V. Hernández Espinosa

1 En mi experiencia didáctica, primeramente en la Universidad Autónoma de Barcelona y posteriormente en la Universidad Central, siempre ha habido, por lo menos en el segundo ciclo, un plan de estudios con asignaturas específicas de psicología, reflejo posiblemente de que ya en los orígenes del establecimiento de los estudios universitarios de Psicología se tenía clara conciencia de que, aunque desgajados de la Facultad de Filosofía y Letras, era innegable la especifidad de los mismos como carrera e insoslayable la evolución hacia la creación de una Facultad de Psicología.

Los principales obstáculos al desarrollo de los planes de estudio específicos han sido las naturales resistencias al cambio, las precarias condiciones económicas en que se ha producido, la prevalencia de los intereses políticos sobre los académicos y las circunstancias que se comentan en los puntos 4 y 5.

El balance, si se efectúa en relación a los planes de estudio no específicos, es positivo. Hay que insistir en la necesidad de que los planes tengan un máximo de flexibilidad, cuenten con numerosas asignaturas optativas y sean fruto de un diseño curricular bien meditado.

2 Evidente. La mayor parte de los estudiantes de Psicología se matriculan en esta carrera con vistas a unas salidas profesionales concretas. Así es de esperar en el tipo de Sociedad en que vivimos. Pero, aunque carezco de estadística al respecto, me parece que cada vez son más los estudiantes que se matriculan a sabiendas de que no tendrán esa salida profesional concreta. Muchos maestros, administrativos y amas de casa saben que, después de graduarse en Psicología, seguirán siendo maestros, administrativos y amas de casa. Este fenómeno gravita también sobre nosotros, los profesores, así como sobre la sociedad en general, y contribuye a que contemplemos sin demasiados remordimientos el foso, cada vez más profundo, que separa los estudios universitarios de la práctica profesional.

No quiere decir esto que los actuales estudios no preparen para la práctica profesional. Sería demasiado. Preparan, si; pero mínimamente. Y eso, a mi juicio, es grave. Máxime cuando en algunos medios me parece haber detectado una actitud de desprecio hacia la práctica de la profesión. Es verdad que los estudios universitarios no pueden garantizar una preparación completa para la práctica profesional, pero creo que debieran tener en cuenta no solamente que la teoría se nutre de la práctica, que eso ya se sabe, sino también que una Universidad estatal tiene como principal responsabilidad la de dotar a la sociedad de profesionales capacitados. Y entiéndase que, para mí, el concepto de profesionalidad abarca desde la investigación pura hasta las más recónditas aplicaciones de la práctica.

3 De la respuesta anterior se deduce que el lugar de la práctica en los estudios de Psicología debiera ser fundamental. Y no sólo en mi opinión, pues me parece recordar que incluso el Ministerio considera la carrera de Psicología como una carrera experimental. No obstante, en la práctica se observa una clara tendencia a interpretar restrictivamente el término experimental, con una especie de desprecio hacia la experiencia clínica y empírica. Paralelamente se restringe la categoría de científico al conocimiento experimental y se le niega al conocimiento clínico. Hoy por hoy, el método clínico sigue aportando a la psicología un acerbo imprescindible de conocimientos y me resulta inconcebible la posibilidad de una carrera de psicología divorciada del estudio y aprendizaje del método clínico en su doble vertiente de investigación y aplicación práctica. Sin embargo, en la realidad universitaria actual la reducción de las pocas asignaturas clínicas a un estudio teórico y breve nos ha llevado casi a la consecución práctica de esa "inconcebible posibilidad".

Si la pregunta se refiere más concretamente a en qué lugar de la carrera debe ubicarse la práctica me parece que, en lo concerniente a las asignaturas que imparto (Psicología Dinámica y Técnicas de Psicoterapia) toda la enseñanza debiera estar imbuida en un reconocimiento empírico o clínico. Ya en Psicología Dinámica habría de iniciarse una familiarización del alumno con el método clínico a través de la participación directa en las diversas modalidades de entrevista clínica. Las cuestiones más técnicas, como las implícitas en la asignatura de "Técnicas de Psicoterapia", tendrían su lugar en un tercer ciclo, de índole inminentemente práctica y aplicada, que la Universidad debiera realizar en estrecha colaboración con otras instituciones.

4 Las deficiencias más graves son, a mi juicio, los defectos de infraestructura, con la consiguiente burocratización, rigidez, falta de autonomía, deficiente dotación económica, etc., y la manipulación de la situación universitaria con fines distintos a los que le son propios.

5 El crecimiento rápido en las circunstancias apuntadas anteriormente equivale a crecimiento desordenado que conduce a una situación caótica. Afortunadamente, parece estar deteniéndose. De ser así, cabe la esperanza de que una auténtica democratización en la Universidad permita ir superando los defectos comentados en la respuesta anterior, que hasta ahora han sido un obstáculo insalvable. Dentro del capítulo de las asignaturas más especializadas y refiriéndome a las asignaturas clínicas, creo que la formación de profesores clínicos no es hoy por hoy tarea realizable por la Facultad de Psicología, que debe ir a buscarlos allí donde se han formado, o sea, en las instituciones sanitarias del país, y preocuparse de fomentar al máximo la colaboración con las mismas para que las enseñanzas clínicas sean impartidas por personas que tengan una formación clínica y que no pierdan nunca el contacto con la práctica clínica en su ejercicio profesional, para lo cual es necesario que la Universidad desarrollé fórmulas idóneas.

6 Naturalmente, creo que la preparación básica en las materias fundamentales debe seguirse en la misma Universidad e una formación especializada, también básica, en los diversos campos de trabajo y en las diversas orientaciones teóricas que pueden observarse en los mismos. Esa sería, a grandes rasgos, la finalidad del primer y segundo ciclos, respectivamente, a los que debería añadirse un tercero de carácter mucho más técnico y especializado y en el que la colaboración con otras instituciones habría de ser máxima, facilitando un amplio abanico de especialidades optativas que cubriera las apetencias del alumnado y las necesidades de la Sociedad.

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